Prusia

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Fue en un momento de descuido de los dos cuando los metieron en una habitación vacía y cerraron con llave. No sabían bien si era a propósito porque estaban un poco pasados de copas pero pudieron oír como Antonio y Francis cantaron del otro lado de la puerta "Gilbert y (T/N) están sentados en árbol de los enamorados" antes de irse corriendo por los pasillos hacia la fiesta... seguro estaban borrachos.

—Hijos de una...

—Tranquila, (T/N). Sabes como son esos dos. —comentó Gilbert bastante nervioso.

Hace un tiempo comenzó a tener sentimientos por la chica de ojos (C/O). Cuando la vio defender a su hermano de unos abusones tuvo que aceptar que era una mujer asombrosa, especialmente como parecía contagiar la alegría como si fuese un virus. Aunque a veces también podía venir con sus momentos de mal humor, pero le duraba poco y al rato ya hacía chistes como siempre.

—Estamos en el tercer piso, así que la ventana no servirá. —la chica se tiró derrotada en la cama de Antonio, ya que estaban en su casa—. Por lo menos eres tú.

—¿P-por qué lo dices? —dijo enrojeciendo hasta los hombros.

—Porque Antonio me trata como niña en privado y si fueras Francis, te aseguro que ya me habría lanzado por la ventana—. Los dos rieron un poco y Gilbert se recostó en la cama, junto a la chica que tanto le gustaba, pero a una distancia prudente. Sabía que si se acercaba demasiado el que saldría perdiendo sería él, ¡se volvería un revuelto de nervios!

Hicieron algo de silencio y pudieron escuchar la música que resonaba en toda la casa, la risa del estadounidense, algunos gritos de Ludwig y... ¿Podría ser...?¿Ivan cantando? Como fuera, la situación del otro lado de la puerta era más tranquila. El albino ya casi estaba por caer dormido, pero (T/N) lo sobresaltó con una pregunta.

—Gilbert, ¿A tí te gusta alguien? —tenía una almohada sobre su rostro por lo que no pudo ver qué expresión tenía.

—Bueno, sí. —sería un buen momento para confesarse.

—Es Elizabetha ¿verdad?

—Ehh, sí. —imbécil, inútil, tonto, mocoso del demonio ¿¡Qué carajos haces!?

—Ya me parecía, es una buena chica. Te deseo suerte con ella.

—Gra-gracias. —Gilbert se masajeaba las sienes, insultándose mentalmente, todo estaba relativamente bien hasta que miró a su izquierda, (T/N) le había dado la espalda y seguía con la cara hundida en la almohada.

—¿Vas a dormir? —(T/N) asintió sin decir palabra—. ¿Estás bien? Hey...

—Sí. —dijo en tono amortiguado.

Sin pensarlo dos veces, Gilbert le sacó la almohada y empalideció.El rostro de la muchacha era un mar de lágrimas, se miraron por dos segundos antes que la latina se tapara con las manos, en parte, también, para ocultar su vergüenza. Se notaba que el pobre chico no tenía idea de qué hacer.

—Perdona. —murmuró con la respiración entrecortada—. Pude notar que te gustaba hace mucho tiempo pero aún así no pude evitar enamorarme de ti. Te aseguro que lo intenté pero... 

—(T/N), mírame. —la tuvo que tomar del mentón para que levantara la vista—. Es mi culpa, me puse nervioso y te dije que gustaba de Elizabetha. Eso fue hace mucho, ya no es así.

—Entonces...

—Entonces me enamoré de una persona especial. Le gusta hacer bromas pesadas a Arthur, se escapa de los entrenamientos de mi hermano, sabe cocinar muy bien a mi parecer. Huele a vainilla y tiene la sonrisa más hermosa que jamás he visto. ¿Te suena de alguien? —(T/N) sonrió un poco avergonzada.

Gilbert se inclinó un poco y rozó sus labios con los ajenos, con una mirada que expresaba tanto amor que la muchacha no pudo evitar sonrojarse.

—Eres tú. —susurró antes de fundirse en un dulce y torpe primer beso. Gilbert tenía su mano detrás de la cabeza de la chica para profundizar el beso, dejándose llevar por el aroma a vainilla que parecía embriagarlo. (T/N) había echado sus brazos al cuello el muchacho, su gran cuerpo le daba una cómoda sensación de protección. Cuando se separaron, juntaron sus cabezas mientras reían un poco por todo el revuelo que habían armado, era cierto que a veces los problemas traen la solución. 

—Ya sé la respuesta, pero me gusta la formalidad ¿Quieres ser mi novia?—. Sonrió lleno de confianza.

—Por supuesto que sí —le dijo antes de darle un pequeño beso en la nariz—. Ahora ven aquí. —la chica lo volvió a tirar a la cama y lo envolvió en un abrazo de oso—. Me muero de sueño.


"¡Pero qué lindo! Sería una pena que la llave de cierta puerta se extraviara en la fiesta"




Ay, pero que asquerosa y lindamente cliclé, awwww

Okya, ya era hora de publicar algo, eh. La principal razón por la que no publicó es porque me pongo a escribir y al rato ya me distraigo con alguna tontería xD

Hetalia y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora