23.

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—Sacá la basura Abril. —me dijo Lourdes, yo asentí y me fui a cambiar la ropa de trabajo para salir. Estaba ansiosa por irme porque lo iba a ver a Gian y aparte las cosas en mi vida empezaban a cambiar, no sólo con él, también con Ema e íbamos a intentar hacerlo con Ana también.

Gian me mandó un mensaje preguntándome si podíamos vernos en mi casa y aunque le comenté las posibilidades de encontrarse a Ema, me dijo que necesitaba un favor en mi casa, por lo que traté de apresurarme a llegar y me alivié cuando me crucé con Ema en la puerta a punto de irse.

—Ana está durmiendo. —me dijo al saludarme. —anoche vino igual.

—Qué mal.

—Sí, cuando venga hablamos, me tengo que ir, nos vemos más tarde. —besó mi mejilla y se fue rápido sin cerrar la puerta, la cerré por ella y subí al departamento para asegurarme de que Ana siguiera durmiendo, toda desarreglada y despatarrada. El timbre me hizo sobresaltar por lo que cerré la puerta y fui a la entrada.

—Hola. —le dije y Gian entró dándome un corto beso en los labios. — ¿Qué pasa?

—Hola, necesito que me prestes tu computadora, ¿puede ser?

—Sí, ¿pero estas bien? —le pregunté dudosa por su actitud, asintió y aunque no le creí lo seguí hasta mi cuarto donde se sentó en la cama con la notebook en las piernas.

—Mierda.

— ¿Qué?—pregunté preocupada, estaba algo pálido y leía atento algo en la pantalla, me senté detrás de él y apoyé mi mentón en su hombro para leer también en el portal periodístico, exactamente en la sección policial.

Matan al policía que los ayudó

No entendía nada y aunque leí el artículo, seguí sin comprender. Éste decía que dentro de la cárcel había un grupo de traficantes que estaba siendo ayudado por el hombre, cuando no le sirvió más lo mataron mismo ahí dentro.

—Tengo que ir.

—No entiendo nada, ¿qué es esto?

—Lo mató mi mamá. —musitó y yo me quedé estática, en silencio por unos segundos hasta que volvió a hablar. —este hombre hizo mucho por mí cuando me llevaron a un orfanato, y la muy hija de puta lo mató...Su mujer me cuidó mientras mis abuelos hacían los trámites para ser mis tutores legales y sacarle la tenencia a ella, sus hijos son mis amigos. —me contó sin dejar de mirar la pantalla, tenía el corazón en la boca y no sabía qué decir, me asustaba un poco entender.

Tanta información era difícil de componer con la que ya tenía, pero lo que sabía hasta ahora era que su papá murió en un asesinato, su mamá estaba en la cárcel por narcotráfico, y que su abuela quería que la sacara ya que tenía el poder de decisión por alguna extraña razón, sin embargo ella acababa de matar a alguien que lo ayudó, eso significaba que él estaba en deuda con esa familia y ella debía seguir en la cárcel.

Respiré hondo intentando esquivar mis pensamientos de su escalofriante historia y lo miré.

— ¿Qué querés hacer?

—No lo sé, tengo que ir pero no creo que me perdonen.

—Vos no tenés nada que ver, que tu mamá sea una...

—Mierda, sí. —asintió, no dije nada y nos quedamos en silencio unos segundos hasta que cerró la notebook y se relajó apoyándose sobre mí. —Voy a ir.

— ¿Dónde es?

—Cerca, ahora voy a llamar a mi abogado y me voy a ir.

— ¿Puedo ir con vos?—pregunté y lo abracé desde atrás escondiendo mi cara en su cuello. —no quiero dejarte solo.

— ¿Querés ir?

—Sí, ¿puedo?

—Sí, gracias. —dijo y se giró para mirarme y acariciar mi mejilla. —perdón por no ir hoy, puedo recompensarte más tarde.

—No hay problema, ¿estás bien? —le pregunté y asintió acercándose a darme unos pequeños besos para después levantarse.

—Te paso a buscar en media hora.

Se fue y yo me quedé acostada en mi cama, lo notaba un poco tenso y era de esperar que estuviese en shock, que alguien de su familia y mucho más su mamá matara a sangre fría alguien que lo había ayudado cuando ella no estuvo, debía ser difícil, por lo que el resentimiento que Gian tenía se hacía cada vez más fuerte y eso no era tan sano para él, no si esa mujer seguía haciendo cosas malas.

Aprendiendo a Quedarse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora