Dinamarca

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Ahora voy a agregar el (T/Na)= Tu nacionalidad ;)


La música resonaba por todo el salón, algunos bailaban y otros charlaban, o más bien gritaban, en sus asientos. De repente vieron luces y salió humo, al mismo tiempo que la música subía de volumen.

Era una fiesta alocada, como todas las que organizaba Brasil. Esta vez había invitado a los europeos y asiáticos también, los de Oceanía se sumaron más tarde, y si se buscaba bien se podía ver a unos cuantos países africanos.

Entre todo el escándalo, (T/P) permanecía quieta en una esquina, había perdido de vista a sus amigos y no quería bailar sola. Lo único que podía hacer era reírse de algunos de los que ya estaban borrachos.

—¡Vamos a bailaaaar!

—SEEEEEEEEE

—¡Marieeeeee! Te extraño, vuelve conmigo ¡Hic!

—Oye, ¿No crees que ya fue suficiente...?

En eso se acerca una sombra, lentamente por la derecha. (T/N) estuvo a punto de golpearla por el susto, pero una de las luces iluminó su rostro y la chica lo reconoció enseguida. Suspiró profundamente.

—Mathias, eras tú, creí que no vendrías.—le dio un beso en la mejilla como saludo. Una vez que formaron una relación de amistad más allá del trabajo, (T/N), como buena latina, lo saludaba con besos y abrazos, demasiado mimosa. Cosa que hacía sonrojar al danés los primeros tiempos por la cercanía con la mujer, pero con el paso del tiempo supo corresponderle de la misma forma, ganándose les celos de unos cuantos.

—No iba a venir, pero luego pensé que vendrías con vestido y lo volví a considerar. —levantó las cejas en un intento de parecer sensual, pero lo le que recibió fue una carcajada por parte de la chica.

De repente la música cambió y todos pararon, expectantes por saber qué canción seguiría. Rápidamente miradas pícaras llenaron los rostros de los presentes al escuchar que había llegado el momento de los lentos. 

—¿Me concedería esta pieza, señorita? —el rubio extendió su mano a modo de cortesía con una reverencia un poco exagerada, (T/N) respondió de la misma forma y fueron a la pista de baile. Mathias posó tímidamente su mano derecha en la cintura de su compañera y entrelazó la otra con la de ella. La chica, por su parte, echó su brazo al cuello del danés y comenzó la danza, enfocándose solamente en la música, los pasos y los ojos ajenos.

Los ojos de Mathias eran tan grandes... eran como un mar desconocido. Nunca calmo, reflejando los más luminosos rayos de sol, brillantes y enérgicos. (T/N) tenía una mirada deslumbrante, incomparable a joya alguna y un brillo amistoso que le sacaba una sonrisa a cualquiera. En ese momento ambas miradas chocaban con una esencia distinta, algo que expresaba más que amistad.

Mathias bajó la mirada a los labiales de la (T/Na), un leve rubor le cubría las mejillas, quería hacerlo, quería besarla allí mismo, ante todos. De esa forma podría alejar aquellos tipos tan molestos que querían invitarla a salir... Pero no se atrevió. Volteó la mirada y se dedicó a mirar al resto de las parejas de la pista.

Pero (T/N) no era tonta y sin pensarlo mucho tomó el rostro del asombrado chico y lo bajó a su estatura para darle un pasional beso. Mathias tardó un rato en darse cuenta de la situación, pero al hacerlo sintió como su rostro parecía quemarse y su corazón dio tal salto que casi sintió como se tambaleaba.

Al separarse quedó con una sonrisa idiota en la cara, (T/N) estaba sorprendida por su osadía, pero no se arrepentía de absolutamente nada.

—¿Esto significa lo que creo que significa? —preguntó casi rogando con la mirada.

—No sé en qué estás pensando pero me gustas... mucho. —respondió torpemente intentando  comunicar sus sentimientos.

—Suficiente. —la atrapó entre sus brazos y volvió a besarla, una y otra vez. La chica se resistió un poco a causa de la vergüenza, pero cuando se dio cuenta de que Mathias no la iba a dejar ir, se rindió y le correspondió.

Unos cuentos miraban la escena de lejos, la verdad no les sorprendía para nada.

—Y después dicen que no son novios...

Hetalia y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora