Capítulo 13

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Es horrible sentirse así, tener un vació y no poder llenarlo. No recuerdo muy bien mi infancia antes de ser adoptada, pero después de serlo mi vida se convirtió en un infierno, nunca tuve el amor que una niña debería recibir de sus padres. Ni siquiera se para que me adoptaron, nunca estuvieron ahí para mi, nunca me enseñaron a montar una bicicleta, jamas me llevaron a comer un helado y no me daban un beso de buenas noches.

¿Y mi padre?, en vez de ser feliz porque al fin tenía una familia se volvió alcohólico, y eso no es lo peor. Un día ese estúpido hombre llego a la casa ebrio como siempre y casualmente yo era la única ahí ¿pueden imaginar lo que sucedió? pues casi me viola.

Después de eso una ira se desato en mi, sin pensarlo dos veces mate a ese poco hombre con todas mis ganas clavandole el cuchillo más grande que había en la cocina, en la cabeza. Podría decir que una gran sensación se apoderó de mi, me sentí libre y poderosa. Una gran alegría me acompaño a partir ese día, y supe lo que me hacia feliz y lo que al fin me llenaba ese vacío, y eso era asesinar.

Desde ese entonces no volví a sentir más la tristeza, el dolor, el miedo ni el amor. Me volví fría y despiadada, empece a asesinar como si para eso hubiera nacido, porque eso era mi arte y mi pasión. Ya no volví a ser la misma de antes y nunca volveré a serlo, muchas de mis victimas me han gritado psicópata, puede que lo sea porque no todos los psicópatas son asesinos, pero si todos los asesinos son psicópatas.

Pero desde que decidí dejar de asesinar para que no me descubran, ese vacío esta volviendo de nuevo y como ya lo había dicho, asesinar llena ese vacío. Estoy tratando de concentrarme en el trabajo y hacerlo bien para que no me despidan, pero no puedo dejar de pensar en destripar a esa tal chica que me habló mal hace unos días, menos mal que no la volví a ver porque ya estuviera a tres metros bajo la tierra.

Ahora mismo estoy camino al trabajo y la lluvia no ha dejado de caer sobre la pequeña ciudad de Montpelier. Llego y estaciono mi auto en frente del local, salgo corriendo y entro con algunas gotas de agua en mi cabello y ropa, las limpio y camino hasta el mostrador.

—Buenas tardes, Jade —Rose aparece en frente mio.

—Hola —digo sin ánimos.

—Gran tormenta la que esta cayendo ¿no crees? —coloca un lapicero en un vaso encima del mostrador, yo simplemente asiento con la cabeza.

Ella sube al segundo piso en donde esta su oficina y yo me quedo sola escuchando el sonido de la lluvia chocar contra los ventanales de la tienda y me pregunto como un simple sonido puede ser tan maravilloso.

De repente el sonido de la campana que indica que alguien entró a la tienda hace que reaccione, un hombre y una niña pequeña entran con una gran sonrisa, la niña salta en su lugar mientras el hombre cierra el paraguas que traía.

—Buenas tardes, bienvenidos a DollHouse —les doy la bienvenida a los nuevos clientes, tengo que hacerlo pues no daré una buena impresión si no lo hago.

—Buenas tardes —dice el hombre con una grave voz.

—¡Mira papi, hay muchos juguetes! —la niña chilla de emoción y sus ojos se iluminan al ver tantos juguetes rodeándola.

—Ve y elige uno —le dice el padre a la niña.

Supuse que el padre tenia mucho dinero ya que portaba un elegante traje y unos zapatos negros un poco mojados pero relucientes, en su muñeca tenia un reloj muy elegante y en su dedo un anillo de matrimonio.

La niña tenia un vestido color turquesa y unos zapatos blancos. Su cabello rubio le llegaba hasta la cintura y era tan lacio que provocaba tocarlo. La sonrisa de esa pequeña era muy grande y no dejaba de correr por toda la tienta mirando todos los juguetes que había.

Mente RetorcidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora