Capitulo dieciocho: Viejo amigo, vieja alucinación.

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El último puño de tierra había sido puesto cuidadosamente frente aquella lapida de madera muy improvisada. No había nombre para saber quien estaba enterrado ahí, ninguna señal de que se trataba de un niño, o algo para anunciar que en un mundo como este no había inocencia alguna. Simplemente aquella cruz un poco chueca.

Jessica hizo un gesto de inconformidad mientras se ponía de pie mirando con un gesto de triste curiosidad que le dio ternura a Daryl, el cual, se encontraba a unos pasos más lejos de ella.

Al principio el arquero le había visto llorar mientras el metía el cadáver de John dentro de aquella pequeña fosa donde jamás volvería a ver su rostro desmembrado, ni acariciar su cabello que seguía creciendo y creciendo a pesar de estar muerto. El olor a putrefacción y el llanto de Jessica se fueron apagando conforme la tierra cubría cada vez más el cuerpo.

Era hora de decir adiós, y Jessica extrañamente no se sentía tan triste como hace unos días.

El peso en sus hombros iba disminuyendo, la inquietud de saber si su hermano estaba vivo o muerto al fin había terminado para ella...al fin tenia paz y tranquilidad. Quiso pensar que John no sufrió, no lloro perdido entre los arboles buscando un lugar caliente para pasar la noche; se aferro al pensamiento de que no sucumbió al llanto cuando se deshidrato, pensaba que no se desespero cuando su estomago llevaba dos días seguidos sin nada que comer...le agradaba pensar que John murió rápido, sin dolor.

John no sufría más en este mundo. No vería como Jessica se caía en pedazos un día de estos, ni tampoco tendría que matarla como Carl se vio obligado a matar a su madre.

Cuando entorno la vista, frente a la tumba de su hermano, justo en aquella cruz desnivelada, estaba escrito con marcador permanente y letras irregulares: "Aquí jase John Caster, el pequeño hijo de puta más resistente en este mundo."

Jessica soltó una risita cuando lo leyó y sintió como unos toscos brazos la rodearon torpemente y sin ejercer fuerza, como si un robot intentara abrazarla. Ella tomo las muñecas de Daryl y se giro a verlo con una media sonrisa en los labios, quedando frente a él.

-Tu necesitas un baño, Dixon. -Susurro ella como si John pudiese oírlos.

El arquero frunció el ceño haciendo un gesto serio y la soltó.

-¿Quieres que me adapte aquí como un perro? -Siseo fulminándola con la mirada, escondiendo cierta parte de su rostro por su mugriento cabello lleno de mugre, tierra y sangre. -¿Qué les pida una tarea y baje la guardia?

Jessica bajo la vista tomándose las manos.

Llevaba puesta una camiseta a cuadros y un pantalón de Mezclilla que al fin le permitía ver a toda Alexandria lo que tenía el arquero entre manos, el muy suertudo. Y Daryl no tenía ganas de presumirla, prefería colocarle su raido chaleco de forma protectora que ver como Abraham le miraba de reojo para salvar su trasero de que Daryl lo pateara.

Y aun así, Jessica se seguía viendo tierna con sus ojos medio tristes y confundidos, su cabello desordenado y aquellos gestos con las manos que a Daryl le parecían jodidamente encantadores. Pero claro, eso no lo iba a decir ahora, porque estaba ganando.

-Solo digo que no estaría mal que te des una ducha y me acompañaras a la cena de hoy. -Murmuro viéndole a los ojos y después poniéndose roja.

Daryl se trago la saliva con la que se había ahogado sin emitir ningún sonido, y le dio la espalda unos cuantos segundos porque detestaba sonrojarse frente a quien fuera. ¿Desde cuándo las chicas proponían citas a los chicos? Porque... ¿Eso era una cita, o no?

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2017 ⏰

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