Capítulo 7: ¿El ultimo encuentro o el primero?

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- Eso fue intenso. – dijo una voz al lado de Damián.

- Hola Kumpel, ¿Cómo estás? – dijo con una mezcla de ironía y molestia.

- Yo estoy perfecto, lo importante es que tu estas bien.

- Casi muero, otra vez, tengo la ropa hecha un desastre y resulta que buscan asesinarme. Definitivamente no estoy bien.

- Pero sobreviviste, de pura suerte pero sobreviviste.

- ¿Crees que esa chica siga viva?

- ¿Por qué me lo preguntas? No te habrás enamorado ¿O sí? – dijo Kumple bromeando

- Pregunto por si debo salir corriendo. Ah, muchas gracias por traerme al Dreiklinger. Creí que moriría ahí dentro.

- De nada, somos compañeros desde que apareciste en ese volcán. Creo que como mínimo el ángel debe tener graves heridas de las cuales le costará recuperarse, así que por el momento no tenemos de que preocuparnos.

- Entonces vámonos antes de que alguien me encuentre por aquí.

Y así Damián comenzó a caminar en dirección a su casa. Pero por alguna razón se paró en seco. Sentía algún tipo de lastima por la chica ángel. Se sentía un poco incómodo porque cuando la miró a los ojos antes de ser aplastada con los escombros, ella llevaba la mirada de alguien angustiado pidiendo ayuda.

Entonces Damián volvió sobre sus pasos a la pila de escombros y comenzó a abrirse paso a través de los pedazos de hormigón caído.

- Damián ¿Que estás haciendo? Hay que irse.

- Creo que aún sigue con vida

- ¿Y eso por qué te preocupa? – preguntó Kumpel interesado.

No respondió. Después de finalizar la conversación se escuchó un pequeño llanto. Por la tonalidad de la voz se podría decir que es de una mujer joven. Damián siguió removiendo escombros hasta que estos revelaron unas plumas blancas y brillantes. Esto hizo que él aumentara el ritmo de búsqueda. Finalmente después de sacar tantos pedazos de concreto tubo a sus pies a la chica que lo había querido asesinar hace unos minutos.

Ella estaba con los ojos cristalinos y llorosos, la cara estaba deformada por la angustia. Tenía las alas extendidas, parece que hubiese querido volar en el angosto túnel que daba a la calle para escapar. El los escombros alrededor suyo estaban impregnados de un fluido carmesí algo espeso, una de sus alas estaba atravesada por varias barras de hierro que tienen el concreto para reforzar la construcción, la otra se encontraba aplastada por un escombro gigantesco. Su muslo derecho también había sido penetrado de lado a lado y brotaba mucha sangre de este.

- Kumpel alcánzame el tridente.

La criatura que parecía un ojo con alas de murciélago flotando en el aire obedeció, con su larga cola tomó el arma del joven y se lo alcanzó. Damián apuntó el tridente hacia abajo, justo como para matar a la joven muchacha que yacía desangrándose en los restos de una construcción. El ángel lo miró a los ojos con miedo, como si suplicara clemencia. Damián apuntó a donde debía clavar la punta de su tridente con los ojos fríos y pensantes.

La chica cerró los ojos esperando su destino, estaba dolorida por la pelea y más por el estado de sus alas y pierna. ¿Por qué la su misión había terminado así? Era algo que no sabía, se suponía que ella iba a matar al demonio - ¿Por qué Dios me das este final? ¿Te he ofendido? ¿No obré bien? - Pensó ella. De pronto volvió a abrir los ojos, el demonio aún no había cumplido su cometido de asesinarla. Entonces vio como él se preparó y bajó la punta del arma asesina a toda velocidad, cerró los ojos nuevamente. Escuchó el metal golpear contra el suelo, seguramente él la había acuchillado tan fuerte que la punta la había atravesado y rompió algo debajo de ella, pero no sintió dolor. En cambio observó como el joven que hasta hace poco había intentado matar, estaba levantado la piedra que tenía prisionera su ala con su arma haciendo de palanca.

El heredero de Lucifer N°1: SoberbiaWhere stories live. Discover now