🍑JiMinniePoo cocinerito

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Los labios de YoonGi interrumpieron su monólogo cuando atraparon a los suyos callándole al instante. Lo había extrañado enserio mucho, y aunque tan sólo habían sido unas horas las que no habían estado juntos, eso era suficiente para que ambos extrañaran la sensación el contacto con el otro, sus labios adictivos, su aroma, la sensación de piel contra piel. Las pequeñas manos de JiMin sujetaron las mejillas del mayor con fuerza, como si de esta manera le estuviera advirtiendo que tenía terminantemente prohibido alejarse –no era como si ese PinkyPoo Hyung quisiera alejarse, pero prefería asegurarse bien-, mientras que las de YoonGi viajaron a la estrecha cintura del menor, elevándolo un par de centímetros en el aire para así sentarlo cómodamente en la encimera de la cocina, de esta forma, JiMin quedaba un poco, tan sólo un poco por sobre su altura, pero lo suficiente como para darle completo acceso a su boca y le permitiera disfrutar por completo de sus labios.

Cuando se separaron respiraban con un poco de dificultad, pero eso no evitó que una docena de pequeños besitos apretados llenaran el rostro del menor, llenando el aire de sus melodiosas risas.

Una vez satisfechos por el contacto, se miraron a los ojos, sonrientes, alegres, sintiéndose completos por estar en compañía del contrario luego de un largo día de tareas que parecían nunca acabar.

— ¿Pasa algo, PinkyPoo? —Preguntó el menor con voz de niño pequeño cuando el contacto visual comenzó a hacerse inusualmente extenso.

—Park JiMin —Le llamó el mayor con voz solemne, apartando sus manos de la cintura del moreno para en vez de eso, apoyarlas en el borde de la encimera.

— ¿Sí? —Preguntó JiMin ladeando la cabeza hacia un costado con curiosidad.

—JiMinnie —Repitió el pelinegro sonriendo de lado, de esa manera en la que JiMin sabía que tramaba algo.

— ¿Sí-í? —Canturreó lindamente correspondiendo la sonrisa que su PinkyPoo Hyung le otorgaba.

—No vayas a ningún lado —Pidió el mayor entrelazando vagamente sus dedos— Quédate conmigo —Finalizó.

JiMin tragó saliva nervioso, ¿Acaso había ocurrido algo? No era común que su Hyung dijera ese tipo de cosas si nada malo había pasado— ¿Pasa algo? —Cuestionó mordisqueando su abultado labio interior a la vez que jugueteaba con los pulgares del mayor.

—Prométeme que siempre vas a estar conmigo sin importar qué —Exigió esta vez YoonGi acercando su rostro al de JiMin, tanto, que sus narices estaban casi rozándose.

El menor hizo un puchero entre enternecido y preocupado y asintió compungido— Okey, PinkyPoo, lo prometo —Accedió formando en sus labios una temblorosa sonrisa con la que intentaba mantener la compostura. Besó la frente de YoonGi apretadamente y volvió a asentir como si le estuviera confirmando que así sería al 100%

—Bueno, verás... —Comenzó el mayor alejando su rostro un par de centímetros del de JiMin.

— ¿Qué pasa? —Volvió a cuestionar el menor frunciendo el ceño con inconformidad. PinkyPoo estaba dando muchos rodeos y eso no le gustaba para nada, no.

—Pues, Minnie, sucede que, uh, me ofrecieron cumplir turnos extras en la biblioteca el mes que viene —Explicó bajo la atenta mirada del menor— Y pienso aceptar —El ceño del menor se frunció más todavía y YoonGi vislumbró la mueca de inconformidad en su rostro— Es sólo una hora y media, pero van a pagarme bastante bien —Explicó intentando convencerle.

—Estamos bien de esta forma —Rebatió JiMin apartando la mirada de los ojos de YoonGi como un niño mimado que estaba a punto de hacer un berrinche. Y es que enserio estaban bien justo en esos momentos, no les sobraba el dinero, pero no había nada que les faltara, y de esa manera, el menor no podía comprender por qué YoonGi quería trabajar aún más horas de las que ya lo hacía, ¿por qué le gustaba tanto sobre esforzarse?— No quiero que te sobre esfuerces, PinkyPoo —Expuso transparentemente.

JiMinniePoo ❀ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora