Capitulo 56. Hisae Minato

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-¡Ni se te ocurra acercarte, intrusa!-ordenó Hisae en un grito, logrando sostener a Dasha con una rapidez tan asombrosa, que ni a ésta le dio tiempo a asimilar lo que había sucedido. La apretaba amenazante, manteniéndola de espaldas y estática bajo la amenaza de una daga.- Si te mueves un cm más, serás embutido para muertos.

-Pero, ¿qué haces? ¡Trataba de ser amistosa!- protestó Dasha ante tal reacción.

La desconocida sonrió con sarcasmo ante tales perlas, la liberó de su amarre y añadió con desprecio:

-Me pregunto cómo una persona como tú puede seguir todavía con vida.

Dasha se sintió ofendida y espetó:

-¡Me importa una mierda quien seas! ¡No oses juzgarme solo por tratar de mostrar un poco de humanidad! Eso no te da derecho a mirarme con superioridad y creer que no tengo una historia a mis espaldas al igual que tú.-la miró con furia y agregó.- Es cierto que no espero nada de nadie... de todas maneras, ¿qué tiene de malo creer que todavía puedan existir personas con buenas intenciones allá fuera?

Hisae la miraba por primera vez con intensidad mientras la escuchaba. Arqueó una ceja y pese a que parecía convencida, no se dejó llevar tan fácilmente por las palabras de la muchacha. Simplemente se limitó a hacer relucir su Beretta, apuntando a Dasha directamente a la cabeza y disparó. Todo con tanta rapidez que le fue imposible admirar lo que había acontecido. Era una muchacha imprevisible, sin duda; y nunca se sabía cómo iba a reaccionar.

Dasha abrió los ojos.

-Tenías un acompañante.- explicó Hisae señalando el suelo con la mirada, justo detrás de Dasha.

Ésta se giró para comprobar que en efecto, había un muerto bajo sus pies. ¿Cómo había sido incapaz de darse cuenta de ello? No podía disimular su sorpresa.

En cuanto hubieron finalizado y se disponían a abandonar el lugar, Hisae se detuvo en modo de despedida y desvió únicamente su atención hacia donde se hallaba el coche de Dasha:

-Veo que tienes coche.-pronunció en un susurro.

-¿Quieres venir conmigo?- ofreció Dasha.

Ésta negó con la cabeza agachando la mirada como absorta en sus propios pensamientos:

-Yo soy un pájaro libre, muchacha.- le dedicó una sonrisa de lado.

-Por favor, Hisae... 

Tras unos minutos tratando de insistir a la desconocida, ésta finalmente aceptó y se unió a Dasha en su aventura. En el coche iban hablando de sus respectivas vidas y era sorprendente lo parecidas que eran. Durante su infancia y adolescencia habían sufrido malos tratos por parte de padre y como era de esperarse, consentidos por sus respectivas madres:

-No sé por qué me dio por pensar que eras una especie de princesita.- se burló Hisae durante un instante hasta que notó la expresión malhumorada de Dasha y añadió.- veo que somos muy similares, a diferencia de que yo no tengo hijo y querido. ¿Por qué tan joven?

-En realidad, un bebé todavía. Digamos que fue algo inesperado... algo reciente...

-¿Cómo es que has decidido dejarles?-preguntó Hisae con creciente curiosidad.

-Sé que te resultaré odiosa pero es lo mejor. No fue mi decisión convertirme en madre y espero que ambos lo comprendan.-explicó ligeramente afectada.- si soy honesta, me sumí en una depresión sin salida. Negan y el bebé se veían muy unidos y poco a poco sentí que fui perdiendo mi lugar; no lo culpo a él de nada, simplemente no pertenezco a ningún lugar. Es así de simple.

Hisae la miraba con profundidad.

-¿Sigues queriendo a ese tal Negan?

El silencio fue invasor durante largos minutos. Dasha conducía y su rostro estaba serio:

-No sabría contestarte a esa pregunta... Ahora mismo no echo de menos a nadie más que a mi propia libertad. Sí, soy egoísta. Y si le quiero, solo deseo que ese sentimiento desvanezca.-cambió el rumbo de la conversación.- ¿Qué hay de ti?¿Hay alguien a quien quieras olvidar?

Hisae sonrió con cierta prepotencia en su mirada, la cual se transformó en nostalgia:

-Hubo una persona, pero tuve que cortarle la cabeza con un hacha.

-Lo lamento profundamente... ¿Estaba infectado?

Hisae entrecerró los ojos por un momento, mirando a Dasha a los ojos con incredulidad y sonrió divertida:

- Ella.

Dasha la miró avergonzada:

-Lo siento, no sabía... no sabía que...-balbuceó.

-Es igual.- se reía.

 -No. Cuéntame como fue, si no te importa, por supuesto...

-Ella estaba ingresada en el hospital al poco tiempo de recibir una cirugía de trasplante de corazón; se hallaba en fase de recuperación. Fue una tarde fría de invierno, en la cual fui a visitarla al hospital, como solía hacer todas las tardes al salir de trabajar. Sin embargo me percaté de que algo no iba bien. El hospital se encontraba patas arriba, todo era un caos, por lo que empujada por mi propio temor, decidí echar mano de un hacha que había tirada en el suelo. -se detuvo unos segundos y suspiró. Se le notaba algo afectada.- Durante mi recorrido no aprecié ninguna situación fuera de lo normal hasta que llegué a la habitación de mi amada, abrí la puerta y la vi allí en pie, mirando hacia la ventana. No reaccionó hasta escuchar mi voz. En cuanto se giró, pude descubrir unos ojos que destacaban por la falta de vida, su camisón manchado de sangre y le faltaba carne de su brazo derecho. Junto a su cama, se erguía uno de esos muertos e hice lo que tuve que hacer... fue duro, pero gracias a eso, ahora mismo no le temo a nada. A veces los golpes vienen de repente, son traumáticos y te convences a ti misma de que jamás lo vas a superar, no obstante, son necesarios; aprendes a vivir como nunca creíste haber imaginado y afrontas barreras que ni siquiera, en un pasado, te veías capaz de atravesar.


La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora