Capitulo 30: ¿Un Cafe? 1/2

695 35 3
                                    

Jane

Doy vueltas y vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño. Pero que tonta soy. ¿Como voy a conciliar el sueño si ya hacen más de las once de la mañana? Todavía es temprano.

Me siento en mi cama y le echo un vistazo a mi habitación. Esta igual de siempre, mi tocador cerca de la puerta, la puerta del baño cerca del armario y un pequeño escritorio al lado. Me levanto sin ganas y me acerco a la ventana, abro un poco la cortina pero inmediatamente la vuelvo a cerrar debido a luz. Me sentía una especie de vampiro que le hace daño el sol.

Me vuelvo a la cama sintiendo como mis alegrías andan por el suelo. Abrazo la almohada y no logró más que sacar una lagrima. Me sentía estupida por todo esto. Estaba confundida también. Al fondo se escuchaba Runaway de Aurora. Ha Abi le gustaba esa cantante, porque dice que sus canciones son algo serenas y melancólicas y buenas para inspirarse. Yo solo lo utilice para aflojar  mis sentimientos encontrados.

Todavía no me sentía bien por Matthew... ¡Dios! No puedo ni recordarlo tenía miedo y me sentía tonta. Es mi mejor amigo pero he llegado a saber que lo que sentía en mis adentros por el ahora han vuelto y aún mayores, y eso no era lo único si no que el también sentía lo mismo. Y lo pero eso que ahora no se porque no solo lo acepto y ya, siento algo que no funciona conmigo ahora, como si algo me lo impidiera pero no tengo idea de que es.

Escucho que alguien toca la puerta, pero no le hago caso. Más lo único que quiero ahora, es estar sola y meditar en mis propios problemas. El sonido vuelve y me hago la dormida. Al parecer no les importa si este dormida o no porque de todos modos abren la puerta.

–¿Jane?– reconozco esa voz, aunque ha cambiado debido a su estado– Jane, sé que no estás dormida.

Me volteo y la veo que se acerca con una mirada seria. Amy se sienta en la orilla de la cama y me ve fijamente.

–¿Como estas?– preguntó con un hilo de voz. Había estado llorando toda la noche y de seguro no estaba en un buen estado ahora.

–Pues, mejor– responde encogiendo los hombros– Papá y Amanda me llevaron a la clínica y me regresé porque sinceramente hubiera quedado soportando los acosos de Amanda.

Rueda los ojos y me hace reír. A pesar de ser una niña de doce años es una buena hermana, me entiende y es como mi segunda mejor amiga.

–Y tú ¿Como estas?

Suspiro y sorbo un poco mi nariz. Me sentía patética en este estado enfrente de mi hermana menor. Cuando yo debería consolarla a ella por su enfermedad, ella me consuela a mi por mis estupideces.

–Pues, Algo confundida– respondo. No quisiera darle muchas explicaciones pero espero llegue a entender.

–¿Es Matthew?– pregunta. Yo la veo con otras ganas de llorara y asiento. Escuchar su nombre me ha puesto algo sensible y llorona.

Ella se acerca y quita los mechones que tenía pegados a mi rostro por mi humedad de lágrimas y mocos. Era un desastre en ese momento y me sentía mal. Ella me abraza y me le devuelvo el gesto. No tuvo que decir nada para consolarme, solo un gesto de hermana detuvo todo. Era ese tipo de abrazos que te ayudan a olvidar todo y sentirte bien. Ella se separa y me sonríe.

–Hazme un favor– pide y yo asiento– Levante y báñate, apestas.

Río con varias lágrimas en los ojos y asiento.

–Lo haré– contesto.

Me devuelve un abrazo y me deja de nuevo Solá en mi habitación. Creo que después de des vaciar  mis párpados me han llenado las ganas de salir. Algo perezosa pero mejor.

Un Amor Musical /EDITANDO/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora