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—Supongo que comeremos fuera —comentó Karin mientras salía de la cocina.

—¿Ah sí? ¿Y con qué dinero, sí se puede saber?

*

—Antes de que se vayan... —interrumpió la mujer la guerra de miradas envenenadas entre su esposo, su hijo y los invitados*—. ¿Por qué razón estaban peleándose cuando llegué de comprar la despensa?

—Sencillo mamá, éstos anormales querían que Yo trabajará con ellos cual sirviente —respondió un furioso Dudley.

—¿Y...? —preguntó Petunia, como no entendiendo lo que escuchaba.

—¿Cómo que "y"? —gritó el joven.

—Es natural que no quiera hacer el trabajo del anormal —contestó Vernon, ufano por las palabras de su retoño.

—Yo puse a mí hijo a hacer algo, es completamente normal que aprenda a hacer las cosas por él mismo.

—¿Cómo dices? —inquirió—. Petunia querida, nuestro hijo no tiene porque hacer lo que le corresponde hacer a Potter.

—Sí el chico puede hacerlo, Dudley también, ¿Acaso piensas dejar que el chico se luzca en algo tan sencillo, que Dudley puede hacer?

—Por supuesto que no, Dudley, enséñale a tu madre de lo que eres capaz —ordenó tío Vernon—. Demuestrale que eres y siempre has sido mejor que Potter.

—¿Acaso están mal de la cabeza, o éstos fenómenos les lavaron el cerebro?

—¿Fuiste tú Sasuke? —preguntó Suigetsu mientras tomaba algo de la mesa y lo llevaba a su boca, para después escupirlo—. ¡Vaya que la mujer no cocina!

—¡Vamos a buscar buena comida! —exclamó Kiba, que estaba en el patio con su hermana y sus compañeros de pelea, por orden de Petunia—. Y largemonos de éste lugar.

—Mira que traerme a pasar penurias, Sasuke —se quejó la Inuzuka, sólo para molestarlo, acariciando la cabeza de Harumaru.

Mientras los Dursley discutían que hacer para no quedarse por detrás de Potter los shinobis se retiraron, sus cosas habían sido amontonadas en la habitación de Harry, que por cierto cerraron muy bien con llave, sólo por sí las dudas.

Se pasaron afuera toda la tarde, como el día que se conocieron, llevaron a sus compañeros que no iban con ellos la vez pasada a los mismos lugares a los que fueron, claro que a algunos no pudieron entrar porque llevaban mucha compañía, entiéndase como los canes ninja. Sí antes Harry se había divertido definitivamente esto estaba a otro nivel, los chicos eran mayores que él y actuaban como adultos responsables pero también se sabían divertir, justo como lo harían los niños.

*

—¿Todavía no? —preguntó Sasuke.

—No —Karin suspiró, ya llevaban rato con lo mismo, Sirius les había dicho que se aseguró de que antes de cambiar de guardia les dejarían por lo menos una hora. Suponiendo "Harry" que ahora sí lo vigilarian día y noche, no haría nada estúpido, pero ya era de noche y aún no cambiaban la guardia.

También estaba el tema de ese hombre, aún cuando la guardia había cambiado por lo menos dos veces durante el día, ése hombre no se había movido, lo había identificado como Ojoloco. El hombre bien podría hacerse pasar por alguien de la división de interrogación y tortura*, verlo hacía que un escalofrío te recorriera la espalda, no era feo, claro que no, pero algo en él hacía que desconfiaras hasta de tu propia sombra. Algo feo debió haberle dicho ése tal Dumbledore cómo para que el hombre no se moviera de ese lugar.

La Orden del Shinobi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora