32: Te quiero en mi familia.

1.2K 53 3
                                    

Era sábado, y nos habíamos levantado todos temprano para ir a ver los entrenamientos libres. Yo, como me resultaba incomodo estar ahí con todos los mecánicos como si me estuviera acoplando, le había pedido a Marc de poder verle desde la grada de en frente de su box, en recta. Había accedido, pero su madre me acompañaría, para no estar sola. Desayuné fuerte, demasiado, pero el buffet libre siempre significaba llenarse de gofres y tortitas hasta reventar.

Después fuimos todos juntos hasta el circuito y fue ahí cuando nos separamos. A penas había nadie, era demasiado pronto.

Roser y yo entramos en tribuna y buscamos un sitio perfecto justo en frente del box de Marc, aunque cuando empezara la FP3 de Moto2 nos moveríamos hasta el box de Àlex, que estaba en medio de Paddock. Mientras abrían los boxes de la categoría más pequeña, Roser y yo hablamos. Bueno, más bien, me explicaba cosas del circuito.

-En la primera curva muchísimos pilotos se irán rectos, cuando pasen por ahí, mira la pantalla, ya verás- Me comentó, señalando la pantalla grande del principio de recta.

-¿Y eso por qué?

-Yo creo que porque sobretodo en los entrenamientos, los pilotos no van pegados, entonces no tienen tanta referencia de otros trazados, y como esa curva sigue teniendo asfalto después del piano, pues se cuelan.

Intentaba ver el final de recta, donde estaba esa primera curva algo problemática, pero estaba tan lejos que era prácticamente imposible, sin embargo había entendido todo lo que Roser me había explicado a la perfección. En Paddock habían comenzado a encender las motos pequeñas, que sonaban verdaderamente bien. Sonreí, recordando Jerez.

-¿No hay muy pocos boxes para todos los pilotos?- Le pregunté.

-Sí. Aquí solo están los boxes de los pilotos con más... Posibilidades, por así decirlo- Asentí, curiosa-. Los demás están atrás, pero para el cambio de moto siguen sin tener ningún problema.

Era interesante saber todo esto. Jugué con el pliegue de mis pantalones cortos, nerviosa por volver a ver las motos correr, por volver a sentir esa sensación de adrenalina solo escuchando el rugir de esas increíbles máquinas. Roser me miró, se me debía de notar el nerviosismo.

-Mi padre veía las motos siempre, nunca se perdió una carrera. Yo jugaba con mis juguetes en el salón, y cuando tenía cinco años comencé a interesarme por aquello que mi padre miraba todos los domingos, y que pareciese que le afectara tanto positivamente como negativamente- Expliqué, y la miré-. Los adelantamientos- Confesé, y Roser rió-. Dejé mis juguetes a un lado y me senté al lado de mi padre. No volví a jugar ningún domingo de carreras.

-Marc era casi igual, pero a lo bestia- Reímos-. Siempre que no estaba con la bici estaba enganchado a la tele viendo antiguas carreras, y cuando no, nos pedía que le lleváramos a ver una cursa de Cross. Por ese entonces hacíamos de voluntarios así que...

-Es bonito- Dije-. ¿Y Àlex?

-Àlex era igual, aunque él quería ser el mecánico principal de Marc. Luego... Cambió de opinión, como el niño que era.

-Bueno, la mayoría de los niños empiezan queriendo ser magos, luego arqueros, cazador, creador de videojuegos, DJ, médico, después bombero... Hasta que tienen dieciséis años y se dan cuenta que no saben qué hacer con su vida- Roser rió.

-¿Y tú, que querías ser?

-¿Yo?- Sonreí con los ojos cerrados. Tenía un pasado algo cursi-. Yo empecé queriendo ser princesa. Luego vi Flashdance y pensé que ser Stripper era lo mejor, luego, cuando me di cuenta de lo que era realmente decidí que sería bailarina profesional. Pero la realidad me golpeó cuando llegué a segundo de bachillerato y dije: "El baile es un hobbie, no una profesión" Y como siempre me había gustado ayudar a los demás, me metí en Antropología.

-O sea que Antropología es más bien una obligación.

-No, no... Eso creía yo, pero no me arrepiento en absoluto haber elegido estudiar Antropología en vez de Artes Escénicas.

Con la charla que estábamos teniendo Roser y yo, más interesante que todas las conversaciones que había tenido con mi madre los últimos cinco años, no nos dimos cuenta de que la FP3 de Moto3 había comenzado. Aun así, no paró de hablar conmigo. Hubo algunos segundos de silencio, hasta que Roser giró la cabeza para mirarme, y con una sonrisa tierna, me regaló el mejor cumplido que nadie me habían hecho hasta ahora:

-Eres una persona culta y madura Maya- Dijo, y me quedé de piedra ante su comentario-. Tienes los pies en el suelo. Marc tiene mucha suerte, no podía haber encontrado a nadie mejor.

-Gracias- Dije tímidamente, bajando la cabeza porque estaba tan roja y tan contenta de que fuera yo la mejor persona para estar con Marc, que me daban ganas de llorar.

-Es verdad, solo mírate. Eres guapa, culta, correcta... Eres la mujer perfecta para venir todos los domingos a cenar a casa mi famosa tortilla de patatas- Me mordisqueé el labio inferior. ¿Cómo podía estar diciéndome eso con tanta tranquilidad?-. Me encantaría que formaras parte de mi familia.

Se me saltó una lágrima rebelde. Mis padres jamás me habían dicho nada tan bonito como lo que Roser acababa de decirme. Quería que estuviera con ellos. Quería que fuera yo quien estuviera con Marc.

-Muchas gracias- La miré, con los ojos rojos, aguantando las lágrimas. Ella me sonrió y me acarició el brazo con la mano, dulcemente-. A mi también me gustaría.

-Eres una monada- Se me escapó una risa-. Tengo dos hijos y ninguna hija, entiéndeme. Incluso Julià lo dice.

-¿Julià?- Hasta ahora mi relación con él era prácticamente nula.

-Sí, Maya. Julià también- Aseguró-. Tal vez parezca que es un poco frío pero eso es porque nunca ha entrado una chica en casa como lo has hecho tú, ¿me comprendes? Y eres tan... Pero tranquila, cuando te pille confianza te vas a hartar de él- Reí, por fin esta conversación había tomado un tono más alegre. No quería llorar, y menos aquí.

Pasamos la mañana en tribuna, yendo de un lado al otro, según cual de los dos Marquez corría en ese momento. También bajamos hasta donde estaban todos los tenderetes y yo acabé comprándome una maqueta de una moto en miniatura. Me hacía ilusión, la pondría en mi estantería. También tomamos pizza y me puso crema solar en la nariz para que no me quemara. Me sentía como si fuera su hija mimada, era extraño pero me gustaba volver a sentir la calidez familiar que yo hacía tiempo que no sentía.

Habíamos seguido conversando, pero no habíamos tocado ningún tema delicado. Me había preguntado sobre mi apartamento en la residencia de estudiantes, sobre mis amigos y sobre mi futuro profesional. Y yo le había aclarado todas esas dudas, pero no sin haber seguido curioseando sobre el mundo de las motos.

----------------------------------------------------------

Estos días me va a costar más subir un capítulo con la constancia con la que he subido hasta ahora. Y es que en unos días comienzo la Universidad y tengo que hacer muchas cosas, ya sabéis: comprar libros, otros materiales, el carnet anual del bus y saber lo que tengo que hacer cuando llegue ahí, porque... Yo se que la primera semana me voy a perder, es que lo sé, lo siento en el alma.

Aun así intentaré seguir siendo constante en periodos de tiempo igualmente cortos, aunque no tanto, y si no subo en ese corto periodo es porque no encuentro lo que he escrito lo suficientemente bueno. Sorry. 



A mil latidos por hora (Marc Marquez)Where stories live. Discover now