Capítulo 1: La penúltima hora

Start from the beginning
                                    

― Algunas personas tenemos modales – digo en voz alta para que me escuche.

― ¿Qué es esto? – pregunta indignando en lo que continúa escupiendo la manzana –. Esto sabe horrible.

― Eso es una manzana – respondo al recordarme que tengo conocer esta nueva versión del Doctor.

― Y acabas de decir que es tu favorita – secunda la niña confundida.

― Bueno, no lo es.

Veo que la niña agarra otra manzana haciéndole unos cortes pocos profundos para dar forma a una carita feliz. Eso me recuerda que si no habrá alguien cuidando a la pelirroja y si el Doctor no habría hecho demasiado ruido como para despertar a las personas que se encuentran en el lugar.

― ¿Por qué la manzana tiene una carita feliz? – pregunto entre confundida e interesada.

― A mí no me gustan las manzanas – la niña agarró la fruta con melancolía –. Cuando era más pequeña, mi mamá les hacía una cara para que pudiera comerla.

― ¡Ya se que quiero! – anuncia el Doctor emocionado –. Pan con mantequilla.

― ¿Estás seguro de que quieres eso? – pregunto preocupada porque pueda repetirse una escena parecida a la de la manzana.

― Por supuesto.

La niña saca la mantequilla del refrigerador y el pan de la alacena. Ella le prepara el platillo para entregárselo al Doctor, que se encuentra sentado. Él se ve emocionado por comer el platillo.

― Este es mi favorito – anuncia con una sonrisa.

Le da la primera mordida, pero su cara demuestra disgusta por lo que agarra el plato y se levanta de su lugar. Las dos lo seguimos para ver como aviente el plato hacia la calle como si se tratara de un disco volador.

― ¡Y no vuelvas nunca! – advierte el Doctor.

― ¿Es en serio? – pregunto incrédula una vez que reingresa a la casa –. ¿Acabas de amenazar a un plato de pan con mantequilla?

― Tenía que – pongo mi mano en mi rostro al escuchar su respuesta –. Parecía amenazante.

Los tres regresamos a la cocina para saber qué es lo que quiere el Doctor de comer. Él se detiene para observar con mucha atención a la pelirroja haciendo que el momento se volviera incomodo para todos.

― Tú eres escocesa – concluye después de unos largos segundos en silencio –. Tú debes de saber cómo cocinar.

― ¡Doctor! – lo reprendo.

― ¿Qué quieres que haga? – pregunta la niña interesada.

― No sé – responde el Doctor indiferente.

La niña empieza a buscar entre las repisas comida que le pueda a dar a mi, nada hambriento, esposo. La ayudo a buscar mientras el Doctor solo se limita a observar a su alrededor. Después de todo, todo vuelve ser nuevo para él. La pelirroja encuentra una lata de habas por lo que decide prepararlo. La ayudo porque, al parecer, soy la única adulta responsable en la cocina. La niña pone el mantel y un tenedor en el lugar donde se encuentra sentado el Doctor.

― Ahora sí. Comida buena – comenta satisfecho.

Da el primer bocado, pero corre de nuevo hacia el fregadero para repetir la misma acción que con la manzana. La niña y yo intercambiamos miradas asqueada. Doy media vuelta para recordarme que no es el mismo Doctor que había visto horas atrás.

― ¿Qué más me puedes dar? – pregunta el Doctor pensativo.

La niña vuelva a abrir el refrigerador para sacar huevos y tocino para prepararlos en el mismo sartén que había preparado las habas. Ella le entrega al Doctor un cuchillo y un tenedor en lo que yo reviso que la comida no termine quemándose. Cuando termina de preparar, le entrega el plato. Al igual que todas las veces anteriores, después del primer bocado, decide echarlo a la basura.

Doctor Who (V) : Coincidences don't exist [En edición]Where stories live. Discover now