Pero que más podía hacer, si empezaba a caminar sin rumbo, podría perderme y quien sabe que podría pasarme. Tuve ganas de llorar, pero me contuve.

Desee que papá estuviera, porque sentía que si él hubiera estado, yo nunca me hubiera encontrado en esta situación.

Me acaban de dar mi primer y no lo podía asimilar.

Cuando alguien me tocó el hombro, pegué un brinco y chillé de sorpresa, estaba tan alterada que casi tuve un ataca al corazón. Ver a Alex y Chase, no me fue de ayuda.

—¿Estas bien? —me preguntó ella.

—¡Claro que no lo estoy! ¿Que no ven que solo soy una chica aburrida que no hace estas cosas? Yo debía estar en casa durmiendo, no en este lugar con gente ebria. Él no debió hacer eso. Me siento perdida y ni siquiera pude huir a casa.

Chase intento acercarse, pero le di una mirada de advertencia.

—Ni te atrevas, tú fuiste el culpable de que él hiciera eso. Ahora le he golpeado y me siento mal por ello aunque se lo merecía.

—Lo siento —se disculpó Chase y parecía sentirlo de verdad—, no espere que fuera a ser tan grave.

—Tengo sueño, he tenido suficiente hoy y quisiera volver a casa y descansar algo al menos para no sentirme condenadamente mal mañana cuando deba ir a clases. ¿Pueden por favor llevarme a mi casa de una vez?

Alex asintió.

—Es lo menos que podemos hacer, queríamos que la pasaras bien y te hemos hecho la noche imposible.

Trague saliva, esperando que se acabara esa etapa del día. Deseando que ellos no se les ocurrieran llevarme a otro lugar. Así que seguí el paso, sacudiendo aun un poco la mano para evitar un poco el dolor y voltee una única vez hacia la entrada, donde él apenas salía con una mano en su quijada.

***

Aquel familiar y tedioso sonido que me hacía despertar en las mañanas, me obligo a abrir los ojos. Me dolía la cabeza y busque de inmediato apagar la alarma.

Casi me dormí de nuevo, pero logre apartarme el cobertor mientras intentaba levantarme.

Tenía un fuerte dolor de cabeza y mi cuerpo estaba realmente adolorido. Me senté y me pasé las manos por la cara, miré a mi alrededor y percibí un ruido que provenía del baño, mientras con cierto temor me pregunté que podría ser, recordé muchas cosas que no deseaba.

Puse mis pies en el suelo y tomé fuerza para levantarme, me acomodé el desastre que en ese momento era mi ropa y seguía mirando de reojo a mi habitación, mientras que con ligeras pisadas avanzaba a la puerta del baño. Eran sonidos leves los que escuchaba. Estiré mi mano y mis dedos rodearon el pomo, luego lo viré y este cedió, lo que quería decir que no tenía el seguro puesto.

Abrí la puerta.

Alex.

Maldición, Alex.

Se había estado maquillando en el espejo, pero al notar mi presencia y mi intromisión, dejó de hacer lo que hacía y me observó.

—Ya despertaste.

—¿Qué haces aquí?

—Cuidándote.

—¿Cuidándome? —pregunté confundida.

—Bueno, yo era la mejor opción, Allen y Chase no se iban a quedar a cuidarte, ya sabes... son hombres.

—¿Cuidarme de qué? —fruncí el ceño.

—Pensamos que era buena idea vigilarte, digo cuidarte, eso sonó acosador, lo siento. Pero si, es que ya sabes por lo de ayer.

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