"- Cada escuela tiene su castigo, como trabajos extras o detenciones. La nuestra no, castigamos a nuestras chicas como se deben castigar, con latigazos. -"
Era un departamento, se veía algo chico pero estaba en uno de los barrios más famosos de la ciudad, no me quejo.
¿Será que en realidad es Calum?
¿Será que todo esto es parte de una broma de Luke?
Igual sí todo esto es una broma, ya no se puede hacer nada.
En eso la puerta se abrió, había una mujer con un pañuelo, alce mis cejas y respire hondo.
— ¿Usted quien es? — está pregunto y resople.
— ¿De casualidad hay alguien llamado Calum quien viva aquí? — murmuré y la mujer asintió.
— El Sr. Hood no le gustan las visitas. — esta se cruzó de brazos y bufé.
— Visitas mi trasero, muévase. — exclamé y logré entrar al departamento al empujarla, cruce por un pasillo y allí estaba Calum, sonreí, lo extrañaba.
— ¿Entonces no aceptas visitas? ¿Quien eres? — intente robar su atención y este se volteó a verme.
— ¿Valerie? — este abrió sus ojos y asentí sonriendo.
— ¿Quien más sería? — susurre acercándome a él.
— Sra. Michaels, puede irse. — Calum gritó y en eso la puerta principal se escuchó cerrar fuertemente.
— Digamos que la Sra. Michaels no le agrade, está un poco celosa. — susurre la última parte y los dos reímos.
— Es obvio que debe de estar celosa, mira ese cuerpo, y tu rostro. Ya te extrañaba princesa. — este susurro y mordió el lóbulo de mi oreja, me estremecí un poco y sonreí.
— Luke me ha dado la dirección, y ahora que estamos juntos... ¿por qué no jugar un rato? — susurre acariciando sus cabellos.
— Acepto. — este susurro y con ansias beso mis labios, sus grandes manos ya rodeaban y apretaban mis pechos y sus dientes jalando suavemente mis labios, solté un pequeño gemido y lo mire.
— Entonces vamos a tu habitación. — agarre su mano y este me guiñó el ojo.
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— ¡Ah! ¡Si! — exclamé al sentir como apretaba mi pezon mientras me ahorcaba, no me sentía asfixiada, al contrario, me excitaba un poco más.
— ¿Te encanta cierto bebe? — este mordió mi pezon tras la camisa y gemí un poco alto.
— Si... si papi. — susurre enterrando mis uñas en su espalda para luego volver a besar sus labios con esa desesperación.
— ¿Ah y recuerdas que me decías así? — este me guiñó el ojo y asentí.
— También recuerdo que tú dijiste que eras el único que me hacía sonrojar. — murmuré y este soltó una risita.
— Y es verdad. — bese su cuello dejando una pequeña marca roja.
En un santiamén lanzó su camisa apretada al suelo y bajo sus jeans rápidamente, sonreí mordiendo el labio y decidí en bajar mi jean igual, el noto que tenía un poco de dificultad así que con solo una mano bajo con fuerza los jeans y quede en mi ropa interior.
Quede en solo una camisilla ligera.
— A ver, dile adiós a esta. — Calum lanzó de una vez la camisilla y sonrió al ver mi sostén. — Te queda tan apretado bebe, ¿nos deshacemos de el? — este apoyo su mano en mi seno y mordí mi labio.
— ¿Por qué no? — le guiñe el ojo y agarre su mano para hacerla apretar más mis pechos, sonreí y este mordió su labio.
— Espera. — este susurro y estiró su mano a su buro, abrió la gaveta y de ahí sacó un condón, me dio una sonrisa de lado y susurró:
