Capítulo 8: Llanto y miedo

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|Zack Hemsey - "Graven Image"|

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MELANIE

Hacía mucho frío, abrí los ojos en cuanto sentí la helada escarcha cubrir parte de mi cuerpo. Me senté de golpe, abrazando mi organismo por un instinto eminente. Un bosque blanco se visualizó en mi campo de visión, y un escalofrío me cubrió con fuerza. Un par de gritos entraron por mis tímpanos, me sobresalté con fuerza, comenzando a correr sin razón; el susto fue tanto que, me puse a llorar, al no saber qué es lo que ocurría. Chillé y una oleada de calor entró en mi sistema cuando escuché la voz de Beth:

—Melanie —dijo, pero no la veía—, Melanie —repitió y cerré los ojos con fuerza.

Cuando los volví abrir, me percaté que estaba atrapada en una especie de pesadilla, pues Beth estaba a mi lado, mirándome en pánico. Vi el lugar, estaba en la cabaña.

—Estabas llorando, me has asustado —mencionó con el ceño fruncido.

—Tuve un sueño extraño —confesé sin un poco de importancia, dude que le importase qué es lo que soñé.

Pasé saliva con un nudo en la garganta. En realidad, no era un sueño tenebroso, pero sin razón la sensación de estar en él, me daba demasiada nostalgia y miedo irracional.

—Levántate, debemos ir al trabajo —Fue su contestación, la cual no me extraño ni un poco. Ella no solía ser realmente interesada en los sentimientos de los demás.

Asentí, poniendo los pies sobre el suelo de madera que rechinó con mi diminuto peso.

—Muero de hambre, mi última comida fue ayer por la mañana —me dijo con diversión, aunque no la tenía. Su estómago hizo ruido.

—Quizá sirvan algo bueno hoy en el trabajo —comenté, pero sin realmente darle importancia al asunto, me sentía peor de lo que creía, ya que cuando me puse completamente de pie, me sentí mareada.

Cerré los ojos en pausas, tratando de nivelar la presión de alguna forma.

—Luces pálida, necesitas algo dulce —Me aseguró, tomando mi hombro con fuerza. Me estiró una goma de mascar que metí en mi boca de inmediato.

Comenzamos a descender, y no había nadie en la sala principal.

—Todos se han ido, al parecer ya vamos tarde —dije con media preocupación.

Beth me tomó de la mano y juntas salimos para poder ir al trabajo, y sin siquiera mojarnos un poco la cara.

Cuando tomé asiento en mi lugar, el bosque helado apareció de nuevo en mi mente. ¿Quién gritaba tan amargamente? Me pregunté. Un escalofrío me recorrió de nuevo solo de recordar el horror de aquel lamento.

Mi estómago gruñó está vez.

—¿Puedo ir al baño? —Grité cuando levanté mi mano.

Un guardia asintió y salí corriendo, con ganas de tirar la bilis; tosí dos veces y me mareé.

Siete fases de la muerte |Libro 1, 2, 3 Y 4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora