— De acuerdo. — bufó— Usaste mi cuerpo a tu antojo y ahora me desechas. — bromeó tocando su cuerpo de manera chistosa.

— Acostúmbrate porque lo haré seguido. — le dije y eso bastó para tenerlo pegado a mi reclamando mis labios.

— ¿Puede ser ahora?

— ¿Qué? Hoseok ve a la sala. — le ordené cuando cortamos el beso.

— ¿Por favor?

— ¿Acaso no te cansas?

— No, anda, di que sí. — pidió como un niño.

— Mamá y Tao están a punto de llegar.

— Puedo ser rápido, lo sabes. — dijo levantando ambas cejas, yo me sonrojé ante sus palabras y desvié mi mirada.

— No, no y no. —él bufo con pesadez.

— Aburrida.

— ¿Cómo me dijiste?

— Te dije aburrida. — dijo como si nada.

— ¿Ah, sí? Pues lamento no ser tan divertida como las chicas con las que te acuestas. — lo acusé, él me miró incrédulo.

— Aquí vamos de nuevo.

— Si, porque tú me haces enojar.

— Solo fue una broma. — dijo serio— Te extrañé, me extrañaste, ¿podemos estar bien?

— Tienes razón, soy una tonta.

— Si, eres una tonta por no aprovechar al hombre que tienes delante. — bromeó nuevamente, meneándose antes de salir de la cocina.

Un rato después de unos cuantos besos y abrazos al fin cenamos, Hoseok estaba tan cariñoso que no me entraba la felicidad en el cuerpo, por otro lado me sentía extraña, todo estaba tan bien que me daba miedo que se esfumara con alguna cosa que él pudiera decirme.

— _____ necesito hablar, ya no puedo esperar más.

— De acuerdo, habla, te escucho.

— Necesito decirte todo lo que siento, creo que si no lo hago podría explotar en cualquier momento. — rió— Quiero hablarte de cómo me sentí desde el principio, porque fui demasiado cabeza dura como para decírtelo en su momento.

— Adelante, dilo. — lo animé.

— Cuando te vi la primera vez supe que serias un problema para mí, es decir, yo no quería enamorarme de nadie, no estaba en mis planes. Sin embargo ese día en el que nos sentamos juntos por primera vez supe que estaba perdido. Desde el principio fuiste la única persona que se interesó por saber cómo me sentía, que se preocupó por mí, eras la única persona verdadera que tenía a mi lado, así que no quería dejarte ir más allá.

— ¿Por eso eras tan malhumorado? — él rió.

— ¿Lo era?

— Eras insoportable, pero supongo que me gustabas de todas formas.

— Intenté alejarte de todas las maneras posibles, al principio lo hacía por mí, no quería atarme a nadie, pero luego descubrí que lo hacía por ti, porque tu no mereces estar con alguien como yo.

— No digas eso...

— Shhh, déjame continuar. — pidió divertido.

— De acuerdo. — bufé.

— Luego me volví egoísta, quería tenerte, te quería para mí. Me admití a mi mismo que te quería, que sentía cosas que nunca antes había sentido y entonces creí que estaba bien arriesgarme, que todo saldría bien, porque ¿sabes?, eso es lo que cree la gente cuando intenta algo nuevo, se siente una gran emoción y la sensación de que nadie puede detenerte, de que nada podría salir mal, pero no es así.

Me odiaba a mi mismo cada vez que veía tu cara, cuando llorabas o me reclamabas por estar con otras chicas, sentía que estaba jugando con tu inocencia, me sentía como un bastardo, de hecho lo fui, porque según yo era lo mejor que podía hacer.

Quería mantenerte a mi lado como una amiga, para poder protegerte y hacerte sentir tan bien como tú me hiciste sentir a mí, pero no pude, mis sentimientos hacia ti eran más grandes que todo eso.

— Hoseok yo...

— Shhh. — me calló poniendo dos de sus dedos sobre mi boca— Aun recuerdo aquella vez en tu casa cuando jugábamos con Tao, estaba tan malditamente descontrolado por ti que casi te beso en ese momento, lo hubiera hecho si él no hubiese estado ahí. Y déjame decirte que esa no fue la única vez que lo pensé.

Lo pensaba cada vez que hablábamos en el aula, cada noche cuando salía de mi trabajo me imaginaba como sería mi día si tú estuvieras esperándome con un beso al llegar, me sentía perdido sin ti, lo pensé tanto, hasta que al final decidí que no podía pelear contra eso, porque el hecho de que tú te sintieras como yo era lo que no me dejaba pensar claramente, sabía que me corresponderías así que te besé, pero quiero confesarte algo.

— ¿Qué cosa?

— Esa no fue la primera vez.

— Espera, ¿qué?

— ¿Recuerdas cuando tomaste de más y dormiste en mi casa?

— Claro, bueno, algo recuerdo. — ambos reímos.

— Te veías tan jodidamente linda mientras dormías, así que no me resistí y te di un beso, no fue como los otros, claro, solo fue un pequeño beso inocente, pero creí que tenías derecho a saberlo.

— ¿Hasta ahora me lo dices?

— Lo siento, no me animé a hacerlo antes.

— ¿Ya puedo hablar yo?

— No, quiero que antes escuches lo que tengo para decirte. — respondió totalmente serio, y en ese instante sentí que el corazón se me salía del pecho.

Gracias por leer, si comentan y votan mucho la seguire muy muy pronto :)

Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Where stories live. Discover now