La gran boda, el gran engaño.

36 5 0
                                    

  Capítulo 10. El cielo comenzó a nublarse, una fuerte lluvia caía sobre la ciudad, las calles solas se inundaban de agua y del sonido de las gotas que caían, parecía que el cielo estallaba en llanto al igual que Celia, que bajo la lluvia, sobre una calle se dirigía llorando, empapada en llanto y dolor, sufría al recordar las palabras de su hija.
Aquella silueta de esa mujer se fue perdiendo entre la lluvia, entre la soledad, entre el sufrimiento.
Al otro día Marisol limpiaba el mostrador de la tienda de vestidos de novia, cuando sorprendida quedo, al ver a Vanessa al lado de Griselda su futura suegra.
-¡Buen día! Alguien que nos atienda por favor.- Decía Griselda.
-A sus órdenes, en que le puedo ayudar.
Vanessa impactada al escuchar la voz de Marisol, se acercó a ella y le dijo.
-Busco un vestido de novia, que sea fino, elegante y muy caro, uno tan caro como el que tú siempre has soñado- Con una burla infinita Vanessa se dirigía a ella.
En ese momento Griselda se adentró a la tienda dejando a solas a Vanessa con Marisol.
-¡Hermanita! Tú siempre tan trabajadora, lástima que hayas caído en tu zona de confort y que te resignes a ser una simple empleada.
-¡Vanessa no te permitiré que me hables así!
-¿Oh, si no que empleaducha? ¿Me correrás de la tienda? Que no se te olvide que vengo con la famosísima señora Griselda, ¡Te recuerdo que pronto me casare con su hijo y seré parte de la familia Arizmendi Arteaga!- Vanessa muestra su anillo de compromiso a Marisol.
-¡Tú no tienes escrúpulos Vanessa! ¡Te recuerdo, que "De nada te sirve la riqueza en los bolsillos, cuando tienes tan pobre el corazón"!
-Y eso ¿A quién le importa? Solo a ti, por eso eres quien eres, por tus estúpidos sentimientos tan nobles.
-Piensa en lo que te digo Vanessa, ¿No te da remordimiento olvidarte de tu madre, de tus hermanas y ahora Leonardo?
-¡NO...! ¡NO Y NO! Porque ustedes formaron parte de mi pasado, un pasado que ya enterré, ahora dame el mejor vestido y date prisa porque no tengo todo tu tiempo.
En ese momento entra Griselda, Vanessa finge no conocer a Marisol, En segundos entra al probador y sale luciendo un vestido espectacular.
-¡Te vez preciosa Vanessa! Con ese vestido deslumbraras a mi hijo.
-¡Claro yo merezco usar este vestido, yo si lo sabré lucir!
-¡Me llevo este!
-Enseguida se lo empaco señorita.
Vanessa sale del lugar con Griselda, desde lejos voltea y ve a Marisol, guiñándole el ojo nuevamente se burla de ella.
Con el paso de los meses y Noche tras noche, Celia sentía la ausencia de sus hijos, el largo camino de espinas aun no terminaba, recostada en su cama, Marisol trataba de animarla.
-¡Mamita, no me gusta que estés así, por favor levántate de esa cama, y vamos a probar mi desayuno, porque ya no tarda en pasar Leonardo para irnos a la universidad!
Celia animada se levantó de la cama, acompañando a su hija en el desayuno, enseguida llego Leonardo, Celia lo invito y feliz mente el ánimo regresaba, la calma parecía volver.
El Domingo llego Celia, Jacinto, Rosario, Marisol y Leonardo se dirigían a la iglesia, era una tradición para ellos asistir cada domingo a misa.
Atraídos por algo especial, los curiosos se arremolinaron alrededor de una limosina adornada con rosas blancas, incluso varios fotógrafos luchaban por captar la mejor imagen, la gente que estaba ahí murmuraba.
-¡Si...! ¡Son ellos... son ellos!
Luciendo un hermoso vestido blanco de novia, Vanessa bajaba de aquella lujosa limosina, acompañado de Maximiliano que también lucia elegantísimo.
-¿Es verdad que pronto se irán del país?- un periodista preguntaba.
Caminando entre la multitud y sonriendo gentilmente, la pareja avanzo hacia el altar de aquella iglesia, quien parecía esperarlos para contraer nupcias.
Celia desde una orilla podía observar que aquella mujer vestida de novia, era nadie más y menos que Vanessa, admirada, triste e incrédula los miraba.
Admirado de la belleza femenina de esa mujer de blanco, Leonardo no pudo sustraerse a la mirada de aquellos ojos profundos y negros, enmarcados por el bello rostro de Vanessa.
-¡Esa mujer es Vanessa y se va a casar! Angustiado dijo Leonardo.
Celia una vez más parecía temblar de desilusión, ella sabía que daría lo que fuera por estar en ese momento al lado de su hija, sin embargo el recordar las palabras de Vanessa, la inundaron de dolor el alma.
Marisol furiosa miraba a Vanessa, sabia del daño que le causaba a su madre, no creía hasta donde había llegado su hermana.
-¡Vámonos mamá! Nosotros no tenemos que estar aquí- Marisol le decía a su madre tratando de hacer que se olvidara de ese inmenso dolor.
-¡Si vámonos Celia!-Doña Rosario insistía.
-¡Vámonos Celia! Reafirmaba Jacinto.
-Abuelos llévense a doña Celia, ella no merece más desprecios, ¡Marisol ten, váyanse en un taxi, en momentos los alcanzo! –Leonardo le entregaba unas monedas a Marisol.
-¿Pero tú que harás Leonardo?
-¡Nada, absolutamente nada! ¡Estaré bien no te preocupes! Pero ahora váyanse, tu madre no merece más dolor.
Adentro de la iglesia el blanco resaltaba en toda su totalidad, gente elegante llenaba cada una de las bancas de la iglesia, en el altar Vanessa junto a Maximiliano presenciaban su ceremonia.
Las palabras del párroco, y esperadas de toda boda llegaron.
-¡Queridos hermanos continuando con esta boda, si hay alguien presente que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o que calle para siempre...!
Leonardo llegaba a la entrada de la iglesia, sus pasos cada vez más se acercaban a la pareja, sin embargo no pudo impedir la boda, su corazón no se lo permitía, el sabor amargo de perder un amor le envenenaba el alma.
Vanessa sintió la mirada de Leonardo, volteando hacia la entrada pudo verlo, una lagrima corrió por su mejilla, el escalofrió nuevamente se apoderaba de ella, en ese momento quería correr a los brazos de su amado Leonardo, su voz repitió en silencio.
-"Los sentimientos son para débiles"
Entonces el padre continúo.
-Si no hay nadie que se oponga, los declaro marido y mujer, El novio puede besar a la novia.
Maximiliano sello el amor que sentía por Vanessa en un largo y profundo beso.
Los espectadores presentes finalizaban con gritos de felicidad.
-¡Vivan los novios!
-¡Felicidades!
Leonardo presenciaba la escena, el cuerpo le dolía cuando trato de hacerse a la idea de que jamás podría volver a tocar las manos, labios y cuerpo de aquella mujer, también sintió dolor y vacío en su corazón.
-Tú me amas a mi Vanessa... ¡Aquí mi amor, que tenía por ti, muere contigo! ¡Hasta nunca Vanessa!
Leonardo sintiéndose perdedor salió del lugar, tristemente dejando atrás el recuerdo de esa mujer.
Vanessa también guardando sentimientos fantasma y con la sensación de una extremidad que ya no tenía pero que seguía ahí, respiro profundo y continuo al lado de Max.
Al siguiente día los periódicos de la ciudad, publicaron la emotiva escena que había causado impacto en la sociedad.
-"Hijo de empresarios contrae nupcias con mujer Elegante y poderosa"  

AMOR DE MADRE (Historia Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora