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Entramos y no había notado lo incómodo que sería dormir con Sam hasta que llegó el momento. Pero a él pareció no incomodarle en absoluto.

Se quitó su camiseta y sus zapatos, muy tranquilamente. Yo no sabía qué hacer, así que tomé mi pijama y salí para dirigirme al baño. No iba a cambiarme enfrente de Sam.

Una vez cambiada, regresé y noté que Sam ya estaba acostado a un lado de la cama. Me sonrió.

—Creo que me puse cómodo muy rápidamente. Si tú no lo estás avísame, y me iré—dijo haciendo ademán de levantarse pero negué levemente con la cabeza.

—Oh, Sam, no te preocupes. Estaré bien—dije y reí levemente.

Sam se volvió a acomodar en la cama y me hizo un espacio para que yo me acomodara también. Entré en la cama y me quedé en posición boca arriba, viendo el techo durante unos minutos. Sam estaba igual, solo que con sus brazos detrás de su cabeza.

—¿Por qué no duermes un poco, Rachel?—me preguntó Sam girando levemente su cabeza—ya es bastante tarde.

—Creo que eso haré, Sam. Descansa—dije cerrando los ojos y soltando un suspiro.

—Descansa, Rachel—dijo y después depositó un suave beso en mi sien. Sam era ternura pura. Sonreí.

Me giré levemente dándole la espalda, ya que me incomodaba dormir viéndolo y me relajé por completo.

Cerré los ojos e instantáneamente caí dormida. Pero no sin antes hacer una especie de retroceso acerca de los acontecimientos de todo el día y parte de la noche.

No pude evitar sentirme mal de nuevo. Pero tampoco podía negar que Zach me atraía mucho. Y eso hacía que me sintiera peor, ya que no debía gustarme en lo absoluto.

Al día siguiente, abrí los ojos por la leve luz que se filtraba por la persiana. Mis ojos eran muy sensibles y mi sueño no era nada pesado.

Me volteé ligeramente solo para encontrar a un Sam completamente dormido. Me levanté suavemente para dirigirme a la cocina.

Tenía muchísima sed.

Salí de la habitación cerrando con mucho cuidado la puerta para no despertar a Sam. Caminé sigilosamente hasta llegar.

Abrí la refrigeradora en busca de algo refrescante ya que sentía la garganta seca. Encontré una botella de Coca-Cola y la agarré para servirla en un vaso.

Cuando me acerqué a la alacena para tomar un vaso, me di cuenta de que estaba muy alto. Me puse de puntillas para alcanzarla, pero fue en vano.

De pronto, sentí una mano en mi cintura y un susurro en mi oído.

—¿Te ayudo? —era la voz de Zach.
Todavía me sentía incómoda por todo lo del día anterior.

—Aléjate, Zach—dije, pero él hizo caso omiso y sin dejar de agarrar mi cintura tomó el vaso y lo bajó por mí.

—Ay, muñeca, no me vas a decir que ayer la pasaste mal—dijo en mi oído, pero lo empujé y lo obligué a mirarme de frente y a un metro de distancia.

No pude pasar por alto el hecho de que estaba sin camisa. Se veía malditamente guapo.

—¡Eres el novio de Beth, Zach! ¿Es que acaso no estás consciente de eso? —dije un tanto alterada por el cinismo de Zach, tratando de evitar bajar la vista a sus músculos.

—Oh por Dios, Rachel. ¿Me vas a decir que ahora te importa eso? —dijo en un tono tan relajado que me enojaba demasiado.

—¡Es mi prima, maldita sea! ¿Acaso no lo entiendes? —dije cruzándome de brazos y negando con la cabeza—no puede volver a pasar. Nunca.

—¿Vas a negar que te gustó?—dijo cínico—¿vas a negar que si no hubiera sido por Beth, te hubieras ido conmigo? Niégalo. Vamos, Rachel.

—Gracias al cielo que Beth apareció. Soy la peor, y tú un maldito cínico. ¿Acaso no recordabas a tu novia en ese momento?—dije irónica y cerré los ojos con frustración al ver que Zach solo reía burlón. De pronto, sentí como me tomaba de la cintura y me acercaba a él. Me ruboricé por la cercanía.

—Dime que no te gustó y te dejo en paz—decía lentamente, muy cerca de mis labios, casi rozándolos. Bajé la vista a sus labios y lo único en lo que podía pensar era en los besos que me había dado ayer—Vamos, Rachel. Niégalo, nena.

—Eres un maldito bastardo—dije tratando de separarme, pero me tomó más fuerte de la cintura y me besó.

Y besaba tan malditamente bien.

Literalmente ya no era consciente de mis actos. Sus labios se movían agresivamente sobe los míos y yo estaba fuera de este mundo.

De un momento a otro, los besos se volvieron más agresivos. Yo masajeaba su cabello y el apretaba mi cintura. Me tomó de los muslos y me subió a la encimera para facilitar su trabajo, ya que yo era considerablemente más baja que él.

Seguíamos besándonos hasta que se escucharon unos pasos que se dirigían a la cocina. Nos separamos con la respiración agitada.

Puse mis manos en mi cara, cubriéndola y él solo rio burlón. Definitivamente, yo era la peor escoria de este mundo. Y era peor que me gustara.

Me bajé rápidamente de la encimera y traté de actuar natural cuando Sam entró. Nos miró extraño y se encogió de hombros.

—Buenos días, Rachel. No sentí cuando te fuiste—dijo acercándose para plantar un beso en mi mejilla. Se acercó a Zach e hicieron el típico saludo de chicos.

—¿Cómo estás, Sam?—le pregunté—no me sentiste porque fui muy silenciosa para no despertarte. Te veías cómodo durmiendo—dije y él sonrió.

—Gracias, pequeña—dijo y sonreí por el apodo que me había puesto—¿qué hacían?—preguntó Sam sospechoso, mirándome directamente.

—Nada especial, hermano—decidió hablar Zach. Sam lo miró—solo le enseñaba a Rachel las consecuencias de no decir la verdad—dijo y me miró. Rodé los ojos y empujé a Sam fuera de ahí mientras oía como Zach reía.

Odiaba que se burlara de lo débil que yo era.

Sam salió un tanto confundido pero se dejó llevar por mí. Entramos a mi habitación y cerré con seguro la puerta.

—¿Qué está pasando, Rachel?—preguntó Sam en tono de acusación.

—No pasa nada, es solo que...—dije, pero tomé un respiro antes de seguir hablando—simplemente no entiendo cómo puede estar tan relajado. Zach se ve tan normal acerca de lo de ayer y no entiendo como puede estar así.

Omití la parte en la que me besaba. Y yo como tonta había caído. Sin pensar en Beth.

—Te lo dije, él es así. Y si esperas que se vea arrepentido, espéralo sentada, pequeña, porque no lo hará—dijo Sam.

Estuvimos unos minutos más así charlando, hasta que Sam empezó a ordenar todo para irse. Pero yo no quería quedarme sola, viendo a Beth y Zach juntos

Simplemente no estaba lista aún.

—¿Sam?—pregunté mientras tomaba algo de ropa para cambiarme. Sentí que el regreso su mirada hacia mí—¿te apetece salir a desayunar?

—Esperaba que preguntaras eso—dijo acompañado de una sonrisa. Se la devolví y salí de la habitación para poder cambiarme de ropa.

Al entrar al baño, no pude evitar escuchar las risas de Zach y Beth en la cocina.

Y eso hacía que me sintiera más culpable acerca de lo que estaba pasando.

Una vez ya vestida, entré a la habitación para encontrar a Sam ya vestido y revisando su celular. Tomé mis gafas de sol e hice un movimiento de cabeza indicándole que nos fuéramos.

Salimos hacia su auto y él habló.

—Bueno, ¿A dónde quieres ir?—me preguntó arrancando el auto.

—Teniendo en cuenta que acabo de llegar ayer y que no conozco nada de la ciudad, preferiría que me llevaras tú—dije sonriéndole.

—Si es así, te llevaré a mi lugar favorito.

The worst thing I've ever done. {cancelada temporalmente}Where stories live. Discover now