Problemas en el paraíso

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Hola amados... Iba a esperar hasta enero para publicar el primer capítulo de celestial... pero ya me conocen así que... disfrútenlo

Francisco

- Amor por favor espérame

- ¿Amor Rebecca? Por favor...

Rebecca entro junto a Sara a la casa a prisa y cerré la puerta tras ellas

- Amor, mi vida, por favor déjame hablar si, todo tiene una explicación

- ¿Qué me vas a explicar? Como me viste la cara de idiota durante 9 meses

- Pero Fran

- Dime que quieres de mi Rebecca, de verdad

- Yo... yo...

Bufé un poco exasperado, abrí con fuerza las puertas de mi armario y empecé a sacar mi ropa

- ¡No! - Be corrió a mis pies y me detuvo

- Suéltame... no voy a pasar un solo día más junto a ti

- No Fran por favor no

- Rebecca suéltame

- Fran eres lo único que tenemos Sara y yo

- No Be... ustedes tienen a Dylan, que SI es el padre de TU hija

- Fran por favor

Mire por primera vez los ojos de Be y mi corazón traicionero se encogió dentro de mí, por más enfadado que estuviera, ella tenía razón, ella estaba sola, sola en medio de un mundo nuevo, un mundo al cual por un impulso idiota se había metido a la fuerza

- Suéltame

- No... te vas a ir, no lo voy a permitir

- No me voy a ir Rebecca suéltame ahora

Aunque lo dudó por un instante separo suavemente sus brazos de mi torso, camine hasta el coche de Sara y tomé a la niña que aún dormía, al verla no pude evitar volver a sentirme mal

- Yo sé que ella te ama tanto como yo

- Si, y cuando crezca tú le vas a explicar la confusión de tener dos papás, el real y el de mentiritas

- No Fran... tu siempre has sido el papá de Sara

- Rebecca de verdad si sigues hablando voy a enloquecer

Deje con suavidad a Sara en su cama mientras trataba de pensar en que hacer, no podía creer que esto me pasara a mí, se suponía que esto no les pasaba a los hijos de Dios, y aquí estoy, no podía separarme ahora de Be, ella legalmente era mi esposa, había aprendido más de una vez que el deber de las cosas era que solo te casas una vez en la vida, no tres, no cinco, una, y yo ya había desaprovechado mi oportunidad.

- ¿Quieres algo de comer?

Mire con seriedad a Becca, ahora si quería ser mi esposa, la madre de...

- Sabes que... haz lo que quieras- Dije palmoteando suavemente su espalda

Me odiaba a mí mismo por tratarla como si fuese cualquier persona y no a la que le había jurado amor eterno en un altar, de verdad odiaba estar actuando así, pero todos podían darme la razón ahora, yo tenía todo el derecho a estar de la manera en que me diera la gana, seguía siendo hijo de Dios, pero eso no me impedían estar menos molesto.

Me senté en un pequeño sofá y de repente algo se iluminó en mi cabeza

Caminé decidido y abrí uno de los armarios auxiliares que teníamos y saqué de allí el edredón que Becca me había hecho traer de la casa de los padres de Luna junto a un par de almohadas

- ¿Qué es eso?

- Esta es mi solución, tu no quieres que me vaya y yo no quiero estar junto a ti, así que este te presento nuestro cómodo punto neutro

- Amor, pero... estamos casados cielo... no está bien que duermas fuera de tu cuarto

- Hay muchas cosas que no están bien en nuestro matrimonio, y esta, Becca, es la que menos debería preocuparte

Be se sentó junto a mí, yo prendí el televisor y fingía que veía algo, suavemente vi como acercaba lentamente su mano a la mía, no podía ser como mi padre, no podía humillarla, ahora era mi esposa por más que me doliera.

Tomé su mano entre las mías sintiendo su anillo de bodas, al verla me hizo sentir de nuevo tan herido

- ¿Qué voy a hacer contigo?

Be sin verme a los ojos alzó levemente sus hombros, yo había pretendido desde el primer día que la conocí devolverle un poco de respeto por sí misma, y justo ahora me sentía fatal, tomé su rostro suavemente y la hice verme a los ojos

- ¿Algún día me vas a perdonar? - Dijo Be dejando escapar una lágrima de la comisura de sus ojos, lleve mi pulgar hasta su mejilla para limpiarla con delicadeza

- Espero que si

Ella estiró su rostro al mío y me dio un suave beso, sin soltarla deje que lo hiciera, su abrazo se hizo de repente más fuerte, entonces, Sara se despertó.

Be separó nuestros labios y se fue, ella es mi esposa ahora, pero... eso no quitaba nada, no disminuía lo que había hecho, quizás si no consumaba mi matrimonio podía tener más derecho de separarme... pero ella había sido la única mujer que he tocado... Dios

Tras un momento, escuché como salía de la habitación de la peque y fue a la cocina, me hablaba de un montón de cosas, de sus amigas de la iglesia, de planes, de cosas con Sara, yo analizaba mientras tanto la firmeza del sofá y lo cansado que iba a estar en la mañana.

- Amor ¿me estabas prestando atención?

- No... perdóname

- Te decía que te ves muy tenso

- Pues Be...

- Pero yo puedo relajarte amor

Antes que pudiera pensar tan siquiera en lo que decía sentí como se sentaba sobre mí y volvía a besarme, sus besos eran tan maravillosos, tan dulces, pero a la vez llenos de pasión, sentí como jadeaba ligeramente contra mi boca, pero entonces una de las líneas de su diario pasaron por mi mente

"La verdad, como Dylan me estremece jamás nadie lo ha hecho"

Tomé con firmeza a Be de las caderas y la giré para dejarla sentada nuevamente

- Espérate Be... no puedo con esto

- Pe... pero que pasa

- No puedo Rebecca

- ¿Es por que no estoy linda?

- No es tu aspecto, es tu interior Be

- Dy...

- ¿Qué?

- Fran.... Fran

- ¿Me acabas de llamar como él?

El rostro de terror de Be me aclaró todo, tomé las llaves de la casa y salí

- Fran a dónde vas

- Dónde sea menos contigo... no me esperes despierta

Cerré con fuerza la puerta y salí... no podía creer que se hubiese equivocado, realmente era insólito, tras mucho conducir llegué finalmente a un parque a las afueras de mi ciudad y me quedé allí un buen rato

"Dios mío por favor ayúdame a perdonarla, porque no puedo hacerlo en mis fuerzas Padre, te lo juro que no puedo"

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