Capítulo 38.

10K 609 447
                                    

Grupo: "El grupo de Jane"

Jane: Una menos... esa estúpida de Josselin se lo merecía.

Pablo: Ya estamos hartos de ti Jane, haznos un favor a todos y lárgate al infierno.

Jane: ¿Quieres venir conmigo?

Nat: Ustedes tienen la culpa.

Cat: ¿De qué hablas, Nat?

Nat: De la muerte de Alison, yo se los dije.

Emily: Es cierto, igual yo, siempre pasa esto, alguien quiere ir a salvar a alguien y uno termina muerto, esta vez fue Alison, ¿Quién la próxima?

Jane: Pues podrías ser tú Emily.

Emily: Eso quisieras, no podrás venir por mí nunca Jane, recuerda mi pequeño truco.

Jane: Eso no me detendrá por siempre, todos ustedes estarán muertos pronto.

Pablo: Sólo cállense, aquí la culpa no la tiene nadie, Jane debería irse al infierno y dejarnos con nuestras vidas.

David: Pues déjame decirte que eso jamás pasará.

Carlos: Es cierto, todos aquí son unos cobardes.

Cat: Claro Carlos, comenzando contigo, eres un idiota al igual que David y Jane.

Nat: Nadie hubiera muerto si no hubiera sido por tu culpa, siempre tratan de hacer el bien, pero terminan haciendo que gente muera.

Pablo: Todos son unos idiotas, por mi muéranse todos.

Fuera del grupo.

El auto de Nick estaba chocado contra un poste, humo comenzaba a salir del motor del auto.

—¡Romero! —gritó Nick, mientras jalaba el brazo del oficial.

Tras varios intentos inútiles, Romero despertó sangrando de su nariz y otras partes de la cara.

—¿Qué pasó? —preguntó Romero confundido.

—Chocamos, por tu estúpida culpa, quisiste quitarme el volante idiota —dijo Nick enojado.

—No, yo no tengo la culpa de nada, tu comenzaste a conducir como un estúpido loco, hubiéramos muerto.

Nick bajó del coche, por otro lado, Romero trataba inútilmente de sacar su pie de entre la puerta y el asiento.

—¡Nick! —gritó Romero, en su cara se podía notar miedo.

—¿Qué quieres? —preguntó Nick enojado.

—¡Ayúdame!, ¡Estoy atrapado!

—Lo que faltaba, tenemos que irnos, la policía no tardará en llegar, mueve el culo y saca el pie —comentó Nick enojado.

Una sirena de una patrulla comenzó a escucharse, el corazón de Romero comenzó a acelerarse, mientras seguía intentando todo lo que estaba en sus manos para salir libre.

—¡Trata de abrir la puerta, Nick! —ordenó Romero, su voz hacía notar lo nervioso que estaba.

—¡No se puede, esta trabada! —gritó Nick, alejándose del auto.

—¡Por favor Nick!, ayúdame, no puedes dejarme aquí —añadió Romero asustado.

La cara de Romero expresaba miedo, dolor y enojo. Nick tan sólo comenzó a caminar alejándose del auto, personas llegaban para ver lo que ocurrió, cuando Romero comenzó a gritar desesperado que alguien lo ayudará.

—Algún día iba a pasar —dijo Nick y siguió caminando por la calle.

La policía se detuvo para observar el choque, uno de los oficiales, al darse cuenta que era Romero, un fugitivo de la ley, pidió refuerzos.

El Grupo De JaneWhere stories live. Discover now