Capítulo 1

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Una semana después...

Dafne recogía su mesa a toda prisa. Acababa de terminar la clase y o corría o perdería el autobús. Había quedado en ir a buscar a su mejor amiga, Paloma, a la salida del instituto, y no quería llegar tarde.

Terminó de guardar sus libros y su estuche en la mochila, se despidió corriendo de su grupo de amigos y echó a correr hacia la parada del autobús. Tenía una media horas de autobús porque Paloma iba a otro instituto distinto al suyo. Todo el grupo estudiaba junto, pero al llegar a bachillerato los padres de Paloma que eran muy estrictos insistieron en cambiarla porque decían que el otro tenía un nivel más alto, así que ahora estaban más separadas.

Iba bastante pillada de tiempo, pero tuvo suerte y cuando llegó el autobús aún no había pasado.

Estaba ansiosa por ver a Paloma. No podía estar sin ella y la había echado mucho de menos durante todo el fin de semana, porque se había ido con sus padres de casa rural, así que moría de ganas de verla, ya que además era lunes y aún quedaba mucha semana para el fin de semana siguiente.

Al fin llegó el autobús. Dafne montó y se sentó en uno de los primeros asientos libres que vio, en la tercera fila. Se puso a escuchar música con sus auriculares e intentó relajarse un poco para ver si así se le hacía más corto el camino, pero lo cierto es que se le estaba haciendo eterno. Al final se quedó un poco adormilada, por lo que casi no se daba cuenta de donde se llegaba, ni de que alguien un par de filas más atrás, escondido entre las sombras, no dejaba de observarla y no apartaba la mirada ni un solo segundo de ella.

El autobús pasó por un bache y en ese momento Dafne se despertó sobresaltada, estaba sonando en el móvil la canción "Only you" de Yazoo, una de sus preferidas, y al mirar por la ventana vio que ya casi había llegado. "Uff, menos mal", pensó Dafne, un poco más y se habría pasado la parada. Tocó el timbre, recogió su mochila del asiento de al lado donde la había apoyado y se bajó del bus.

Llegó pronto a la puerta del instituto, pero no le importaba esperar un poco fuera, además ese día hacía menos frío que otros, así que se sentó en un banco al sol.

Por fin sonó el timbre que anunciaba el fin de las clases, y al poco de sonar, Dafne vio salir a Paloma por la puerta, andando rápido hacia ella con una gran sonrisa iluminándole la cara, y en cuanto la alcanzó le abrazó con fuerza.

Dafne estaba muy contenta, al fin veía esa sonrisa que tanto le gustaba y tanto había echado en falta.

Dafne y Paloma no se parecían en nada la verdad. A simple vista nadie habría dicho nunca que dos personas tan distintas podrían llegar a completarse tanto, pero eran como hermanas, inseparables.

Dafne tenía 17 años y estaba en el último curso del bachillerato de letras puras, le encantaba el latín y el griego. Era morena, con el pelo largo, liso y castaño con reflejos cobrizos, y llevaba unas gafas de pasta redondeadas. No era la típica chica esquelética que solo se preocupaba por su físico y por qué se ponía o no. Era de altura media, un poco ancha de espaldas y cada mañana se vestía con la primera camiseta o sudadera que hubiese en la cima de su torre de ropa, unos vaqueros y, por supuesto, unas deportivas, algo que jamás podría faltar en su look. Siempre había sido muy reservada y a veces la gente tenía una impresión equivocada de ella de que era muy fría y arisca, pero lo cierto es que solo era reservada por temor a que le hiciesen daño, pero por dentro tenía uno de los corazones más nobles y frágiles que pudiese existir.

Por el contrario, Paloma, también tenía 17 años y estaba en el último curso de bachillerato, pero estudiaba el de ciencias. Su pasión era la biología, ya que su sueño era llegar a estudiar medicina. Era muy blanquita de piel, y tenía el pelo corto a la altura del hombro y rizado, con algunas mechas rubias entre medias. Tenía los ojos muy grandes y muy azules y algunas pecas por la cara en la zona de los pómulos y la nariz. Era muy delgada, y a veces entre eso y lo dulce que era, daba la impresión de ser muy frágil y de que en cualquier momento podía romperse en mil pedazos, aunque no era así, y en verdad tenía un carácter muy fuerte.

Fracta FlammisTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang