— ¿Qué pasará con nosotros?

— No lo sé.

— Hoseok no quiero separarme de ti.

— Tampoco yo pero no sé si tenga opción.

— No voy a alejarme de ti.

— Tendrás que hacerlo, entiéndelo. No me perdonaría jamás si algo te pasa.

— Nada va a pasar, estaremos juntos.

— No entiendes, realmente no entiendes. No sabes qué clase de persona es Jonas, no sabes qué clase de personas son ellos. Son peligrosos, ______ no estoy jugando.

— ¿De verdad puedes alejarte de mi?

— No. Pero lo haré.

— No puedo creer que estés dejándome.

— ¡No estoy dejándote! ¡No seas tonta!

— ¿Y entonces qué es esto?

— Es sólo una advertencia, no podremos estar como antes, ya sabes, viéndonos todos los días, no quiero que sepan de ti.

— ¿Sólo eso?

— Si, no es para siempre, no podría. — yo sonreí ante sus palabras, él era un muchacho dulce, aunque insistiera en decir lo contrario.

***

Sentí los rayos de sol colándose por la ventana de la habitación, no había dormido mucho y mi cuerpo estaba encargándose de recordármelo. Voltee a ver a Hoseok pero para mi sorpresa ya no estaba. Comprobé la hora en el reloj de la mesa de noche, eran las 9 de la mañana, aun era temprano.

Minutos después él entró a la habitación utilizando sólo unos bóxers, mire su bien formado abdomen por unos segundos, luego sus trabajados brazos, sus muslos eran grandes y musculosos también, era el paquete completo pero debía apartar la vista antes de que la baba se me cayera.

— Buenos días. — me sonrió él.

— ¿Acaso no tienes ropa?

— Lo siento, es la costumbre, siempre estoy solo. — se disculpó rascándose la nuca, como me encantaba ese pequeño gesto.

— Está bien. Buenos días.

— ¿Hay algo en especial que quieras desayunar? — a ti, pensé, pero no lo dije, era demasiado para ese momento.

— Lo que haya estará bien.

— Sé que te gusta el capuchino, compré una máquina para hacerlo en casa hace unos días, pero no la he utilizado aun. ¿La probamos juntos?

— Claro, eres tan dulce.

— Tú lo eres más. — respondió acercándose a mí y dándome un suave beso en los labios, pero la vista de su cuerpo me estaba matando así que decidí alejarlo suavemente.

— Ya vístete.

— ¿Te estoy provocando? — dijo levantando ambas cejas.

— ¿Qué? ¡Ya quisieras!

— A mi me parece que si, picarona.

— Sólo tengo hambre.

— Esta bien, está bien.

Hoseok se colocó unos jeans algo rotos y ajustados a su cuerpo, y una remera simple pero no por eso se veía menos delicioso. Era un hombre hermoso, y no me refiero sólo a su físico, era dulce como ninguno, atento y cariñoso.

— Tengo mucha suerte de tenerte. — le dije una vez que estuvimos en la cocina.

— ¿Ah, sí?

— Sip.

— Yo pienso lo mismo de ti. — me sonrió mostrándome sus dientes— Eres preciosa _____, te quiero.

Mientras las tostadas y el café estaban en marcha, Hoseok decidió que era un buen momento para intercambiar unos cuantos besos, tal y como él lo dijo.

Me tomó de la cintura y me pegó mas a él, fundiendo nuestros labios en un beso suave que luego pasó a ser desesperado, él estaba literalmente devorando mis labios y no me importaba, no podía engañarme a mí misma, me enancaban sus besos, eran deliciosos. Puse mis manos en su nuca acercándolo mas a mí, si es que era posible, y él abrió mas su boca, introduciendo su lengua y comenzando una batalla sin fin entre la suya y la mía.

El llevó una de mis piernas a su cintura, haciéndome sentir la enorme erección que se formaba en sus pantalones, yo gemí como respuesta y él sonrió sin cortar el beso.

Hoseok tomó mi otra pierna y la llevó a su cadera también, me sentó en la mesada de la cocina sin despegarse ni un centímetro de mi cuerpo, los únicos obstáculos entre nosotros eran mis bragas y sus pantalones, yo estaba vestida con una camisa suya que me llegaba tres dedos por encima de la rodilla, y no llevaba nada mas debajo, sugerencia del muchacho, claro.

El posó sus dedos índice en mis bragas y me miró buscando aprobación, yo no dije nada, no podía, no estaba pensando claramente. El asumió eso como una respuesta positiva y me las quitó, mirándome con deseo antes de hablarme.

— Te haré mía _____.


Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Where stories live. Discover now