02- Travesura.

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"Un regalo de corazón."

Meiko hizo lo que toda ama de casa haría, lavó la ropa, planchó unas camisas, eh hizo algo de ramen para Naruto.

Salió de casa para comprar algunas cosas que hacían falta, como condimentos, armas ninja, productos de limpieza y una nueva chaqueta para Naruto, el tonto había roto la suya mientras hacia travesuras en la aldea, la rubia suspiró al recordar ese evento, al final tuvo que pagar los daños a varios puestos de la aldea.

Mientras elegía lo que debía comprar se detuvo en una tienda de cosas varias, pronto Naruto se graduaría de la academia, un regalo sería perfecto.

Meiko tenía fé en que está vez lo lograría, él definitivamente sería un ninja, mejor aún, sería Hokage, algún día su rostro estaría esculpido junto al de Minato.

Entró en la tienda y vió varias cosas, aunque en realidad nada llamó su atención, se concentró en pensar que era lo que necesitaría su pequeño sobrino, algo que le llevara consigo y por supuesto algo que no perdiera con facilidad, el rubio si que era distraído así que debía elegir bien el regalo.

Buscó en cada estante algo así, solo se detuvo cuando vio un pequeño monedero en forma de rana, era tan adorable.

-Cuando sea ninja, hará misiones, las misiones se pagan- pensó en voz baja- Perfecto- sonrió-

Tomó a la rana y la puso en el mostrador del vendedor, pagó y salió muy feliz.

El camino de vuelta a casa fue algo incómodo, podía sentirse observada, sabía que alguien la seguía, pero decidió ignorarlo, tenía cosas más importantes que hacer como para distraerse con un acosador, de esos ya tenía bastantes, y era fastidioso.

Acomodó todo lo que había comprado en su lugar y decidió esconder el regalo de Naruto dentro de una caja vacía de algas, el rubio odiaba el sabor de las algas así que de seguro no buscaría ahí.

Meiko suspiró al darse cuenta que no tenía nada mas que hacer, después de rechazar tantas misiones para cuidar de Naruto al final le quedaba mucho tiempo libre, pero como si hubiesen leído su mente alguien tocó a su puerta.

Un ninja de pelo negro se encontraba al otro lado de la puerta, Meiko suspiró al reconocerlo, era el ninja que siempre iba a avisar sobre las travesuras de su sobrino.

-¿Qué hizo esta vez?- Meiko masajeó el puente de su nariz-

-Pintó los rostros de los Hokages- su tono era altanero, pero Meiko lo ignoró-

La rubia salió de casa para comprobar a lo lejos la pintura amarilla y roja que se esparcía de manera nada uniforme por la piedra tallada.

Comenzó a caminar directo a la escena, de nuevo lo había hecho, ese pequeño renacuajo sólo sabía meterse en problemas, pero por alguna razón, Meiko no podía enojarse con el pequeño, lo intentaba, pero sabía que sólo hacía esas travesuras para llamar su atención, para llamar la atención de todos de hecho.

-¡Naruto baja ya de ahí, te vas a caer!- Meiko estaba al pie de la montaña viendo a su preciado rubio balancearse en una cuerda-

-¿Sólo eso le vas a decir?-

-¡Es un insolente!-

-¡Mira lo que ha hecho!-

Las voces para Meiko sólo eran eso, voces, sin importancia ni significado para ella, palabras, nada más.

-¡Si bajas ahora te daré dos platos de ramen!- Meiko sonrió ignorando a los aldeanos-

Naruto le sonrió desde donde estaba y comenzó a bajar.

Sushi Romance [Hatake Kakashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora