Capitulo XX: Celeste

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Ella es mi nieta, esto me incumbe tanto o más que al puñetero Consejo. respondió Marion casi en un gruñido Así que no busques hacerme enojar, Tara Dawson.

Deberías controlar a tu ex-esposa Ragnor. Ya está empezando a mostrar los colmillos y eso no es muy digno de su parte, sobretodo si tenemos en cuenta que se encuentra ante una miembro del Consejo Inmortal. El hecho de haber pasado los últimos años conviviendo con los humanos no justifica tal insubordinación.

¡No le hable de esa manera! intervino Cloe en defensa de su abuela, lo que la tomó por sorpresa y a su vez generó en ella una poderosa simpatía para con la chica.

Colette Karamakov, deberías respetar más a tus superiores. Aun siendo una supuesta descendiente de la guardia real, debes mantener la compostura ante tus superiores en todo momento. Si deseas escalar de rango claro está, a menos que desees quedarte como parte del mobiliario de esta... Casa. respondió Tara con petulancia y aire de superioridad.

Un gruñido como el de una bestia enfurecida irrumpió en la habitación y Skylar sintió su corazón agitarse al igual que una mariposa. Jamás la había escuchado de esa forma, pero la reconoció al instante, había sido Marion. Abrió los ojos con lentitud y se encontró con la mirada de Traian, sus profundos ojos verdeazul se veían angustiados. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por mirar a otro lado por un segundo y sintió cómo los latidos de su corazón martillaban con fuerza contra su pecho.

Marion estaba en una posición agresiva, casi agazapada y mantenía la mirada fija en Tara. Sus colmillos se alargaron y su mandíbula estaba tensa mientras gruñía. Tara sacó una daga de plata de su cinturón en una fracción de segundo y la mantenía frente a su cuerpo en ademán defensivo. Skylar sintió su sangre hervir indicio del cambio ante la visión de Marion siendo amenazada y estuvo a punto de saltar de la cama para atacar a Lady Dawson, de no haber sido porque Trai, quien al parecer se había percatado de su cambio de estado anímico, la atajó justo a tiempo abrazándola por la espalda. Ragnor se interpuso entre Marion y Tara, mirando iracundo a esta última.

Sky reparó por primera vez en que se encontraban en su habitación y por la iluminación pudo adivinar que debía ser de madrugada. Las ventanas ya dejaban entrar los primeros rayos del sol naciente y el aire fresco matutino acariciaba de forma reconfortante su piel febril, contrarrestando la tensión que reinaba en aquellas cuatro paredes.

—No tienes autorización alguna para irrumpir en mi hogar, Tara Dawson, y ni hablar de emplear violencia en contra de quienes residen aquí bajo mi protección. Ragnor hablaba con voz pausada tratando de mantener el control, la cual desentonaba completamente con el enojo que despedían sus ojos dorados.

Tengo todo el derecho, Ragnor Gray. comenzó a decir Tara escupiendo las palabras He sido informada de una actividad fuera de los parámetros de seguridad dentro de la mansión, ¿Acaso debo recordarte que este, además de ser tu domicilio, es también la sede principal del Consejo Inmortal? Vengo a llevármela. concluyó al tiempo que fijaba su mirada imperturbable en Skylar.

No te vas a acercar a mi nieta, Tenebris Dawson. Tendrás que pasar sobre mí antes de tocarle un cabello siquiera. habló Marion en la lengua de los guardianes. Se veía peligrosa, Skylar jamás la había visto de esa manera. Para ella, su abuela era como una pieza de delicada porcelana y jamás esperó que en realidad pudiera llegar a ser tan intimidante. Era la primera vez que Sky la vio verdaderamente como lo que era, una guerrera marcada por los años y las pérdidas, dispuesta a darlo todo por su familia, por ella, su nieta a quien crio como hija propia.

El rostro de Tara se había ensombrecido al oír las palabras "Tenebris Dawson", aunque Sky desconocía el significado exacto de las mismas.

El agarre de Trai no cedió en ningún momento.

Fuego Celeste © [Pronto en Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora