Capítulo 2

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Llegue a sentirme realmente bien después de jalar e inyectarme, realmente relajado, logrando, por esas dos horas de trance fuera del mundo real, olvidar que el ya no estaba a mi lado, a pesar de los años que han pasado, sigo sin poder olvidarle, recordándole cada segundo de mis putos días de vida, pero sin él. Doce años, si, ahora lo recuerdo con claridad, doce años han pasado desde que él se me fue arrebatado de mi vida, me lo quitaron, se fue a un lugar al que yo no podía seguirle a pesar de las inmensas ganas de que tuve de hacerlo, pero el miedo me venció y no lo hice, por es un maldito cobarde. Doce de ya no verle, de no poder abrazarle y besarle, de no poder volver a tenerlo entre mis brazos, le extrañaba, le echaba de menos. Diez años llevo metido en esta mierda, en mi única salida, mi única salvación o eso al menos era lo que yo me hacía creer. Diez años de meterte cosas en el cuerpo, de irme de juerga cada noche, durmiendo tres a cuatro horas como máximo, alimentándome de chatarras y en días, sin comer nada, siendo el putero jefe, presidente de la puta empresa de mi padre, la cual, me vi obligado o como mi última salida de escape para mantener mi jodida mente ocupada en algo, cosa que, hasta el día de hoy, sigue sin funcionarme. Mi padre me salvo de Seúl, me salvo de los problemas en los que me metí los siguientes dos años después de mi perdida, decidió que lo mejor sería mudarnos, porque si, después de aquel horrible día, después de aquella noticia escape, pero volví esperando que todo fuera una maldita mentira, hasta una broma, pero no, todo había sido verdad y yo me desmorone, sin tener un motivo por el cual seguir viviendo, porque si, tarde acepte que no solo sentía calentura por mi mocoso, yo en realidad..., me había enamorado como un idiota de él.

-Presidente Choi tiene una reunión en diez minutos -mi secretaria, a quien en ocasiones me tirado sobre mi escritorio o en el de ella, entro para recordarme mis labores. ¿Cómo es que llegue aquí? ..., verdad, después de sentirme mejor o lucido de mi escape en la coca, decidí regresar a la mierda de vida que llevo, fingiendo algo que no soy y aparentando algo que ya todos saben que no es real. Choi Seung Hyun, joven empresario de solo treinta y un años, presidente de las empresas Choi quien sustituyó a su padre con solo veintidós años y logro sacar de la quiebra, pero que lleva una doble vida, emborrachándose en cada bar o discotecas, tirándose a cualquier chica por delante, quien a sus diecinueve años prefería las pollas antes que un coño, quien también es un drogadicto u esta fichado por la policía por delitos menores. Si, ese era yo a mis treinta y un años- ¿Presidente Park?

-Te escuche Yang Mi -levante el rostro y la observe, llevando como cada día desde que ingrese y asumí el cargo de presidente, una minifalda que le llegaba a una mano más arriba de la rodilla, pero que cuando entraba a mi despacho se volvía a dos manos, dejándome ver sus muslos suaves, fuertes, firmes, delicadas, deseosas para cualquier hombre, claro, que no tuviera un pasado gay como el mío, y digo pasado, porque mi mocoso fue el último hombre que toque, desde entonces solo he tocado y penetrado a mujeres ¿Por qué? Porque ningún hombre le llegara ni a los talones de lo que fue mi bello mocoso-¿los documentos los traes contigo?

-Claro y otra cosa también -cerro la puerta y camino hasta mi escritorio, dejando sobre esta los documentos, y sentándose sobre mi regazo- Podríamos jugar un rato ¿te parece?

-Tengo una reunión secretaria Yang Mi -me levante, quitándola de mí y alejándola un poco- En la noche pasare por tu departamento y me esperas sin las bragas -le guiñe un ojo, pero sin sentirme realmente emocionado por lo de la noche, solo quería un polvo y ella siempre estaba dispuesta a dármelo

-Claro -me respondió con una sonrisa llena de emoción y ansia

Abandoné mi despacho y me dirigí a la sala de reuniones. Estaba por firmar con un empresario extranjero, el cual me dejaría una fuerte cantidad de capital y sumaria ingresos benéficos a la empresa y al bolsillo de padre y claramente, al mío. He conocido a socios realmente exitosos, muchos de ellos dudaban al principio de firmar con mi empresa, sobre todo por ser yo el presidente, pues los rumores de mi vida fuera del trabajo estaban saliendo a luz, pero hasta el momento, no lograban aun afectar en mis negocios, pues les demostraba que mis capacidades para los negocios eran de las mejores. Este socio era un tailandés, el primero de ese país quien estaba por firmar con nosotros, lo cual era muy favorable para extender el nombre de la empresa y hacerla conocer aún más. Estuvimos cerca de tres horas conversando sobre en qué consistía todo, enseñándole proyectos futuros que me gustaría llevar a cabo en su país, en uno de sus terrenos con un contrato que lo beneficiaba con un cincuenta por cierto en capital, por lo que no tardó mucho en aceptar. Se leyó todo el contrato, cambio dos puntos los cuales me parecieron justo y accedí, obteniendo su firma y un nuevo socio para la empresa.

Olvidalo y Amame (Segunda Temporada) (GTOP) (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora