Sesenta y seis; Teenage Dream

7.6K 471 1.9K
                                    

Desperté sintiendo caricias en mi espalda y suspiré contenta abrazándome al torso de Justin con fuerza antes de abrir los ojos poco a poco, intentando acostumbrarme a la claridad. Al alzar un poco la cabeza topé con los ojos de Justin.

—Hey, buenos días. —Me sonrió.

—Buenos días —murmuré aún algo adormilada.

Me aparté de él y me estiré, intentando desperezarme antes de dejar caer mi cabeza contra la almohada.

—¿Conseguiste dormir? —Le pregunté observando su rostro, en busca de algún signo de cansancio.

—Sí —Asintió girándose, para quedar frente a mí—, no te preocupes. —Sonrió.

Justin llevó su mano a mi mejilla y la acarició suavemente. Cerré los ojos ante aquel contacto y cuando los volví a abrir topé con sus irises miel que examinaban mi rostro con atención, como si quisieran grabar cada detalle de él.

—Me estás poniendo nerviosa —admití soltando una pequeña risita.

—¿Por qué? —preguntó él curioso mirándome ahora a los ojos.

—Porque me estás mirando.

—¿No puedo mirarte? —Alzó una ceja.

—Sí, pero si lo haces de esa forma me pones nerviosa.

—¿De qué forma lo estoy haciendo?

—Tan fijamente, como si quisieras grabarlo todo en tu mente. —Con mi dedo índice señalé su frente.

—Quizás es lo que quiero hacer, sería una bonita imagen que tener en mente.

Su respuesta me dejó algo descolocada, pero antes de que pudiese decir nada agarró mi mentón y me acercó a su rostro para besarme. Al apartarnos una sonrisa tiraba de mis labios.

—¿Seguro que has dormido bien? Porque dices cosas muy raras —comenté divertida.

—Joder preciosa, te digo algo bonito y tú me dices que estoy delirando por el sueño. —Se quejó atrayéndome hacia su cuerpo y haciéndome reír.

—¿Qué concepto tienes tú de bonito? —Reí.

Tú eres bonita.

Mis mejillas empezaron a calentarse y escondí mi rostro en la almohada haciendo reír a Justin.

—¡No te rías! —Me quejé empujándole levemente, sin apartar la cara de la almohada.

—Es que es gracioso verte sonrojada. —Se burló.

—Uy sí, no veas... —comenté sarcásticamente.

Él rió una vez más y me apretó más contra su cuerpo.

—Anda, no te enfades tonta. —Besó mi mejilla repetidas veces haciéndome reír.

Al fin aparté mi cara de la almohada y me volví hacia él, encontrándome con su rostro a apenas unos milímetros del mío.

—¿Qué hora es?

—Pues... —Miró por encima de mi hombro, para comprobarlo en el reloj digital que había sobre la mesita de noche— Las diez y cuarto.

—Tenemos que dejar este sitio antes de las doce, ¿verdad?

—Eso es. —Asintió.

—Entonces... deberíamos levantarnos para cambiarnos, desayunar y terminar de guardar las cosas.

—Eso creo, sí.

Pero a pesar de aquello ninguno de los dos nos movimos y acabamos saliendo de la cama una media hora más tarde.

Teenage Dream • jb [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora