Prólogo.

8.2K 666 214
                                    


Aquella preocupada pelirroja comenzó a correr por todo el estacionamiento en busca del móvil que se le había caído hace poco. Su mirada iba pegada en el suelo, buscando ese objeto tan valioso para ella.

Pero antes de darse cuenta, su cuerpo impacto fuertemente con otro, retrocedió con sus ojos cerrados, estando aturdida.

—¡¿Qué te pasa?! —espetó la voz de un hombre muy molesto— ¡Debes tener cuidado!

Lalisa abrió sus ojos lentamente con temor. Un chico alto y castaño estaba furioso frente a ella, no la dejaba de observar con desagrado y molestia.

—Perdón, no te vi —murmuró de mala gana, para después seguir corriendo. No le apetecía discutir con un desconocido.

—¡Agh! ¡Deja de estar corriendo, niña! —Tan solo ignoró los gritos de aquel chico, tenía que encontrar su móvil o su mamá la mataría.

Sus ojos no los despegaba ni un poco del suelo, debía ser cuidadosa en cada vistazo que daba por aquel azabache concreto.

No pasó siquiera un minuto, cuando se arrepintió de no haber hecho caso al chico anterior, porque nuevamente chocó con alguien, y esta vez ambas personas terminaron en el suelo. Maldijo mil veces en su mente, antes de ponerse de pie.

—¡Lo siento, lo siento! —ayudó a la otra persona a levantarse, antes de que comenzara a reclamarle como anteriormente lo habían hecho— No era mi intención, enserio lo siento.

Frente a ella estaba una chica más baja que ella de cabello oscuro, lograba ver que sus cejas estaban un tanto fruncidas, pero en señal de confusión, no de molestia. Lisa logró percatarse que la chica estaba demasiado tensa, manteniendo la cabeza baja mientras que con sus pequeñas manos cubría sus ojos.

—N-no te preocupes —susurró finalmente.

Lisa estaba un tanto confundida, no entendía la actitud de la chica, esperaba una reacción de molestia, más no de una clase de... ¿miedo? ¿Con confusión?

Demasiado extraño, a su pensar.

—¿Estás bien? —preguntó alarmada, pensando que tal vez se lastimó con la caída, después de todo había sido un fuerte impacto— ¿No te hice daño?

—No, t-todo bien —ella seguía con la misma postura, luego tragó saliva en un acto de nerviosismo—. Solo que... ¿podrías, por favor, decirme dónde está mi bastón? También mis lentes...

La pelirroja se sorprendió por aquella oración, así que miró al suelo, donde se encontraban un par de gafas oscuras, a un par de centímetros un bastón rojo, entonces lo entendió.

La chica frente a ella era ciega.

Stay || lisoo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora