CAPÍTULO I: LA TRISTE REALIDAD DE UNA NIÑEZ OLVIDADA

1 0 0
                                    


"A veces nosotros podemos ser nuestros mejores amigos... pero también nuestros peores enemigos."


No tengo muchos recuerdos de mi infancia, realmente todos los que conservo en mi desgastada memoria son desmotivantes y los pocos en los que disfruté la alegría de la niñez fueron al lado de Alice.

Alice era esa persona que me brindaba una tibia sonrisa cuando mis ojos explotaban en llanto hasta nublarse y otorgaba un abrazo reconfortante cada vez que mi corazón desistía de su labor para helarse un poco más, por la forma en que la describo podrían pensar que era mi hermana, o mejor aún: Mi madre, pero no, Alice solo era un producto de mi joven imaginación, o al menos eso pensaba.

Alice era la perfecta auto defensa de una niña que a su corta edad debía madurar y aceptar la fuerte y cruda realidad, una niña que a la tierna edad de 5 años sintió aquel portazo en el rostro que nos da la vida cuando algo no va bien, sabía que podía contar con ella para todo, sabía que ella siempre traería felicidad donde alguna vez hubo lágrimas, pero solo había una complicación: Yo no sabía su verdadero nombre, esto fue lo que me hizo llamarla con el nombre de "Alice",  tan llena de sorpresas, conocedora de lugares que nadie hasta ahora había conocido... Excepto yo.

Nunca pude materializarla más que en sueños, ahí era donde viajábamos a su mundo, lleno de tantas maravillas que todos desearíamos tener en este lapso tan banal al que llamamos "vida", maravillas que cualquiera que las viera sentiría correr por sus venas la envidia igual que algún potente veneno que apagaría su existencia intoxicándola de rencor; sin embargo no puedo prescindir el hecho de que mi estancia nunca duraba más que un sueño por día, pero a veces me gustaba quedarme un poco más, aunque no me fuera permitido, pero he de decir que ahí el tiempo pasa como si fuese un suspiro cuando aquí podría durar la eternidad misma.

No recuerdo con certeza cuando fue desapareciendo de mi vida algo que fue tan vital para mí como "Alice", ella solo desapareció en una neblina densa de pensamientos y preocupaciones de la vida adulta, se fue tan sutil como la brisa en el mar, pero lo suficientemente fuerte para dejar un triste y melancólico agujero en mi alma.

Realmente no puedo decir que tengo un recuerdo fijo y claro sobre ella después de la escuela primaria, de hecho... El último día que conviví con ella fue antes de inmiscuirme en las primeras preocupaciones y compromisos de la pre adolescencia: El tener un novio; si es que así se le puede llamar al extraño vínculo afectuoso que creo haber formado con él. Su nombre es Damian, y nuestra relación se dio lugar a principios del segundo curso de la escuela secundaria, puedo sentir ese día, aún lo guardo en algún sombrío lugar dentro de mi ser y de mi alma, siguió ahí por largo tiempo, pero los recuerdos no se borran ¿Saben ustedes?, solo los archivamos en un lugar abandonado y olvidado para no abrirlos a menos que lo necesitemos, ¡Menuda gente que solemos ser!, tomar y sacar a la luz las cosas que necesitamos cuando nos conviene, pero ocultarlas y no darles su lugar cuando no nos favorece incluso con la propia mente, pero bueno, así trabaja nuestra decadente realidad, con miles de archiveros abandonados llenos de información valiosa y con una fuerte carga emocional acumulada que simplemente desechamos.

En fin, aquel día habíamos sufrido nuestra primera pelea sentimental, Alice, que ya solo aparecía de vez en cuando, decidió presenciar el momento y consolarme, aunque no sabía cómo, probablemente fue la primera vez que me vio como una desconocida, la primera vez que no sabía que decirme para hacerme sentir mejor, ya que, para este tiempo ella ya no sabía nada de mí; y es que, al haber crecido acepté que solo era un producto de mi imaginación, y hasta este punto de mi vida ya sentía haber enloquecido al intentar hablar con "ella", así que sin pensarlo mucho cogí el teléfono y marqué a uno de mis teléfonos rápidos, en la pantalla se podía leer el nombre: "Sandra", para ese momento, mi mejor amiga.

—¿Quién la necesita? ¿He Perdido acaso la cordura?— me repetía en voz baja mientras el teléfono daba su tono correspondiente; aquel tintineo se me hizo eterno, mientras esperaba a que contestara el teléfono comencé a sentir una mirada tan penetrante que me provocó un escalofrío que me recorrió cada milímetro de mi espalda, aquellos escalofríos solo podían significar algo: Alice seguía en esa habitación, y más preciso aún, se encontraba detrás de mí.

No soy una persona muy paciente y decidí cortar el tintineo por el bien de mi salud mental y voltear para satisfacer mi curiosidad, pero el cuadro que apareció ante mi no era lo que yo esperaba ni mucho menos; podría decir acertadamente que me paralizó completamente,  aquella "persona" era Alice, pero no era mí Alice... Su confiable y dulce mirada había cambiado por una sádica y cínica que atemorizaría a cualquiera que la mirara directamente a sus perfectos ojos verdes, mientras que su tierna y tibia sonrisa también había sido sustituida por una que rozaba en lo insano, su aspecto tan familiar se había transformado en una expresión tan sombría y tan rencorosa que apenas puedo describirla, su mirada profunda y su gesticulación tan suave cambiaron drásticamente por una seriedad tan estricta que es difícil describirla.

—Nos volveremos a ver—  Dijo antes de desvanecerse y combinarse con la luz del sol de mediodía que entraba rebelde por una de las ventanas, lo recuerdo... Y no lo creía, no podía ser verdad que después de tanto tiempo aquel tumor dañino que me impedía madurar apareciera amenazando con volver, todo lo que había construido en este tiempo, todo lo que podía llegar a ser, postergado por esta sorpresiva aparición.

—¡Maldición!— Me dije a mi misma. —Estoy volviéndome loca, ¿Necesitaré ayuda profesional?, no confío en ellos, siempre creyendo que te conocen, que conocen tú forma de pensar y lo que escondes en tú mente ¡Farsantes sin alma! ¿Jugar con la mente de alguien? ¡Menudo trabajito se fueron a echar encima! No podrán conmigo, se los aseguro. Estoy más cuerda que su propia madre, ¿y aun así me revisaban? ¡Ya no saben de dónde sacar más plata! — No sabía hasta qué punto estaba consciente de lo que estaba diciendo, he de decir que aquella visita me afectó bastante, pero no lo suficiente para mantenerme así los tres años siguientes... 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 30, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

The dream of the blood.Where stories live. Discover now