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Investigué durante dos semanas sobre el paradero de Kim Taehyung. Como su noticia era bastante conocida, no me tomó mucho tiempo encontrar a sus padres. Todo aquello lo hice con la finalidad de obtener respuestas sobre mis inquietudes. Después de visitar el puente de Mapo, los sueños sobre suicidios se hacían más frecuentes, pero había uno en específico que me hacía sentir inquieto e inseguro.

Aparezco flotando bajo el agua. Siento como si me ahogara, pero, esta vez, el rostro de un niño pequeño me mira desde la superficie. Sus labios pronuncian algo que no puedo escuchar. Parece asustado, arrepentido. Observo mis manos que son pequeñas, no tengo veintiún años. Intento agarrar la mano del niño, algunos años menor que yo. Trató de subir a la superficie con desesperación. Cuando logro asir su pequeño dedo, él desaparece y la escena cambia bruscamente. Ahora estoy en el puente de Mapo, y puedo mirar el cuerpo del adolescente Kim Taehyung cae mientras grita "Jinnie-hyung", intento agarrar su mano, de la misma manera en la que el otro pequeño quiere sacarme del agua, pero nunca lo consigo. Es imposible.

Aquél sueño se repitió cinco veces. Las primeras, era como si todo estuviera borroso, no podía dilucidar las imágenes. A medida que lo soñaba más, todo se volvía más nítido y plausible. La transición de acordes en una canción triste, ese sueño evocaba impotencia. Además, era como si formara parte de una gran laguna mental extraña. Así que, lo primero que hice, fue enseñarle a mamá la imagen de Taehyung. Cuando lo hice, ella no comprendió mucho la situación, me dijo que jamás había visto al muchacho y que no debía alterarme tanto. Luego le dije su nombre.
—Se llama Kim Taehyung— ella guardó silencio por mucho tiempo— Pensé que podríamos ser familia o algo.
—¿Sabes cuántos Kim existen, cariño? Si tu razonamiento es ese, la mitad del vecindario sería tu primo— me alejé. Sabía que no éramos familiares, solamente estaba poniendo a prueba a mi madre. A pesar de que ella negara su existencia, había algo que no me cuadraba con su actitud.
Durante esas dos semanas, me mantenía alerta a todo momento. A veces, sentía como si ciertas sombras adornaran mi entorno, otras, me sentía acompañado a pesar de estar solo. Pequeños cambios en el ambiente que me volvían algo paranoico. Cuando atendía la línea de prevención, sentía que la llamada del 23 de agosto se repetiría, me daba miedo tomar el teléfono y escuchar su voz a través del auricular.

Aquellos sueños, la llamada, el apodo, la pesadez, la actitud de mi madre, las sombras y la presencia de la paranoia, eran demasiadas coincidencias. Entonces fui a visitar a los padre de Taehyung.

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