Capítulo 2

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No tengo idea de cómo estoy aquí, ni cómo llegué y lo que es peor de todo: ¡Mis papás no se quieren! ¡Creo que ni siquiera se conocen!

¡Debo estar soñando, debo estar soñando! Eso es, si cierro los ojos y luego los abro seguramente apareceré en el sillón cómodo de la señora bonita y todo estará solucionado, sí eso haré, cerraré los ojos y los abriré a la cuenta de tres...

-- Uno... dos... ¡Tres! – abrí los ojos rápidamente y miré a mi alrededor... ¡Nada! ¡Sigo en el mismo sitio! ¿Qué está pasando? No puede ser posible esto, no puedo estar en el año de mil novecientos noventa y dos, eso es imposible, ¡Ni siquiera he nacido! No puedo estar aquí.

-- Caramelos, lleve sus caramelos – esa voz angelical, ese tono tan dulce como los caramelos lo recuerdo. Vuelvo mi vista hacia una de las bancas cercanas a donde está mi papá joven, esto debe ser un mal sueño, y la miro, la señora bonita tiene una caja en sus manos con caramelos de diferentes colores. Sin perder tiempo me acerco a ella, mientras corro noto como unos chicos me miran extrañados, creo que algo en mí les llama la atención.

-- ¡Usted! – Le digo ganándome su mirada, ella debe saber algo – ¿Qué caramelos son estos? – antes de cuestionarla sobre lo extraña de la situación, le pregunto por esos dulces raros, nunca en mi vida los había visto.

-- Se llaman abejitas, son mermeladas de colores y sabores diferentes, algo que en tu época ya no existe – me mira fijamente.

-- ¿Mi época? No me diga que... esto... – señalo todo a mi alrededor – ¿Todo esto es real?

-- Absolutamente, todo es real, esto es real.

-- No puede ser, debe ser un sueño, ¿Se da cuenta de lo que dice? Esto quiere decir que vengo de... – comienzo a contar con mis dedos, no soy muy bueno en eso de las matemáticas – Vengo de... veinte años, ¡He retrocedido veinte años!

-- Veinticinco para ser exactos – bueno, al menos me acerqué.

-- ¡Veinticinco años! ¡No he nacido siquiera!

-- Así es, tú todavía ni en planes estás.

-- ¿Por qué estoy aquí? – no entiendo nada.

-- Tú lo deseaste, pediste que tus padres se amaran como antes, como antes de que nacieras, que recuperaran su amor desde el principio y según sé este es el año en el cual ellos se conocerán.

-- ¿Se conocieron en mil novecientos noventa y dos? ¿Y yo qué tengo que ver?

-- Respondiendo tu primera pregunta sí, este es el año en el que ellos se enamoraron, y en cuanto a la segunda, muy fácil, tú debes propiciar que ellos se enamoren, una serie de eventos harán que ellos se acerquen, pero uno en específico será el que los una por el resto de sus vidas, y tú tienes mucho que ver en ello.

-- ¿Yo? No entiendo, cómo puedo yo hacer eso si se supone que no existo – Esto es muy complicado de entender para un chico de quince años como yo.

-- El misterio de la vida es así, pero una serie de eventos desencadenados por una persona logró que tus padres se enamoraran, si esa cadena de situaciones no ocurre, tus padres nunca se acercarán, nunca de enamorarán y por ende tú jamás existirás.

-- Eso no es cierto, soy hijo de uno de ellos, no se necesita de mi otro papá para que yo nazca, ¡Yo gano! – le comento feliz, al menos le gané en una de las cosas que me dice.

-- Tienes toda la razón, pequeño, eres hijo biológico de uno de ellos, pero quisieron que nacieras por una decisión de ambos en un momento determinado, si ellos no están juntos, no tomarán la decisión de ser padres y el espermatozoide que fecundará el óvulo por el cual existirás nunca lo hará.

Enamorando a mis papásWhere stories live. Discover now