6: Patas Rojas y sus pérdidas

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-¡¿Qué?! ¿Cómo que Garra Veloz no está?-rugió Estrella Leonada. 

Patas Rojas bajó la cabeza. El gato negro había sido su compañero de aprendizaje y eran muy amigos. Zarpa Plateada les había contado que su guerrero había desaparecido durante la pelea. 

-Atigrado tampoco está.-explicó, nerviosa por la reacción de su líder.

 -¡¿Es que solo hay malas noticias para mí?!-exclamó, con el pelo levemente erizado. 

-¿Atigrado? ¿Segura?-preguntó Patas Rojas, lugarteniente y padre del gato secuestrado. En sus ojos había una leve esperanza escondida.

–Sí. Estaba atacando a Zarpa Espinosa y cuando giré, ya no estaban. Castaña estaba con él. Ambos estaban inconscientes, al parecer.-Patas Rojas asintió lentamente.La esperanza que había antes en sus ojos se desvaneció. 

-Gracias. Puedes irte. En...encontraremos a Atigrado pronto. No te preocupes por tu amigo. Estará aquí pronto.-Una señal de duda asomó por sus húmedos ojos. -Man...mandaré una patrulla, Estrella Leonada.-dijo, girando a su líder, que estaba sentada, observando el suelo de la guarida. Ella asintió.

Probablemente la líder no había notado que la voz de Patas Rojas era temblorosa, como si fuera a llorar, o que apenas podía contener las ganas de hacerlo. Se preguntó cómo el lugarteniente podía aguantar tanta pérdida sin perder el control, así como Estrella Leonada. Él antes había perdido a su pareja, Tormenta Rayada. Sus hijas, Pequeña Rojiza y Florecilla, habían fallecido al ser atacadas por un zorro. Solo le quedaban Atigrado y Garra Veloz, ahora ambos desaparecidos.

Mientras Zarpa Plateada se dirigía a su guarida, escuchó una voz rota, llorosa.

 -Espero que lo encontremos. Tenemos que.-Era Patas Rojas, detrás de la aprendiza. No se había dado cuenta de la presencia de Zarpa Plateada y estaba hablando solo. El gato rojizo salió del campamento, cabizbajo y con la cola entre las patas. Sus orejas estaban caídas, como sus bigotes, y las lágrimas cubrían su cara. La aprendiza de curandera nunca había visto al lugarteniente tan triste. Su cuerpo siempre despedía energía y felicidad. Siempre estaba alegre, sin importar la situación. Nunca era pesimista, por eso era muy querido y admirado por todos. La gata se acomodó en su lecho, preocupada. ¿Qué sería del Clan del Trueno con su lugarteniente deprimido y la líder desesperada? 

#1: Un nuevo amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora