Park Jimin

2.2K 123 4
                                    

8; Park Jimin
Haneul

─Tú estás loco─ le solté bien fuerte cuando por fin llegamos al lugar y, efectivamente, no había nadie─ Si eso es arreglar las cosas permíteme ponerlo en duda. ¿Cómo se supone que el hecho de decirle a la gente que vamos a salir en una cita arreglaría las cosas? ¡Lo acabas de empeorar!─ mi voz era clara y en cada palabra subía un tono. De seguro que mi cara estaba roja como un tomate de la furia que sentía.

─Relájate Haneul, no creo que lo haya empeorado─ respondió mientras subía los hombros.

¿Empeorado? Se nota que no conoce a las golfas que hay en el recinto... Si supieran de lo que son capaces no habría dicho esas palabras a grito pelado delante de todo el mundo, eso lo tengo claro.

─Mira, no sé cómo harías las cosas en tu antiguo colegio pero aquí es muy diferente. No puedes ir diciendo que saldremos en una cita cuando ni es verdad y mucho menos si es conmigo.─

─¿Qué tiene de malo en salir contigo? Creo que eres la única chica decente de por aquí que no es una golfa y va un día con uno y otro día con otro─

─Ciertamente no soy así porque...─«Así era mi hermana a mi edad»─ Da igual. ¿Me estás diciendo que quieres salir conmigo porque no me abro tan rápido de piernas a diferencia de las demás? Eso me ha pillado de sorpresa. ─ No le dió tiempo a responder cuando divisé a Inna llegar entre las sombras.

-Hola, chicos, eh... -Inna se mostraba lo suficientemente violenta como para que nos bastara a los tres-. Haneul te llevo buscando media hora. Será mejor que pases adentro. Min no se encuentra muy bien. ─ «¡Min!». Era una amiga horrible. Me había olvidado por completo de Min. Seguí a Inna para adentro seguida por el 'nuevo' a pocos pasos detrás de mí. Nos condujo a un cuarto de baño en la segunda planta, donde Min se hallaba tumbada en el suelo alicatado, con un tono verdoso en el semblante. Me agaché junto a ella y le retiré el pelo de la cara.

─¿Estás mejor?─pude decirle sin apartar la vista a los restos de comida que había soltado. Si los sigo mirando, la siguiente en estar ahí seré yo y con una vez en la noche es más que suficiente.

─He estado en mejores condiciones, pero sí. Ahora sí.─ esbozó una media sonrisa y yo, gracias a ese gesto me relajé un poco.

-Espera -el nuevo entró, enjuagó su vaso y lo llenó de agua-. Primero va a necesitar esto.

─ Gracias─cogí el vaso y casi tuve que obligar a Min a que se lo tomara. Repetimos esa acción un par de veces más y por fin parecía que su piel volvía a su tono normal. «Tengo que preguntarle por lo menos su nombre» de pronto pensé e inmediatamente eché para atrás esas palabras. No tenía ningún motivo para saber su nombre. No quería saber su nombre.

─Mejor será que me la lleve a la residencia. No creo que aguante mucho más estar aquí con tanto alboroto─ en verdad era yo la que quería salir de allí cuanto antes.

Inna me ayudó a cargar a Min que casi no se podía ni poner de pie. ─ Que sepas que no te volveré a dejar que bebas de esa manera de nuevo─ le dije en un tono neutro pero ella sabía que lo decía en serio y cabreada. Asintió a modo de respuesta.

Bajamos las escaleras con dificultad y llegamos a la entrada. Cuando estábamos a punto de atravesarla, un Mark preocupado se cruzó y paró en seco enfrente de nosotras. Pude ver en su mirada que estaba muy preocupado y algo así como avergonzado por lo ocurrido con Min. No hacían falta palabras, pude comprender lo que me quería preguntar cuando desvió su vista a mi.

─Estate tranquilo, solo ha vomitado. Mañana estará bien pero, si sigues preocupado por ella te puedes pasar por nuestra habitación─ asintió con la cabeza mientras se acercaba a Min y le depositaba un tierno beso en la frente.

─Descansa, ¿vale?. Mañana te iré a ver y te llevaré esas galletas que te gustan tanto─

─Vale─ respondió Min con dificultad mientras mantenía su mirada al suelo.

─Bueno, nos vamos. Entonces mañana nos vemos...─ no dejé que respondieran cuando le di un toque con la mirada a Inna y nos dirigimos al coche que había traído Min. Por suerte, Inna no había bebido casi y podía conducir hasta la residencia.

─¡Espera!─ escuche decir a mi espalda. Mira que era pesado e insistente este chico.

─¿Que quieres...?─ respondí sin voltear a verlo

─Al final...¿Que hay de lo de la cita?─ preguntó él algo..¿Tímido? y pude ver por el rabillo del ojo la impresión que le dio esas palabras a Inna.

─Nunca dije que iría contigo a ninguna parte y mucho menos que se tratara de una cita.─ contesté secamente mientras le abrochaba el cinturón a Min.

Inna se acercó a mi y me dió un leve codazo. La entendí a la primera y no sabía por qué.... No somos tan cercanas para eso.

Suspiré y volteé a verlo por primera vez desde que estábamos fuera. Tenía la cabeza agachada y miraba al suelo mientras jugaba con su pie a dar círculos en el frío suelo de cemento─Gracias─ comenté casi en un susurro desviando mi mirada de él por vergüenza. Vi un leve brillo en sus ojos y sonreía de oreja a oreja. ─Gracias por ayudarme con Min hace un rato. De verdad que te lo agradezco─

─No hay de qué, era lo mínimo que podía hacer.─ su sonrisa no tenía intención de apagarse por lo visto. Ya iba a irme y entonces la misma pregunta recorrió mi mente.

─¿Cómo te llamas?─ pregunté y rápidamente sentí que mis mejillas ardían.

Tonta, tonta. Si sabes su nombre eso te hace más cercana a él y es lo que menos quiero. ¿O no?

─Jimin. Park Jimin─ respondió él tendiendo la mano y poníendola entre ambos.

─Kim Haneul─ le estreché la mano y él me la apretó demasiado fuerte. Parecía que no tenía la intención de que se separaran ambas manos.

─Lo sé─ Ahora sí que me dió verguenza toda esta situación.

─ Bueno, he... Me tengo que ir─ le solté la mano casi con pesar y corrí hacia el coche donde Inna ya estaba sentada en el asiento del conductor mirándolos con una sonrisa de oreja a oreja. «¿Y a esta que le pasa?»

─Te paso a buscar el viernes a las 9 Little Sky─ oí a lo lejos y miré sorprendida a Jimin mientras, como no, mantenía su sonrisa y agitaba la mano de lado a lado. Yo me quedé boquiabierta y el coche arrancó sin darme tiempo a que le pudiera responder.

¿Cómo diablos sabía él ese apodo que tenía?

𝖣𝗎𝗅𝖼𝖾 𝖲𝗎𝖾𝗇̃𝗈; 𝖠𝗆𝖺𝗋𝗀𝖺 𝖱𝖾𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽 © 𝐩. 𝐣𝐢𝐦𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora