Capitulo 10

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Cuando eres competidor de carreras te enfrentas a todo tipo de retos que van desde aprender a perder el miedo en la pista como a hacerte uno con la máquina, tu vida privada se va por un tubo, claro si quieres llegar a ser tan grande como tu ídolo o si quiera llegar a pararte en una pista de carreras, pero eso tampoco impide que desaparezca por completo, aquella salida familiar que esperaron por años simplemente no podrá realizarse o tendrás que enfrentarte a la enorme carga de la soledad.
Mate se encontraba durmiendo plácidamente en el sofá, al igual que Guido y Luigi, me senté al borde de la cama para acomodarme los zapatos, no pasó mucho tiempo cuando sentí que aquella parte de la cama se hundió por lo que voltee a ver de quién se trataba.

-Así que, últimamente a estado muy distraído joven McQueen, ¿Se podría saber la razón?- Luigi mantenía una expresión totalmente sería, pero comprensiva tal y como la de un padre sería

Me mantuve en silencio, no pude contestar, me avergonzaba el decirlo, no podía era tan humillante.

-Oh, joven McQueen los problemas del corazón siempre son los más difíciles de superar, pero no hay que darnos por vencidos, siempre hay alguien más esperando por nosotros y  aquellas personas son sólo pasajeras, una pequeña experiencia- Su mano se posó en mi espalda y aquella sonrisa se mantuvo por una pequeña fracción de tiempo-Ahora apresúrese que el avión sale en una hora y el aeropuerto ya ha de estar a reventar

-¡Mate, Guido arriba ya es hora de irnos!-Se levantó Luigi gritando a todo pulmón, logrando que los otros dos se levantaran y que Mate cayera al suelo debido al susto

Una pequeña sonrisa se esparció en mi rostro al ver aquella graciosa escena y todo dejo de importar por un momento al recordar que yo no estaba solo aún los tenía a ellos.

La salida del hotel fue una pesadilla los flashes golpeaban contra mi rostro, mientras con una mano trataba de cubrirme y miles de micrófonos se agolpaban a mi alrrededor, los gritos de los periodistas eran insoportables y tan confusos pero eran los mismos y desafortunadamente podía distinguirlos ya que todas las preguntas parecían ser sobre Sally, por primera vez en mi vida me quedé pasmado sin saber qué hacer, noté como Luigi, Mate y Guido trataban de alejarlos, no lo comprendí hasta ese momento.
Tal vez era cierto que ella me había engañado y que aquellos sentimientos se fueron apagando poco a poco pero cierta parte de ellos seguían aferrados a mi, la parte que me hizo sentirme tan mal por aquella traición y que había ido más allá del orgullo, aún no la olvidaba.
Un fuerte y firme brazo rodeo mi hombro y en ese momento salí del shock en el que me encontraba, un castaño alto, de facciones perfectas y con unos lentes obscuros que cubrían sus ojos cafés, se encontraba hablando en esos momentos.

-Mi dispiace pero in questo momento il mío amico McQueen sono molto cansado e por eso nos retiramos-Aquel castaño tiro de mí sin quitar su pesado brazo de mi hombro en ningún momento, alejando a la prensa en su camino y dirigiéndome así a los escalones de la entrada.

Extrañamente la prensa se quedo pasmada viendo como nosotros descendíamos aquellas escaleras, al frente nuestro ya se encontraban los automóviles estacionados listos para ser abordados con un Valet Parking sosteniendo las puertas del piloto de cada auto.

-¿Por que hiciste eso?- le susurre a Francesco

-Solo quería salutare a la prensa- Una sonrisa se extendió por su rostro y antes de que pudiera decir algo más él se adelantó- Mi dispiace ma se me hace tarde e tengo que tomar un vuelo a Mónaco,  vi vediamo in el aeroporto McQueen

Inmediatamente subió su auto sin titubear y arranco sin esperar respuesta alguna, una mano se pasó sobre mi hombro, justo en el antiguo lugar donde Francesco había apoyado la suya.

-¿Sucedió algo malo McQueen?-El rostro de Mate demostraba preocupación e igualmente pude notarlo en Luisiana y Guido

-No, ya solo vámonos de aquí

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