29. uno.

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-¿Podemos entrar a verla? -pregunto con esperanza.
-Claro. -Responde el doctor. Al oír eso, al momento tengo la mano en el pomo de la puerta.
-Eh chico. -me para el señor de la mala leche.- para el carro. Familiares primero. Soy el padre de Alba, creo que tengo prioridad.
-Oh, claro. -respondo. Wow, buenas condiciones para conocer a tu suegro.¿Ex-suegro? Bueno, lo que sea.- Entonces, por favor... -digo abriéndole la puerta.
Tras estar quince largos minutos dentro de la sala, en los que solo se pueden oír ruidos desoladores, por fin abandona la habitación.
-Dice el doctor que esperemos diez minutos entre visita y visita, así Alba puede procesar la información bien. -dice su padre. Al terminar, no se puede contener y se echa a llorar.
-Eh, tranquilo. -intento consolarle.- todo va a ir bien.
-Muchacho, ¿Quién eres tú?
-Soy el ex-novio de su hija, señor. Pero le sigo amando como el primer día que la vi. Me llamo Dylan.
-Encantado Dylan, yo soy Arturo. -nos estrechamos las manos cual empresarios.- La verdad es que no sé qué voy a hacer sin mi niña. Al mundo no le debo caer bien, ya me quitó a mi mujer, y ahora me quiere quitar a mi única hija.

Me acuerdo de la tarde en la que Alba me habló sobre su madre. Murió cuando ella solo tenía 13 años, a causa de un cáncer de mama horrible. Comprendo a este pobre hombre, estoy seguro que no se merece nada de lo que le ha pasado.

-Siguiente. -dice el doctor desde dentro de la habitación.

Me levanto del asiento y paso a la sala. La imagen que puedo observar me destroza: Alba en una camilla, con los ojos cerrados, y el cuerpo lleno de tubos de oxígeno.

-Hola amor. -comienzo a decir.- no sé por dónde empezar. Quizás sí, debería empezar pidiéndote perdón, por todas esas veces que te hice sentir sola, pero estaba preparando una sorpresa para tí, y el tiempo se me echó encima. Te amo, Alba. Y eso nunca cambiará. Si me has fallado, lo superaremos. Si te he fallado, lo superaremos. Superaremos todo juntos. Incluso este coma. Alba, despierta. Hazlo por mí, por todas las personas que te quieren, por favor. Cariño, estoy completamente seguro que eres el amor de mi vida, y estas dos semanas sin ti me lo han confirmado. Si no despiertas, sinceramente yo tampoco despertaré de la pesadilla de vivir sin tí. Alba, nunca olvides que eres mi alma gemela, aquí te esperaré siempre.

No puedo evitar soltar unas lágrimas al ver a Alba así. Es la mejor persona que he conocido nunca, y no se merece nada de esto.

El médico me dice que mi tiempo se ha pasado, que abandone la sala.

Salgo de la habitación y van entrando las demás personas. Al final del día, pido a todos que se vayan, ya que voy a estar yo día y noche con Alba. Y extrañamente, me obedecen. Todos los conocidos de la castaña se van a sus casas, y yo, entro en la habitación.
-Hola otra vez, amor. -digo.- ¿Sabes qué? Hoy he conocido a tu padre, es un hombre maravilloso, aunque creo que no le caigo muy bien. Además, no es ni el momento ni el lugar adecuado para conocerle. Bueno, me voy a dormir, si necesitas algo, no dudes en despertarme.

Y dicho esto, me acomodo en el sillón que hay enfrente de la cama e intento dormir. Es frustante hablarle a alguien que no te puede contestar, y que no sabes con certeza siquiera si te puede oír. ¿Cómo reaccionará al verme cuando despierte?
Eso en el hipotético caso que lo haga.

Gajes del oficio. {Dylan O'Brien}Where stories live. Discover now