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Hola, he aquí el siguiente capítulo...

Gracias por darle una oportunidad a esta historia, por mi parte creo que sin darme cuenta esta historia se está conectando de alguna manera con otra... aun no lo sé con seguridad... ya lo veré cuando avance más Xd al igual que ustedes.

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Los días habían pasado e Inu Yasha se dirigió a aquel lugar donde lo había llevado Naraku.

Taisho lo había estado viendo extraño, cuando lo veía con nauseas por algunos aromas o por algunas comidas. "relájate, no te estreses demasiado" estrés, Taisho había dicho eso, pero para Inu Yasha algo le llamaba la atención, cada vez que iba a tomar algo pesado y Taisho estaba cerca le decía que ese no era su trabajo y le impedía hacerlo. A su vez, logro ver la labor que hacia Taisho, su teléfono siempre estaba prendido y sonada a menudo y él daba indicaciones, ya sea por su laptop como por su teléfono, a veces olvidaba comer o lo dejaba yendo a alguna emergencia y más de una vez desordenando los papeles que Inu Yasha había ordenado al buscar alguno.

Las calles las reconocía, no habían cambiado mucho, realmente era una parte acomodada de la ciudad. Pasando una gran casa abandonada, sus ojos se posaron en ella por un rato, la sensación que esa casa le daba era nostálgica y de dolor, los vagos y casi nulos recuerdos que tenia de antes de llegar al orfanato, no lo podía distinguir si era solo una ilusión.

Siguió su camino viendo a la distancia el edificio antiguo pero renovado y aun así los escalofríos en su espalda lo amenazaban con frenarlo. Los recuerdos de las burlas infantiles, la ignorancia de los adultos en cómo ayudarle solo logrando herirlo más dejando la sensación de soledad y desprotección en un ser tan pequeño; solo Naraku estuvo ahí con él, solo él lo trato como un igual. "deja de llorar, eres un niño, los hombres deben ser fuertes, déjale las lágrimas a las niñas" "míralos de frente, ellos no son más que tú, solo si eres débil eres aplastado, se un hombre y defiéndete, no busques que otro lo haga si tú no puedes ni intentarlo" una vaga sonrisa apareció en sus labios, aun si sus palabras eran duras las sentía amables, las que necesitaba para seguir, ese era el Naraku que lo había salvado más de una vez.

Por las calles una motocicleta se deslizaba. El cabello plateado salía desde el casco blanco con líneas rojas a juego con la motocicleta de velocidad. La chaqueta de cuero y unos vaqueros. Se había dicho que ir a ese lugar nada cambiaria, y sin embargo se dirigía a este "¿Qué pasaría si es ese chico? Aquel que ralentiza el tiempo cuando poso mis ojos en él, aquel muchacho que fue capaz de golpear mi mano, aquel que parecía tan abatido dentro del ascensor, el que se esconde tras esa capucha y deja ese aroma a nostalgia, ese chico ¿Quién es?" por esos pensamientos no pudo más que ir y ver si era realmente él.

Al pasar por una gran casa abandonada freno de golpe tras la sensación de opresión en su estómago, le dedico una vista ¿conocía ese lugar? Un gran árbol se veía desde a fuera; un magnolio, más grande del que recordaba donde conoció a Miroku o donde se reencontró con él, mejor dicho. Una fuerte brisa hizo a las hojas y flores danzar llevando a él su fragancia dulce con un toque cítrico, cerró los ojos siendo invadido por un sentimiento indescriptible ¿qué era esta sensación?...

Dejo salir un pesado y carrasposo suspiro por el dolor de cabeza, la cicatriz en su cabeza punzaba en dolor, apretando los dientes siguió su camino.

El edificio de arquitectura antigua hermosamente arreglado. Los niños jugaban en el gran y bien cuidado ante jardín; unos niños jugaban con una pelota, niñas corrían. Las risas de los juegos infantiles le hicieron sonreír cuando comenzó a bajar de la motocicleta, pero un grito lo alerto en el momento que estaba quitándose el casco, el grito de un niño lo hizo saltar soltando el casco en sus manos, corrió a toda prisa yendo al jardín trasero, viendo a un pequeño grupo de personas, se acercó encontrando a alguien sosteniendo la cabeza de un pequeño que convulsionaba, mientras otros niños eran consolados por los adultos del lugar. Una sudadera gris con una capucha bajada dejando ver un cabello cano en un tono ceniza que al sol de aquel día se miraba plateado.

Magnolia.Where stories live. Discover now