Dia 6: Fantasía sexual

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--¡Todos al suelo, Todos al suelo!—Gritó uno de los uniformados, los 3 mafiosos restantes al ser superados en cantidad se rindieron acatando las órdenes dadas, más uno de ellos trató de huir adentrándose en el mismo lugar donde el mafioso azul se ocultaba. Varios policías fueron tras de él y no pasó mucho para que le arrojaran al pavimento esposándole en el acto, suspiró aliviado cuando se iban retirando con el arrestado que oponía resistencia ganándose la atención de todos  y dejándole invisible a cualquier sonido que emitiera, o eso pensaba. Cuando trató de levantarse una mano repentinamente le empujó volviendo a caer golpeando su espalda con la fría muralla escuchando el cómo se quitaba el seguro a una pistola, vio hacia arriba y ahí estaba… con su traje de servidor de la justicia impecable y sus ojos rojos tan intensos como la sangre fresca, era un policía apuesto y como había pensado este le apuntaba con su arma directamente a la cabeza, estaba tan concentrado en huir que pasó por alto el asegurarse de que no hubiese nadie más para que algo como esto pasara, esta vez sí que estaba en aprietos.

--¿Creíste que con un escondite tan obvio serías capaz de salir desapercibido?—Comenzó a hablar el desconocido policía con un tono irónico como si estuviera hablándole a un niño que acababa de hacer una travesura, pero a él le gustaban los juegos y este le parecía muy divertido.

--Al parecer mi táctica no funcionó esta vez my friend, me temo que no tengo otra opción más que darme por vencido…, vamos lléveme con la ley— Le miró rendido.

--¿De verdad te entregaras tan fácilmente?— Preguntó receloso.

--Si…pero antes……--Acercó su rostro al arma para tomar el cañón con una de sus manos enguantadas y lamer toda la extensión de esta sin apartar la vista de los orbes rojos que le miraban sin expresión alguna— ¿Qué le parecería si nos divertimos un rato, capitán?—

--¿Ehh…? Piensas que puedo caer fácilmente en tus engaños ¿No es así, Tigre asesino?— Al oír su sobrenombre se sobresaltó un poco ¿Cómo era posible que un policía común le reconociera? Y más extraño era al notar el acento del tipo y un tatuaje en su muñeca delataba su origen.

--Tu… no eres policía…. ¡Eres extranjero…..!—Dijo con una mueca de sorpresa, el otro esbozó una sonrisa burlesca que le atrajo y sus ojos destellaros un brillo malicioso inexplicable para el de azul.

--Buu~, tal parece que ahora el descubierto soy yo— Habló decepcionado— Bueno… no me queda otra que deshacerme de la evidencia, que mala suerte para ti, Mèilì (Hermosura)— Ante la mirada de terror del contrario este ensanchó su sonrisa jalando del gatillo que a diferencia de matarle con una bala, liberó un extraño gas que rodeo el rostro del oji-azul sumiéndole en un sueño repentino, una vez que cayó al suelo dormido el supuesto policía se acercó e inclinó tomando su barbilla en la palma de su mano y entrecerró sus ojos analizando cada parte de su rostro y figura. –Un rostro tan bonito no debería estar arriesgándose a ser destrozado en un mundo tan oscuro como este, no me sorprende que seas uno del los favoritos del Don… --Murmuró por lo bajo.

Había sido muy cuidadoso en entrar a el cuerpo policial japonés a fin de infiltrarse en los asuntos del Yakusa jefe de los matones que habían sido previamente arrestados por sus compañeros igualmente encubiertos y que, por ordenes superiores, debía buscar información valiosa para destruirle. Tambien en las comisarías investigó a otras ramas principales del mundo criminal como la del Don, un italiano asentado permanentemente en el país y de su temible mano derecha Karamatsu, el Tigre asesino; pero no había pasado por su mente la idea que tal figura de autoridad fuese un hombre tan joven. Relamió sus labios al pasar sus dedos sobre la clavícula descubierta de su camisa abierta. Todo esto le resultaba muy  interesante…

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--Ugh… mi cabeza……. — Despertó con la vista borrosa y con su cuerpo adolorido por…. Ni el lo sabía, abrió sus ojos grandes para notar que estaba completamente atado por cuerdas rojas unidas al techo, su rostro daba al suelo y para su alivio aún estaba vestido como antes, no sabía lo que pasaba ¿le secuestraron? Por la forma en la que estaba era algo evidente si es que el Don no había decidido dejarle de esa forma, pero ahora que lo recordaba… antes de caer dormido había tenido una plática no tan agradable con un policía falso con acento extranjero, y viendo las circunstancias fue él quien posiblemente le había traído a esa extraña habitación lujosa. Las paredes estaban pintadas con dibujos típicos orientales como tigres, dragones y flores de loto rodeados de árboles y nubes, por las inscripciones grabadas en negro y dorado en varias partes de las murallas y a simple vista pudo suponer que eran frases Chino Mandarín, justamente era tal idioma el que le había detectado al oji-carmesí con su rara pronunciación japonesa.

Reto de los 30 días (OsoKara version)Where stories live. Discover now