26- Debajo del escenario

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En el fondo de la "habitación" habían varias personas sentadas. Entre ellas reconocí a ni más ni menos que mi hermana pequeña. Mi hermana pequeña. Naia. Ahogué un grito y sin pensarlo corrí hacia ella y la abracé con mis fuerzas. Noté unas lágrimas bajarme por mis mejillas. Oí como Naia murmuró algo antes de sollozar.

Pequeño salto de tiempo~

Estábamos todos sentados en un círculo alrededor de un agujero en el suelo. Lucía sacó unos palos de un rincón de la "habitación" y los metió en el agujero. Acto seguido, acercó el mechero y lo encendió. Los palos fueron cogiendo llama. Después cogió un pote de metal (o algo similar) y lo puso encima. De una garrafa vertió un poco de agua sucia dentro.

Después simplemente nos limitamos a mirar la cazuela. Naia estaba sentada sobre mí regazo, abrazándome. Yo le iba acariciando un poco la cabeza.
Naia también tenía la mano vendada, pero en vez de mano era más bien un bulto sobre la muñeca. Al verlo antes, con otros comprendí que la pequeña mano que ví en el piso principal era posiblemente suya... Aunque me lo negaron.

La mujer que se sentaba a mi lado debía de estar en sus cuarenta. Pero era difícil de saber por culpa de que estaba llena de quemaduras. Le faltaba un ojo, ya que se veía marcada la cuenca del ojo por debajo del párpado. El iris y la pupila del otro ojo eran grises, así que era ciega. Su respiración era bastante rugosa.

A mí otro lado estaba sentada Lucía. Antes no me había dado cuenta de estaba muy flaca, hasta los huesos. Lo mismo le pasaba a los demás. Las mandíbulas marcadas, caras sucias y alguna herida mayor. Se notaba que nada iba bien. Bajé la mirada. La mayoría de mis heridas de hace tres semanas ya estaban curadas, y podía moverme con normalidad.

Delante mío había un chico de unos veinte años. Durante este rato no había hablado, pero Lucía me susurró que se le habían estropeado las cuerdas vocales por el aire contaminado.

El agua empezó a burbujear. Lucía cogió una especie de patata sucia y la tiró dentro.

-Ya no hay productos frescos, esto es lod último que quedaba. Pero es una ocasión especial así que aprovechemos.

Después de un rato indefinido, levantó la "olla" con la patata e intentó apagar el fuego con un trapo.
Sacó la patata y la partió en cuatro trozos, sin coger uno ella.

-No te preocupes por mí -dijo rápidamente al ver que abrí la boca para decir algo- a este paso igual no me queda mucho.

Confusa iba a preguntar, pero mi hermana pequeña me interrumpió:

-Quiero la patata -dijo en voz baja-

Volví a mirar a Lucía pero no pude formular la pregunta que quería, por miedo a la respuesta. Maldiciendo mi cobardía, acabé diciendo:

-¿Y como empezó todo esto?

El chico de delante me miró con incredulidad y después le hizo unas señas a Lucía. Está lo observo y acto seguido hablo:

-Bueno, Klaus dice que lo que recuerda es que de repente empezó a aparecer un humo gris sobre los edificios, seguido de una lluvia ácida. --supuse que Klaus era el nombre del muchacho, quién iba gesticulando, como la lengua de signos- esa lluvia era muy corrosiva y quemaba la piel. Después hubo una gran explosión a lo lejos. Pero que no parecía una bomba o otro tipo de explosión como las de las películas. Simplemente un gran resplandor de tus rojiza y muchísimo viento. Tiró edificios, arrancó árboles de cuajo. Las víctimas eran incontables. Tan solo una hora más tarde empezaron los ataques.

Klaus dejó de gesticular. Lo miré y pregunté:

-¿Los ataques?

Él bufó y rodó los ojos, sin contestar. Lucía también suspiró, y hablo otra vez.

-No se donde has estado para no enterarte la verdad. Bueno, los ataques han sido muy confusos pero... Eran como sombras, gente sombra, sabes? Terribles... Básicamente asesinos. Aún no sabemos porque atacan. Siempre es parecido. Llegan, matan, se van. A veces anuncian algo, por ejemplo que tenemos que encontrar a alguien, o que su líder desea hablar con alguien. Esa gente nunca vuelve. Ni ellos ni quién entrega a la persona en cuestión.

Salto de tiempo hasta la hora de dormir.

Alicia estaba acostada en el suelo, cubierta únicamente por su chaqueta. A su lado estaba Naia, ya dormida. Detrás de ellas los demás seguían hablando, pero bastante bajo, así que Alicia solo oía fragmentos de la conversación.

-Ya se que te llevas bien con la joven pero hay que parar está monstruosidad Lucía -dijo una voz nueva, seguramente la de la señora-

-Pero Mariona no podemos simplemente ir y... Bueno, ya sabes...

Hubo una pausa.

-Si, yo estoy de acuerdo con Klaus. --dijo Marta- Lucía, deberíamos de ir mañana.

-Agh de acuerdo... Pero si alguien pregunta, yo nunca estuve en el momento de esta decisión -dijo Lucía, algo irritada-

-Que si que si mujer, los cargos los llevo yo si algo.

Entonces Alicia notó un fuerte golpe en la cabeza, y acto seguido no oyó nada más.

~Agh dios siento no publicar a menudo y siempre dejar todo con la intriga, no tengo excusa la verdad. Tengo planes de acabar este libro pronto, y después editaré la mayoría del principio, ya que el estilo es diferente y algunas cosas no acaban de cuadrar. Bueno, pasad un buen rato deww~

Alicia Y La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora