Capítulo 16

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El fuerte viento golpeaba los árboles y estos se movían a su ritmo, las nubes grises tapaban al sol y amenazaban con llover, dirigí mi mirada al ataúd el cual tenía por dentro el cuerpo de mi hermana, escuché los sollozos de mis padres y otros familiares que habían venido de otros estados para el entierro. Metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón negro y bajé la mirada, traté de ya no llorar más, ya las lágrimas ardían.

Pequeñas gotas de lluvia empezaron a caer y ya estaban metiendo el ataúd en el gran hoyo, una pequeña lagrima se escapó y recorrió mi mejilla hasta caen en la tierra húmeda, una vez el ataúd en el fondo todos pasaron y tiraron una flor en el hoyo, tomé mi rosa con fuerza y la tiré.

Habían asistido varias personas, aproximadamente como veinte, de mis familiares estaban mis tíos de parte de mi madre y mi tía Elena de parte de mi padre. Ella era muy unida con Sarah, vive en Nueva York y en cada verano ella nos visitaba, siempre andaba con Sarah, iban de compras o simplemente salían a comer un helado para hablar. Y se notaba el dolor en la mirada de mi tía.

También asistieron dos primas que son las hijas de mi tío Jonathan, uno de los hermanos de mi padre, y varias personas cercanas a nosotros como el doctor Gonzales, la mejor amiga de Sarah, y también Carter. Habían más personas, pero no las conocía, supongo que eran amigos de mis padres.

Caminamos hasta nuestro auto y las personas empezaron a despedirse de nosotros.

—Lo lamento, Cameron —subí la mirada y me encontré con un Carter triste, yo solo me limite a sonreír de lado.

Pasaron más personas dándonos el sentido pésame, yo no hacía nada más que asentir ¿que se suponía que debía hacer? Esto es muy doloroso para nosotros y no podía hacer nada que no sea llorar por su perdida.

—Oh, Cameron —escuche la voz se mi tía Elena por detrás, me voltee y ella tenía los ojos un poco rojos y la mirada triste—Lo siento tanto —se lanzó a abrazarme, correspondí el abrazo y me aferre a ella, no quería soltarme necesitaba un abrazo así. Escuche sus sollozos y no pude contener mis lágrimas, algunas salieron y trate de pararlas—Si necesitas algo solo llámame, siempre estaré para ti —dijo se parándose de mí, me limpie las lágrimas y me despedí de ella.

Después de que casi todos se fueron nos montamos en el auto, me abroche el cinturón y miraba fijamente por la ventana, las gotas de lluvia empezaron a caer con más fuerza y estas chocaban con el vidrio bruscamente.

Te vengaré, Sarah.

Esto no se quedará así.

Lo prometo.

Voy a hacer lo posible para encontrar a la asesina, al menos ayudar a la policía, pero no me quedaré con los brazos cruzados escuchando que más personas morían.

Apreté mis puños y respiré profundo, el dolor se hacía más fuerte. Sigo sin creer que ella ya no está. Pienso en todas las veces que nunca le dije un te quiero y ahora es tarde para hacerlo y todos esos momentos que no pude compartir con ella.

—Te quiero, y lo siento tanto —dije en un pequeño susurro, una lágrima salió y de un movimiento la limpié con mi mano.

Llegamos a casa y pareciera que ninguno estuviera en ella ya que había un silencio absoluto. La tristeza se sentía en cada rincón y podría jurar que cada habitación de la casa estaba más oscura y deprimente. La presencia de un cuarto miembro de la familia hacía falta.

Después de unas cuantas horas la policía vino a nuestra casa para inspeccionar la zona de los sucesos. Había cuatro hombres uniformados viendo cada rincón de la cochera, uno de ellos llevaba una especie de polvo que esparcía en algunas zonas con una pequeña brocha para ver si encontraba alguna huella.

Mente RetorcidaWhere stories live. Discover now