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-. ¡Bellamy! ¿Qué haces aquí? ¿No sé supone que tienes que estar ahí dentro? – le preguntó su amiga extrañada.
.- Sólo he venido a daros la entrada a la fiesta oficial y detrás viene la dirección del local.- Sonrió mientras repartía las entradas a todos los amigos.
.- Pero ...- a Clarke no le apetecía ir pero no sabía tampoco como negarse - ... yo...prefiero no ir, chicos ir vosotros – sonrió temiendo que no la hicieran caso.
.- Tonterías , allí os veo ¡a todos ! ¡no me falléis!.- dio media vuelta y bajó hasta el pasillo que dirigía hacia el interior del escenario.
Clarke quedó derrotada, esa fiesta no sería el sitio más divertido del mundo con toda esa gente remilgada que dirigían la obra y además no quería poner a Lexa en un compromiso. No sabía cómo esta iba a reaccionar ante ella delante de todo el mundo.
Si Lexa reclamaba que Clarke estuviera a su lado, alguien podría darse cuenta de la situación y meterlas en serios problemas, sobre todo para la morena. Pero si por el contrario su chica pasaba de ella para que nadie pudiera relacionarlas, a Clarke esa indiferencia le dolería mucho y sabía que no podría aliviar su dolor pensando en que Lexa actuaba así por su bien.
Aún no conocía del todo la forma de ser de esa preciosa chica que le había robado el corazón pero tenía que ser consciente que esta podría destruírselo como y cuando deseara.
Traisy dio varios saltitos y abrazó eufórica a Bodo que la recibió contento de la oportunidad laboral que tenía por delante, en esa fiesta habría grandes personaje del mundo de la escena.
.- ¡Vamos Clarke ! – dió un empujoncito a su amiga, que parecía haberse quedado perdida en sus pensamientos y se mantenía seria e inmóvil. - ¿Clarke qué te pasa? – tiró de ella hacia la salida agarrándola de la mano hasta estar en la calle. La rubia se dejó llevar sin salir de sus pensamientos.
El taxi iba bastante despacio, había mucho tráfico a esa hora de la noche por el centro de la ciudad, el tiempo acompañaba a la fiesta y muchos fans de los famosos aprovecharon para recibirlos en la entrada del hotel, donde ya se estaba animando la fiesta.
Clarke miraba por el cristal nerviosa, no sabía qué se iba a encontrar y mucho menos como acabaría la noche, deseó estar en su cama del hotel bajo sus sábanas bien resguardada del mundo esperando impaciente la llamada de Lexa .
Llegaron a una intersección de calles muy anchas y largas, en todas direcciones se podían ver los adornos en las grandes farolas que iluminaban casi como el sol todos los rincones de esa zona de la ciudad volcada en el musical.
Al torcer la calle hacia un lateral del hotel, vio con sorpresa y temor como en la puerta de una gran sala de fiesta; "El Tree" según ponía en el letrero luminoso de la fachada, se había preparado un pasillo cruzando la acera entre la carretera y la entrada al local.
