-Me voy, considera ese té como muestra de que has sido la única persona que me ha logrado engañar en la vida.—Levanto su mano en señal para despedirse.

-¡Espera!—Lo detuvo- ¿A quien tuve el gusto de engañar?—Y es que necesitaba saber su nombre, no era una persona ciega y claramente podía apreciar que tenía un adonis frente a el. Si, era un chico gay.

-Dime Levi.

-Muy bien, 'Levi', mi nombre es eren y espero verte por aquí otro día.

Y así fue, a veces se veían y saludaban en las mañanas o cuando levi pasaba por la tarde cuando eren hacía su turno de mesero. Eren se había llevado varias bromas, tales como "Que bien te queda ese uniforme" o que rivaille le hiciera su trabajó demasiado difícil "Quiero un latte de vainilla con cien ml de leche de soya, trescientos ml de leche deslactosada, dos shots de cafeína, media cucharada de azúcar de caña, media cucharada de azúcar morena y espuma por arriba".

Y eren tampoco se quedaba atrás, llevándole su pedido con un pene dibujado en la espuma o aunque tuviera que trabajar doble, sustituyendo el azúcar por sal solo para ver la mueca de asco que hacía el pelinegro.

Entre bromas y pláticas, un extraño sentimiento se formaba en los dos y la culpa también venia incluida, por que mientras uno pensaba que su amor no seria correspondido por el hecho de que levi era un hombre demasiado serio y muy guapo y que el era poca cosa para el. Es que ¡joder! Rivaille podía tener a quien quisiera con el solo con una de sus penetrantes miradas. El otro no podía sentirse peor por desear a un mocoso casi diez años menor que el ¡eso era pedófila! Y lo que le hacia sentir aun mas miserable es que ni siquiera le importaba.

Y fue así que un día en que eren llegó tarde al trabajó por que tuvo una competencia de volleyball en la escuela y todavía tenía puesto su short, que casualmente ahí estaba levi que no podía despegar sus ojos de ese redondo trasero ni de esas largas piernas. Eren sentía esa insistente mirada sobre el y no podía sentirse mas complacido mientras mordía su labio.

Con todo el deseo a flor de piel, el castaño salió dedicándole una mirada a rivaille. Y en la parte trasera del edificio fue finalmente que el pelinegro perdió todo el autocontrol aventando a eren contra la pared para besarlo de manera animal mientras lo levantaba y sus manos tocaban de manera grosera ese precioso culo.

Así empezando esa exquisita relación.

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Dos semanas habían transcurrido desde el divorció y difícil se quedaba corto en como eren las había sentido, por que todavía lo extrañaba, por que todavía dolía. Se levantaba con una sonrisa para atender a su hijo y en la noche las lágrimas se hacían presentes.

Se estaba cansando de llorar, se estaba cansando de sufrir y estaba decidido a avanzar.

Eran las 7:50 a.m y levi todavía no aparecía para llevar a dani a la escuela que entraba a las 8:00 al igual que el. Un timbrazo, dos timbrazos, cinco timbrazos y finalmente mandaba a buzón. Rivaille no contestaba el teléfono.

Eren estaba rojo de la cólera.

-Papi, voy a llegar muy tardé, papá es un lento—Dijo el niño con sus brazitos cruzados y aunque eren estuviera muy enojado, no quería que el niño empezara a comprender las cosas y dejara atrás a su papá.

-Tal vez tu papá trabajó muy duro ayer y se haya quedado dormido, pero seguro que mañana si viene por ti.—Toco su pequeña naricita- Vamos bebe, yo te llevaré.

Y de eso se trataba ser padre, hacer todo por tu hijo aunque arriesgaras una calificación por no llegar a hacer el examen que tenía a primera hora.

¡Vuelve a Mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora