parte 3

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IMAGEN MULTIMEDIA: ISMAEL

Después de un día tranquilo, estoy cansado y al llegar al departamento no puedo alejar de mi mente a Amatista, que me pasa con esa chica, porque me obsesionó con ella.

Es tan ridículo de mi parte estar así por una chica y sobre todo por una chica como ella. Pero sus ojos azules y su sonrisa al irse anoche, me han cautivado, es como si hubiera lanzado un hechizo sobre mí.

Tras el desabasto económico de mi padre no he ido a ver a Amatista, necesito verla, no puedo centrarme, las clases son eternas.

-Hey vamos a la fiesta- dice Mauro llegando por atrás y dándome una fuerte palmada.

-No estoy de humor-

-Ya olvídalo, ándale habrá chicas muy lindas-

-No sé-

-Te vas a distraer. Ándale.-

-Ok-

-Paso por ti mañana- suena la campana- demonios me voy a clase, nos vemos-

-Bye-

El profesor entra y Amanda junto a él. Se dirige a donde estoy, es muy persistente.

-Hoy llegaste temprano- toma asiento a mi lado.

-Sí, no quería otro sermón- suelta una pequeña risa.

Amanda es muy linda no lo voy a negar, sus ojos color miel y su tés bronceada la hace ver muy veraniega, además de que tiene un silueta muy bien proporcionada, lo cual volvería loco a cualquier chico. A mí me traía loco, pero ya fue, la descubrí besándose con un compañero de softbol y el mal juego me revienta.

Muchas veces me dijo estar arrepentida y quería volver, pero lo ignoraba, solo somos amigos no muy cercanos, pero se empalaga.

-Vas a ir a la fiesta de mañana- me cuestiona.

-Probablemente me arrastren al lugar-

-Entonces nos vemos ahí- dice con una amplia sonrisa.

El profesor no deja de hablar, hago como que le entiendo, pero la verdad es que en mi mente solo da vueltas unos ojos azules.

-Señor Harrison necesito que se quede después de clases-

Que mierda, que trae contra mí este viejo.

-Muy bien profesor- contesto frustrado.

-¿Ahora que hiciste?-

-Ni la más remota idea-

La clase concluye sin mayor novedad, me acerco al escritorio del profesor Mayer, quien tiene la cara larga.

-Ismael, tus notas han bajado, estás muy distraído y la verdad no entiendo tu falta de interés-

-Lo lamento profesor-

-No tienes que disculparte. Sé que eres joven, pero creo que debes prestarle mayor interés a tus estudios que ha fiestas y chicas- remarca lo último.

-Lo entiendo, hare lo posible por subir mis notas-

-Eres un buen alumno, uno que resalta ante su conocimiento. Pero creo que ya no logras solo esforzándote. Te ofrezco un trato, necesitamos tutores para los alumnos más jóvenes. Si te interesa, solo pasa con la administración. El hacerlo te ayudara.-

-Lo entiendo profesor, lo voy a considerar-

-Eso espero y estudia, hay exámenes dentro de dos semanas-

-Gracias, con permiso-

Salgo a toda velocidad del aula, sigo ansioso por lo que dijo el profesor. Me tengo que recuperar, pero no seré tutor, no quiero lidiar con los de menor edad que yo, la idea hace que me dé escalofrío.

Tomó las demás clases sin problemas, trato de concentrarme, pero es difícil teniéndola en mi mente noche y día. Tal vez debo de hacer casó a Mauro y sacarla de mi sistema, divertirme y pues conocer a otras chicas o como dice el profesor centrarme.
Tengo una hora libre, por lo que me dirijo a la biblioteca para hacer repasos y ponerme al día. Al entrar noto pocas personas, un grupo de chicas con libros en mano, me dirijo a la sección de los libros de derecho, debo repasar lo de la última semana, ya que por andar en las nubes mis anotaciones son escasas. Al entrar a la sección, veo una pequeña figura tratando de alcanzar un libro de la repisa superior, es tan bajita que se le dificulta alcanzarlo, casi lo a logrado cuando intervengo.

-¿Este es el que buscabas?- tomo el libro y lo bajo.

La pequeña chica se queda petrificada ante mi presencia, no dice nada, solo asiente con la cabeza y toma el libro. Tímida al parecer.

-Lo encontraste Irene- esos ojos café profundo me ven con confusión.

-Si, Ana. Él me ayudo. Gracias- se dirige a mi.

-Muy bien ahí que seguir- se marchan sin prestarme mayor atención.

Tomo unos cuantos libros de referencias a la materia que estudiare y me dirijo a una de las mesas libres.

Escucho mucho cuchicheo de la mesa a solo dos metros de mí, el grupo de chicas no deja de hablar y voltear a donde estoy. De repente veo por la comisura de mis ojos una figura castaña levantarse y va a los estantes.

Debo preguntarle cómo es que sabe mi nombre y de donde me conoce, la duda me carcome. Me levanto y me dirijo a las estanterías, la busco sutilmente con la mirada, veo la trenza larga caminar unos pasos, trata de alcanzar un libro, pero al igual que su amiga su altura no se lo permite. Me acerco sigilosamente, soy como el depredador que asecha a su presa. Ya atrás de ella tomo el libro que quería.

-Yo lo vi primero- protesta, pero al verme se queda petrificada.

-Solo quería ayudarte-

-No te lo solicite-

-Lo se, pero soy un caballero- arquea una de sus cejas y se cruza de brazos.

-Necesito ese libro- veo el título “Derecho procesal”

-¿Estas estudiando derecho?-

-Si-

-Que coincidencia yo también-

-Lo sé- no se deja sorprender- Te vi tomando la clase del profesor Mayer-

-De ahí es de donde conoces mi nombre-

-Puede ser. Ahora si me das el libro por favor puedo retirarme tranquilamente-

-Solo quiero saber-

-¿Qué?- espeta, ya se molestó.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?-

-En la escuela todos te conocen, qué más da que una chica de primero sepa tu nombre-

-Que esa chica lo dijo con mucha naturalidad - la reto apoyando mi mano sobre los estantes, provocando que estemos más cerca.

-Así es como conquistas a las mujeres, muy original-

-No sé cuál es tu problema-

-Yo no sé cuál es Tú problema, vine aquí a estudiar y tú me asechas cual presa- vaya que lee la mente.

-Lo siento- levanto las manos en forma de rendición.

-Disculpa aceptada, ahora si me podrías regresar el libro- veo el libro en mis mano y lo regreso al estante.

-Recupéralo tú- me ha cabreado su forma de hablarme.

Me mira con el ceño fruncido, está molesta es más que obvio, pero se hace la fuerte. Regreso a mi lugar y continuo, instantes después ella se ubica junto a sus amigas, quienes durante su ausencia no dejaban de ver en mi dirección.

La campana suena y marca el ingreso a la clase, todas desaparecen de la mesa, menos ella, que le pasa, sigue sumergida en ese libro. Trato de no prestarle importancia, pero logro ver como sonríe ante su profunda lectura. Cierra el libro y guarda sus cosas para salir del lugar. Yo continúo con mis asuntos por media hora más.

AMNESIA.  (COMPLETA): SAGA ATRACCIONES PELIGROSASWhere stories live. Discover now