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Una peliturquesa miraba su ventana sin algo concreto al que colocarle su atención. A veces solo mirar a la nada misma le traía calma, el ver como las hojas y las flores se desprendían de los árboles formando una danza hasta tocar con elegancia el suelo.

Su mente fue sacada de sus pensamientos al alzar al haber presenciado a otra joven chica de largos cabellos lavanda. Ella sabía perfectamente de quién se trataba y era de su rival en guitarra del colegio: Brunilda Valentine.

Esta caminaba con lentitud mirando a sus alrededores a través de sus grandes anteojos, posó su mirada carmesí hacia la chica de coleta saludándola con una sonrisa amable.

Brit se ruborizó un poco ante esa acción, le respondió saludando igualmente pero con su mirada desviada para que no se note su sonrojo, debía admitir que esa chica era muy linda y adorable.

Aún así no debía distraerse con su belleza con respecto a su rivalidad.

Por eso cuando la chica de anteojos la sorprendió cerca de un jardín con la petición de que sea su maestra de guitarra su mente se desconectó por completo. ¿Enserio ella ,quien indudablemente la había aplastado con sus habilidades, le estaba pidiendo que le enseñara? Al principio le preguntó si era una clase de broma pero aquellos orbes rubíes no mostraban malicia alguna.

—¿Por qué quieres que te enseñe? Debería de ser al revés, eres simplemente asombrosa —Sus pómulos se sonrojaron al haber hecho aquella confesión.

La de menor estatura giró su vista hacia las flores que las rodeaba, se sentó en el pasto siendo acompañada por la oji-esmeralda.

—Por que muestras pasión y sentimiento al tocar, dejas tus emociones fluir al rasgar las cuerdas de tu guitarra y eso me parece muy admirable —Pasó sus dedos por los pétalos de un azafrán.— Quiero demostrar esa emoción cuando toco y por eso quiero que seas mi maestra —Sonrió con sus ojos cerrados y el viento mecer sus largos mechones.

El pecho de la morena sintió un vuelco y comenzaba a brindarle una sensación bastante cálida, sus mejillas se colorearon un poco para desviar su mirada de la adorable imagen de la contraria. Suspiro sonriente aún con la presión en su pecho, específicamente en la parte del corazón.

—Esta bien, realmente no comprendo aun tus motivos pero si quieres que te enseñe, lo haré.

—¡Muchas gracias maestra! —Se lanzó sobre el cuerpo de la peli-turquesa terminando abrazadas en el suelo —¿No le molesta que le diga así?.

—P-para nada B-bruni~ —Su cabellera comenzaba a esponjarse debido a los nervios que comenzaba a sentir al tener tan cerca a la contraria de su pecho, temía que llegara a escuchar sus rápidas pulsaciones.

—Mhmm... Que raro, normalmente la gente dice que le molesto mucho, especialmente cuando uso apodos —Se acurrucó un poco más en el pecho de su ahora maestra, usando sus atributos como almohada.

Brunilda se levantó del abrazo elevando un poco su mano y ver como una mariposa de tonos azules se posaba delicadamente en esta.

La morena no notó que en ese mismo instante ella había caído como esa mariposa ante la belleza de la de piel clara, pobre e ingenua niña enamorada~.

(...)

— Maestra.... Hay algo que he querido decirle —Soltó la pelilila rompiendo el silencio que se había formulado luego de haber practicado arduamente.

— Seguro, ¿qué sucede? —Alejó un poco su guitarra de su regazo dejándolo a su costado.

—Usted.... ¿Tiene a alguien que le guste?— Brit se crispó un poco ante aquella pregunta, claro que le gustaba alguien, era ella, pero seria incapaz de responderle con esa sinceridad.

Magnet [BritxBrunilda]Where stories live. Discover now