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Hola a tod@s...

A pasado tiempo, trato en lo posible que no sea mucho, pero bueno... el trabajo y demás u.u

Bueno, sin más excusas...

Neumotórax abierto: herida torácica con aspiración.

Amnesia disociativa: es la causada por un hecho traumático o estresante.

Ahora los dejo con el capítulo.

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El auto se acerca paulatinamente al restaurant. Siento una presión en la rodilla, jodido crio, no debí salvarlo... pero, más que el dolor de mi rodilla me molesta el hecho que Inu Yasha me haya engañado; esa posibilidad me hierve la sangre. Aun recuerdo...

Si hubiera podido seguir viviendo de esa manera.

Esa mujer era tan amable como hermosa.

– ¿otra vez estás aquí? –me dijo cuando apenas tenía 10 años... muchas veces la había ido a ver desde que la vi en el orfanato por casualidad.

–me iré... solo...

–pasa, hace calor ¿tienes sed?

–... sí...

–te gustan las naranjas ¿verdad? –Me sorprendió que lo dijera –siempre traes algunas, son muy dulces, gracias...

–solo... son las que saco del jardín del orfanato... cuando fue, las veía como si quisiera comer...

–es que estoy con antojos, lamento las molestias que te tomaste para traérmelas.

–No, son por las ropas y cuadernos y libros que nos regaló... –dije nervioso.

–Izayoi... –la voz de un hombre me sobre salto y fue cuando por primera vez estuve frente a Onigumo. Sus ojos eran tan oscuros que parecía no tener emociones, solo me miro brevemente paralizándome para luego besar la frente de ella y sonreír al poner la mano en el vientre abultado.

–me... me iré... gra...

–siéntate y termina tu jugo, tú has traído los frutos. A Izayoi les gustan mucho, sigue trayéndolos, te pagare por ellos –dijo con tono serio.

La gran casa antigua me recordaba a las de la época de los shogun... las puertas corredizas, los sirvientes, los pisos y ella... vestida con kimonos como una princesa, su sonrisa gentil; era la contra parte de Onigumo, que con un traje de corte italiano. Abrió un poco la puerta corrediza para fumar.

–yo las traje... porque... –solo basto que me mirara para que me callara.

–Por las cosas que les lleve... –termino ella.

–pero ya has pagado eso y yo quiero que sigas trayendo ¿no hay nada que quieras?

–estudiar... –dije sin más, y sus ojos se abrieron por completo.

– ¿no estudias?

–... no me dejan... por mi problema...

– ¿Cuál? –pregunto él y yo con pánico salí corriendo de ahí.

Ella fue a verme más de una vez al no volver a ir, aun cuando me escondía ella fue persistente.

– ¿Por qué huyes?

Magnolia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora