Red delicious

18. Chestnut red

Al entrar a la habitación, Yuri cayó sobre la cama al tropezarse con sus propios pies. Había echado a correr del ascensor cuando sintió el calor aumentar en su cuerpo, abrió apenas el enorme penthouse y se encerró en la que sería su habitación. Su ropa comenzaba a humedecerse y se aferró a las cobijas, negando; admitía que estaba algo asustado, una puerta no iba a detener al alfa.

Mordió su labio inferior y se puso de pie, comenzando a buscar en su maleta la sudadera de Otabek, tenía que ayudarle un poco a soportar el estúpido y sofocante calor.

Sonrió al encontrarla y se la llevó a su nariz, olfateando el olor a chocolate que provocaba demasiadas cosas en su interior, cosas nuevas que no quería analizar en ese momento.
De camino de vuelta a la cama, comenzó a desvestirse, fastidiado por el calor en su interior que aumentaba cada vez más.

Se abrazó a la sudadera y restregó el rostro en ella, sería una larga semana, pero haría lo mejor para aguantarlo bien sin provocar al mayor. Escuchó golpes en la puerta y volteó a verla, algo asustado, no podía ser nadie más que Otabek y...tenía miedo de que las cosas terminaran muy mal.

— ¿Yuri? —preguntó pegado a la puerta, comenzaba a percibir el delicioso aroma del menor.

No respondió, escondiéndose en la sudadera que tenía entre sus brazos.

— ¿Estás bien? —volvió a preguntar, esperando paciente su respuesta—. ¿Necesitas algo?

—No, vete —murmuró tan bajo que apenas se escuchó él mismo, y la verdad no estaba seguro de que le hubiera escuchado.

— ¿Estás seguro?

Soltó un suspiro, era un alivio saber que si le escuchaba, pero también se sintió demasiado vulnerable. Se sentó en la cama y se puso la sudadera de Beka, cubriendo su cabeza con el gorro, que era tan grande que le tapaba hasta la nariz.

—Sí.

— ¿Y tienes supresores?

Se mordió el labio y quiso correrlo, ¿por qué seguía ahí? ¿Acaso...estaba preocupado?

—No.

—Iré por unos, ¿sí?, no vayas a salir.

Hizo un ruidito con la boca como afirmación y se removió en la cama, dándole la espalda a la puerta, se sentía tan mal con Beka, tan culpable por haberle dicho que no quería nada con él y sobre todo porque deseaba salir para poder pasar su celo a su lado...así que sólo le quedaba resignarse a pasar la semana entera en la habitación.

Pateó las cobijas fuera de la cama y se metió bajo las sabanas, pensando que si podía dormir un poco podría distraer el celo, aunque fuera por unas horas, las primeras que eran las peores e insoportables. Se hizo ovillo, asegurándose de olfatear el dulce aroma del alfa y cerró los ojos. Mientras caía en la inconsciencia se preguntó si podría volver a casa cuando su celo pasara, si Saoirse se mejoraría pronto ahora que Sean estaba ahí y si alguna vez tendría la oportunidad de intentarlo con su alfa destinado; la sola idea le provocó una enorme y tierna sonrisa de la que nadie se enteraría.