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POV Sebas
Después de la pequeña confesión, maneje tranquilo hacia la ciudad con las indicaciones de Roberta, al parecer su hermana hacia deportes extremos en su escuela, era un experta en combate aunque era bastante mandona, y a la única que obedecía era a ella.
No me aseguro que me tratara bien a primera instancia pero una de las cosas que más quieres es pertenecer a una buena manada.

Llegamos, la escuela se veía normal, aunque lo que sobresalía era un gran coliseo. Ella me guiaba a su interior mientras yo observaba todo, aunque a veces miraba hacia abajo y sin querer, lo digo enserio, miraba su tracero.
*Vamos Jareth, no pienses en eso..., no pienses en eso...- me estaba tratando de convencer a mí mismo cuando ella dejó de caminar y una pequeña corría hacia sus brazos.
Esperen un momento, no era la niñita que me dijo raro? Ella se descolgó de su hermana y me saludo natural.

-Hola chico raro- al parecer no me iba a dejar fácil
- Lili!- la reprendió- esperen se conocen?-Roberta nos miraba con el ceño fruncido, jajaja que tierna se ve así.
- si- respondemos los dos- un día estaba en una cafetería- continué-y ella me dijo que era un chico raro.
-Y me falto decir que se veía horrible- me hecho una ojeada- aunque sigue igualito- termino con una mueca de desagrada dramática, no sé si reírme o estar indignado.
- Lili! Ya es suficiente- Roberta la reprendió con una mirada dura, como la mirada de una madre a sus hijos traviesos, aunque estaba enojada.
- Tranquila Roberta, tu hermana me cae bien- trate de calmarla- verdad piojosa? - pregunte hacia Lily la cual solo se rió- tushe chico raro- respondió Lily.

Después de esto Roberta siguió enfadada con su hermana, pero la calmé al invitarlas a unos helados que eran mis favoritos.
Un dato interesante, a Roberta le gusta el helado de chicle mientras que a Lily ron con pasas, Roberta pide con grageas y su hermana no, creo que los papeles se invirtieron.

-Bueno chicas, les tengo una proposición- miraba a las dos con una sonrisa- les gustaría venir a mi manada permanentemente?- mis oídos explotaron, no exagero.
Lily gritó de lo emoción tan fuerte que toda la heladería nos regresos a ver, después saltó la mesa y se abalanzó a abrazarme, sinceramente no sabía como tomar su actitud, al fin se porto como una niña normal.

-sii! Sii! Sii!!!- parecía que iba a llorar de la felicidad -Gracias Sebastian, te prometo que no e voy a decir nunca mas chico raro- lo ultimo me dio ternura, mientras regresaba a ver a Roberta que estaba con una sonrisa gigante y lágrimas en sus cachetes.

- no tienes que agradecer, desde ahora ustedes van a ser mi prioridad, de acuerdo? Y créanme que las voy a cuidar, hasta incluso demasiado- era verdad, desde ahora Lily era como mi hermana y Roberta mi amor eterno.

El resto de la tarde se nos fue con risas y bromas, incluso antes de darle la noticia a las dos, había hecho llamadas para programar toda la construcción y quedamos que en una semana iba a estar todo listo, hasta incluso podían hablar con Lily y sus gustos decorativos.
Ahora estaba con las dos señoritas llevándolas a su apartamento, después de haber pasado por una segunda heladería por petición de Lily que me aseguro que sus helados iban a darles una paliza a los míos, lo dudo. Ahora me había servido el tarro de helado con una cuchara.

- y bien lo vas a comer o no?- pregunto Lily mientras alzaba una ceja.
- me has desafiado, acepto tu reto- cogi la cuchara con helado de menta y chocolate, mi favorito y me lo lleve a la boca. Por Dios!!! Que sabrosura de helado!!, esperen hay que disimular, puse cara crítica, aunque de seguro me iba a llevar ese helado.
-tiene un sabor rico, pero no, disculpa si te desilusione- regrese a ver a Lily y teñí una mirada calculadora, no yo puedo hacer esa cara, y todos está mientras Roberta se pasará a en el apartamento mientras comía palomitas

-bueno más para mi- y sin más cogio el helado y me saco del apartamento.
- no es justo!!, quiero estar un rato más con Roberta!- estaba tocando la puerta insistentemente- no le di los besos de...- y me quede quieto porque Roberta abría la puerta y me dio un beso tierno, para después cerrarla, otra tramposa...

-buenas nochesz amor- y así se despidió mientras sus ganas de evitar reír se fueron a la fregada. Podía escuchar sus carcajadas mientras bajaba los pisos.

Mi lobito celosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora