once

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Narrado por Sinsobras

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Mis humanos me dejaron nuevamente solo en el jardín. Qué putos.

No sé que pasó, pero juntaron los hocicos, y el conejo saltó hasta que el otro lo agarró del culo y entraron a casa.

Estuve un tiempo olisqueando el buen césped que hay por aquí. MI césped, lo marqué.

Entre olisqueo y estornudo, llegué a la parte de atrás, donde me esperaba el grupo.

ㅡTenemos la mercancía. ㅡdijo Max.

ㅡ¿Buena? ¿Olor a queso? ㅡcuestioné.

ㅡRoquefort del bueno.

Me gusta.

ㅡTrae el calcetín.

ㅡLa perra que te parió Sinsobras, esta mierda es asquerosa. ㅡdijo el gato, tirándome el calcetín.

ㅡTú comes ratas de cloaca y no te digo nada.

Touché.

Comenzamos a escuchar gritos provenientes de la ventana y todos se quedaron mirándome.

ㅡ¿Qué pulgas me veis?

ㅡTus humanos andan fornicando.

ㅡQué raro. ㅡSarcasmo. Raro es el día que no hagan alguna guarrada, hay veces que lo presencio.

Se fueron del jardín, y yo seguí haciendo el idiota por ahí. Sabía que mis humanos odiaban que me restregase en el césped, y es exactamente lo que estoy haciendo.

Después de la fiesta de la hierba, entré en casa, manchándola de mis preciosas patas y me dirigí al cuarto de los humanos.

Arañé la puerta y comencé a ladrar, escuchando sonidos de sábanas y suspiros.

ㅡPuto perro. ㅡTus muertos.

La puerta se abrió y salieron los dos humanos sudando y en bolas. El humano conejo me cargó mientras me acariciaba la cabeza.

Me dejaron sobre el sofá, y me dediqué a restregarme sobre él, esparciendo hierba en algunos lugares.

ㅡ¡Jeongguk! ¡Hay que bañar al perro! ㅡNi te atrevas cabrón.

Salté del sofá y esquivé al humano león, quien cayó dramáticamente al suelo. Seguí corriendo escaleras arriba mientras el humano conejo me perseguía.

Llegué a su habitación y me dirigí al balcón, siendo aún seguido por el humano.

ㅡComo des un paso más, me suicido. ㅡladré amenazante al humano.

Él se acercó sonriéndome y rápidamente me cargó. Rayos.

Me llevó al baño donde me esperaba el humano león dedicándome una tenebrosa sonrisa mientras acariciaba el agua de la bañera.

Me dejó en el infierno acuático y los dos con gran maldad comenzaron a mojarme la cabeza, dejándome todo el pelo pegado.

ㅡPutos. ㅡladré.

ㅡQué mono, Tae, parece una ratita así de mojadito.

Tras el cumplido claramente gratuito del humano conejo, el otro esparció jabón en mi hermosa espalda y comenzó a hacer círculos.

Me erguí hasta quedar en el borde, mirando a los ojos del humano conejo y haciéndome el angelito para que me sacara de ahí.

ㅡNo, nubecita, debes bañarte. ㅡdijo empujándome hacia dentro.

ㅡ¡Confiaba en ti! Traición hermano. ㅡladré.

ㅡNo seas tan ruidoso, en el baño resuena todo. Y de por si tus ladridos son más bien agudos chillidos. ㅡNo te molestan los agudos chillidos que grita el otro humano.

Después de que el humano león me haya enjabonado y el humano conejo haya aprovechado para hacerme horribles peinados y hacerme fotos, me aclararon el hermoso cuerpo serrano que luzco.

El humano león me envolvió con una toalla, y me cargó llevándome al salón.

Me dejó en el sofá, donde empecé a sacudirme, recibiendo un sonido de disgusto de ambos humanos al ser manchados por el agua que estaba en mi sexy cuerpo.

Quise hacer el idiota un rato más, por lo que comencé a restregarme locamente en el sofá, mientras los humanos intentaban sacarme la humedad con la toalla.

Con gran traición, el humano león logró atraparme cual pokémon en su pokebola, reemplazando la pokebola con una toalla.

Dejaron de secarme y ambos quedaron mirándome. Al no saber que hacer comencé a mover rápidamente la cola y a ponerme en posición de jugar.

ㅡVas a salir volando como sigas moviendo la cola así.

Obviamente el gorrocóptero de Doraemon lo inspiraron en mi cola, dúh.

Se fueron, dejándome nuevamente solo. Quise ir al jardín, pero uno de los putos me cerró la puerta de cristal, por lo que tendré que pasar aquí la noche.

Llegó la hora de cenar, ambos cenaron mientras algunas veces se daban de comer el uno al otro. Los humanos son raros.

Yo quedé espachurrado en el suelo, buscando frescura en el suelo, hasta que me dormí y al despertar estaba todo oscuro y no había nadie.

Subí las escaleras, y me dirigí al cuarto principal, esperando que los humanos no estén fornicando.

Por suerte estaban dormidos, por lo que me subí encima de uno y recibí un sonido de dolor. Normal, si salté justamente en su intimidad.

Me subí por el abdomen, llegando hasta su cara y viendo que había pateado en los huevos al humano león.

Giré la cabeza, y vi al humano conejo durmiendo tranquilamente. Por lo que me tumbé en medio, dejando mi cabeza al lado de la del humano león, y mi cola sobre la cara del otro, moviéndola suavemente imitando a un gato, recibiendo pequeños estornudos. 

dominio sumiso.Where stories live. Discover now