•Dominik (Parte 2)•

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—Carajo Vannesa, ¿Alguna vez has pensado en ser buzo profesional?— Dominik seguía aturdido por el grito pero logró preguntar aquello

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—Carajo Vannesa, ¿Alguna vez has pensado en ser buzo profesional?— Dominik seguía aturdido por el grito pero logró preguntar aquello.— Harías buen dinero y hasta medallas ganarías con esos pulmones que tienes.

Más que nada, eso había sido un reclamo en voz algo acusadora, pero a Vanessa aquello le entró por un oído y le salió por el otro. En otras mesas y algunos meseros los veían de mala manera.

—Mierda, mierda y más mierda.— Repitió Vanessa con una sonrisa en su cara que hasta a Dominik le daba miedo, más por que conocía de dónde venía esa sonrisa y qué sólo aparecía cuando... Mierda.—Dominik, bebé; Adrien, cariño, me acaba de llegar un correo de mi tienda favorita. Tienen todo rebajado y con descuento de hasta ochenta por ciento. Viene nueva temporada y quieren deshacerse de todo lo de esta temporada que no vendió.

Dominik cerró los ojos aceptando el destino que les deparaba a él y Adrien. Pensó en salir corriendo por la puerta y escapar en el carro con el otro chico pero recordó que Vanessa tenía las llaves. Miró a Adrien, quien parecía haber captado la situación y ambos se devolvieron una mirada que expresaba cierto susto.

—Pienso ir y ustedes me van a acompañar.— Después de oír esas palabras Dominik alzó los brazos al techo con los ojos cerrados. Adrien sólo miraba confundido a Dominik y la actitud que tenía. Pobre ingenuo, tal vez ir a comprar ropa con una cualquier mujer no era malo, pero Vanessa no era cualquier mujer. Dom había cometido aquel error pocas veces antes y se arrepentía enormemente de haberla acompañado aquella vez.

—Ah, claro. Se me haría un placer acompañarte pero,¡Mira qué hora! ¿Qué les parece dar esto por terminado e ir a casa, Vane? El centro comercial no ha de estar cerca y si llegamos, estará cerrado probablemente.— Está bien, tal vez aquello era un intento algo desesperado de salirse con la suya pero las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas o eso decían por allí.

—Pero apenas son las diez, Dom, y el centro comercial no cierra hoy hasta las doce por que no sólo es en la tienda de Vane, es en todo el lugar y es venta nocturna y el lugar está a dos minutos caminando...— Al momento de pronunciar esas palabras, Adrien se retrajo ante la mirada iracunda de Dominik, quien lo miraba moviendo la cabeza en ademán de 'No le sigas la corriente.' Lamentablemente para eso era tarde y Vanessa ya estaba pidiendo la cuenta antes de que pudieran decir algo más o que Dom pudiera estrangular a Adrien. Aquel chico tan inocente no sabía qué tanto la había cagado hasta ver la cara de horror de Dominik, quien ya sabía el futuro que les deparaban las próximas tres horas.

El pequeño mesero regresó con su cuenta un poco después y tuvo la amabilidad de esperarlos para que terminaran de pagar, o lo que Dominik llamaría 'Necesidad de ver mi renta siendo transferida.' Sabía el sentimiento y también sabía lo lamentablemente corto que le duraba éste, como cualquier trabajo que se proponía a mantener. No era que él nunca tuviera uno, en general le era fácil conseguir por que sabía lo atractivo que podía llegar a ser y cómo manipularlo a su favor. Claro, la tarea difícil no era conseguirlo, sino mantenerlo por más de diez días. Su mayor récord era haber estado en un trabajo por dos meses, pero ésa vez Dominik no la contaba ya que habían sido dos meses de reprimir sarcasmo e irritación por culpa de una estúpida, muy estúpida apuesta con Vanessa. Al final él había ganado pero en el momento en el que aquellos dos meses pasaron, explotó y no tuvo filtro al decirle a cada una de las personas que trabajaban con él cuánto había llegado a detestarlos para luego ir con su jefe, decirle una serie de improperios hasta el punto que al pobre hombre no le quedó más que despedirlo y Dominik había sido feliz, muy feliz aquel día.

•Let's Be Evil•Where stories live. Discover now