LVI

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-Ya es hora Luke -miré mi vestido- los bebés ya quieren nacer.

-Ok, iré a buscar a tus padres, tranquila...vengo en un minuto -se levantó rápidamente de la cama, comencé a acariciar mi vientre para calmar el dolor de las contracciones.

-¡Luke ya! -grité- ¡me está comenzando a doler, apurate!

-Ya ya -entró mi padre corriendo-Luke ayúdame a llevarla al auto.

-Por favor, rápido que esto duele y mucho -apreté el hombro de Luke, él hizo una mueca de dolor pero no dijo nada- mamá ¿dónde está?

-Llamando a la clinica, para dar aviso de tu parto -respondió mi padre- tranquila Liv, ya pasará el dolor.

-Claro, como tú no darás a luz -dije molesta- ¡auch! me duele.

-Ya cariño, ya pasará -por fin me subieron al auto, Luke se sentó a mi lado, acarició mi mano dándome apoyo- no te dejaré sola ni a ti, ni a los bebés.

-Luke -dije en un susurro- me duele.

-Lo sé Liv -besó mi cabello- piensa en que en unos minutos, esos preciosos angelitos estarán a tu lado y a mi lado y el dolor pasará.

En 10 minutos estábamos en la clínica, el doctor de mi madre sería quién traería a mis hijos al mundo, Luke no soltaba mi mano, no quería que se separara de mi en ningún momento.

-Okay, alguien tiene que entrar al parto -dijo el doctor mientras me revisaba- ¿quién entrará?

-Luke -dijimos al unísono.

-Ok, muchacho ve con la enfermera para que te prepare con la vestimenta -indicó el doctor, Luke besó mi mano por un largo rato y luego se fue, un fuerte dolor vino, las contracciones se hacían presentes cada 5 minutos, ya no soportaba esta situación.

-¡Mamá! -grité adolorida- me duele.

-Lo sé mi niña -acarició mi cabeza- debes ser valiente ya pasará...y verás que será maravilloso.

-Ok, vengo por la paciente -una enfermera entró a la habitación- pueden esperarla en la sala de espera -mis padres se despidieron de mi, mi madre lloraba de emoción, mi padre me sonreía feliz.

Luke me esparaba ancioso en la sala de parto, desde que entré allí tomó mi mano y no me la soltó.

-Bueno, aquí estás pequeña...a punto de traer al mundo a dos nuevas personitas -dijo el doctor frente a mi- cuando sientas que viene una contracción, tú solo pujas con todas tus fuerzas -yo asentí.

-Vamos cariño -me susurró Luke- tú puedes.

-Lo sé, pero tengo miedo.

-Despreocupate de eso y solo piensa en tus bebés -me dijo el doctor.

Una, dos tres y comencé a pujar, esto de verdad dolía, mucho. Una vez más y no había signo de que alguno de los bebés quisiera nacer.

-Vamos...vamos -me alentaba Luke.

-No puedo -dije en un sollozo- no puedo.

-Tú puedes amor -amor... esa palabra...había salido de la boca de....

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Editado.



Prisila.

El Novio de Mi Hermana → l.h ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora