09-10-2016

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Diario, a veces pienso que a Lauren se le va completamente la cabeza. ¡Tan solo entiéndeme! 
Ayer fui a su casa para hablar acerca de aquel desconocido que parece ser Dylan. ¡Imagínate si es él! Pero a Lauren no se impresionó nada cuando le dije que podría ser Dylan, dado que él iba a ser MI pareja. ¡Suena tan bien!
Pero no, a ella lo que le impresionó fue el cómo había conseguido mi número. Y es verdad, ¿cómo lo habrá hecho? Es decir, yo nunca se lo he dado. No tenía la valentía para hacerlo. 
A Lauren se le empezaron a ocurrir montones de ideas extrañas sobre cómo lo había hecho, a cada cuál más disparatada que la anterior. Me da que estar encerrada en su casa y sin poder salir a correr los sábados por la mañana le está pasando factura. 
Finalmente, llegamos a la conclusión de que se lo había pedido a alguien que lo tuviera, probablemente a Blair. ¡Esa chica tiene un montón de documentación personal! Y no hablo de SU documentación, sino la de el resto de personas. ¡Tiene mi contraseña del ordenador! Esa chica da miedo...
En fin, la cuestión es que... ¡Dylan Blake tiene mi número! Madre mía, madre mía, madre mía. ¡Podría llamarme! Oh, dios. ¿Y si me llama? ¡¿Qué hago si eso pasa?! 
Cuando me puse en plan dramática, como ahora, en casa de Lauren; ella me dijo que debería llamarlo YO. ¡¿Está loca?! Le dije obviamente que ¡NO! No podía llamar a Dylan, y mucho menos del ridículo que hice el viernes con el tema del coche. A lo mejor ahora ni siquiera quiere ser mi pareja de proyecto. Es decir, ¿quién querría jugarse una nota importante con una despistada como yo? La respuesta es simple, NADIE.
Oh, madre. Ahora mismo estoy escribiendo esto, tumbada en mi cama con el móvil al lado, ¡y está vibrando! Alguien me llama... Voy a ver quién es... ¡AAAAAAAH! ¡Número desconocido! ¡¡¡Es Dylan!!! Voy a contestar, luego escribiré la conversación. Deséame suerte, diario. ¡La necesito!

Hola, estúpido diario. Sí, estoy de mal humor otra vez. ¡No me lo puedo creer! Te voy a contar lo que ocurrió cuando descolgué la llamada telefónica que SUPUESTAMENTE era de mi Dylan.

Número desconocido: Hola, eum... Marta. No pensé que me cogerías el teléfono. Es más, creí que me colgarías nada más ver mi número en la pantalla.

Marta: ¿Connor...?

Connor: Sí, el mismo.

Marta: Oh, creí que era otra persona. Tendré que agregaros a los dos en contactos.

Connor: Ah... Ya veo...

Marta: Y, ¿cómo conseguiste mi número? 

Connor: ¿No es obvio? Blair me lo pasó. Esa chica tiene de todo... Da hasta miedo.

Marta: Y que lo digas. Supongo que así fue cómo lo consiguió Dylan también.

Connor: Ah... Sí, Dylan. ¿Y te suele llamar?

Marta: Pues no, no me ha llamado... ¿Por qué no lo hará?

Connor: Y... ¿Vas a hacer el trabajo con él?

Marta: ¿Cómo lo sabes?

Connor: Ah, Blair me lo dijo...

Marta: Pues vaya acosadora.

Yo me reí y pude escuchar como al otro lado de la línea, Connor suspiraba con cansancio. ¿Qué le pasaba? No lo pude evitar, a parte de torpe soy una bocazas. 

Marta: Escucha, Connor, ¿ocurre algo? Te noto algo decaído.

Connor: Es solo que aún no he empezado con el proyecto ese del diario. Es decir, no sé ni como empezar. Y tampoco tengo tiempo para esas estupideces. Además... Si nos hacen escribir un diario, tendrán que comprobar que hemos escrito todos los días desde que empezamos. No me da la gana de que Matilde, nuestra tutora, se entere de mis cosas privadas. ¿No te parece?

Y Connor tenía razón, hasta ahora no lo había pensado. ¡Y creo que me he dejado llevar! Porque he escrito de todo aquí. Como veo a mis compañeros, lo que ocurrió con Connor, mis humillaciones públicas... ¡Y sobretodo cosas sobre Dylan! Si alguien se entera de la de idioteces que hay aquí, seré el hazme reir del instituto. No no, ¡del mundo entero! Y creo que me desquicié tanto que Connor lo notó porque dejé de hablarle.

Connor: Eum, ¿Marta? ¿Sigues ahí? 

Marta: Sí, perdona. Es que no había caído en la cuenta de lo que has dicho. Creo que le preguntaré a Matilde si ella va a leer los diarios, o... Si nos va a obligar a leerlos delante de toda la clase.

Palidecí con mi propia suposición, y aún lo hago. Tan solo con pensar en el hecho de que alguien puede enterarse de estas cosas me pone enferma. Aunque si me enfermo, podré faltar a clase y no tendré que soportar las burlas, y podré quedarme haciendo compañía a Lauren. ¡Qué bien! Algo positivo de todo este enredo.

Connor: ¿Tú ya has empezado a escribir? 

Marta: Sí, desde hace unos días.

Connor: Y, ¿has escrito algo sobre mí?

Marta: Puede que sí, o puede que no.

Connor: O, vamos Marta, dímelo.

Me hacía gracia poder jugar con él de esa manera. Era divertido hablar con él, aunque solo lo hubiésemos hecho unas pocas veces en estos días.

Connor: Pues yo empezaré cuando empiecen a ocurrirme cosas interesantes. Me imagino que a ti, con tu torpeza, te pasará algo nuevo cada día.

Y había dado en el clavo. En el fondo, mi vida puede llegar a ser hasta divertida, cuando no se desmorona ante tus ojos mientras no puedes hacer nada. Vamos, unas dos o tres veces al mes.

Marta: Pues tienes razón, a mi es que me pasa de todo.

Connor: Eum... Oye, Marta. Me gustaría ir hoy a tu casa, si no es molestia. Tengo una duda sobre los ejercicios de física.

Sí, diario. Podré ser torpe y mucho más, pero mis notas son bastantes buenas. No sé como me las apaño, estudiando el día antes del examen. Pero soy alumna de notables y sobresalientes. Y, ya que Connor me había acompañado a casa el otro día, ¿cómo le iba a decir que no? Así le devulevo el favor.

Marta: Pues claro, ¿vienes a las cinco?

Connor: ¿Esta tarde? Pues claro, gracias.

Marta: No hay de que. 

Connor: Bueno, ya nos veremos. Hasta esta tarde.

Nos despedimos el uno del otro y colgué la llamada. Tengo que ponerme YA a lim piar todo mi cuarto. ¡Porque está todo patas arriba! Si Connor ve esto, no querrá volverme a hablar. Y como encima es un chico, y un pervertido, me encargaré personalmente de esconder cualquier objeto personal o ropa íntima que esté ahora mismo a la vista. Vaya trabajo me espera. Creo que luego le peguntaré que opina de mi cuarto y, ¡así ensayo para cuando venga Dylan! Madre mía... Yo con Dylan, a solas en mi habitación... ¡Podrían pasar tantas cosas! Vale mejor me relajo. Y también me aseguro de que las cosas que estoy pensando me ocurran CON Dylan y NO con Connor.

¡Hata la próxima, diario!

¡Hata la próxima, diario!

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Diario de una torpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora