Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)

#11

— Basta Tao, vas a lastimarlo. — dije intentando sacarle al pequeño de encima, quien intentando jugar estaba golpeando al pobre Hoseok.

— Soy el mejor.

— Lo eres, ahora deja de golpearlo. El es viejo y está cansado. — bromee.

— ¿Sabes? Ella no puede defenderse.

— Lo sé, papá dice que no tiene fuerza.

— ¿Quieres ver cómo le gano?

— ¡Si! — gritó mi hermano emocionado, Hoseok me tomó por la muñeca suavemente haciendo que caiga al suelo, sobre él.

— Defiéndete. — me retó, intenté zafarme de su agarre pero obviamente era mucho más fuerte que yo, mi hermano lo animaba desde el sofá.

— Traidor, soy tu hermana.

— Pero eres débil. — se defendió.

— ¿Lo ves? No puedes conmigo. — me dijo dándose vuelta, esta vez dejándome a mí en el suelo. Sus ojos buscaron los míos, me miraba fijamente con una sonrisa burlona pero no se movía ni un centímetro y eso comenzaba a ponerme nerviosa, podía sentir su respiración muy cerca, la posición ya de por si era muy incómoda, pero lo era más cuando la persona que está sobre ti te gusta.

¿Me gustaba Hoseok? Si, realmente lo hacía, lo descubrí en ese momento en el cual no pensaba en otra cosa más que en sus labios sobre los míos.

Él lo notó, bajó su mirada hacia mis labios tal y como yo había hecho segundos antes, él mojó sus labios y yo intenté controlarme para no tirar de él hacia mí y hacerle lo que estaba pensando. El se acercó más y yo cerré los ojos.

— Perdiste. — dijo haciendo que sus labios rozaran los míos.

— ¿Q-qué? Si, si, perdí. — respondí como pude, él se rió y acortó la distancia que nos separaba pero...

— Es mi turno de pelear con ella ahora. — interrumpió el niño.

— ¿Qué? No, no, se acabaron las peleas. — dijo el muchacho sentándose y tirando de mi mano para que yo haga lo mismo. El estaba como si nada, sin embargo yo no podía dejar de mirarlo, ¿realmente iba a besarme o estaba jugando? Cuando él me miró desvié mi mirada hacia mi hermano, diciéndole que ya era tiempo de merendar y ver sus dibujos animados preferidos.

Nos divertimos mucho, mi amigo y Tao se llevaron realmente bien. Hoseok me confesó que le encantan los niños, aunque ya lo había notado cuando conocí a su hermana, él realmente sabía como manejarse con ellos, mientras que yo hacia lo que podía, aunque también los adoraba.

Mi hermanito se había dormido en el sofá, lo arropé sin moverlo para no despertarlo, Hoseok me miraba desde el otro sofá, medio dormido, con sus ojos entrecerrados. Parecía un niño pequeño, se veía muy tierno, tanto que no pude evitar sonreír al verlo.

— ¿Debería abrigarte a ti también? — bromee.

— Deberías llevarme a la cama. — yo quedé petrificada ante sus palabras, eran cada vez más frecuentes las veces que él bromeaba así conmigo.

— ¿Q-qué estás diciendo?

— Ah, eres tan inocente. — rió.

— Pues sí, lo soy.

— Me refería a dormir. Dormir. — hizo hincapié en la última palabra.

— Y-ya lo sé.

— Lo que digas. ¿Estás mejor?

— Si, muchas gracias por...Quedarte.

— No fue nada, supongo que ya debo irme.

— ¡No! — grité sin pensar— Digo, no tienes que hacerlo, no es necesario. Te puedes quedar todo lo que quieras, si quieres claro, o no, puedes irte si es lo que deseas. Solo digo, lo que sea, sí, eso. — le dije nerviosa, él reía desde su asiento, hasta que se levantó acercándose a mí.

— ¿Estás nerviosa por lo de hoy? — preguntó burlón.

— ¿Eh? No, no, no.

— Yo creo que sí. — se acercó a mí, tanto que creí sentir como sus labios rozaron los míos, pero tal vez haya sido mi imaginación — No iba a besarte si es lo que te estás preguntando, así que cálmate.

— Ah...Yo...No creí que...Fueras a hacerlo, de todos modos.

— No ahora.

— ¿Eh? — cuestioné sin entender.

— Tengo cosas que hacer así que me voy.

— Oh...

— Si te sientes mal sólo llámame, ¿sí?

— Está bien.

— Saluda a Tao de mi parte.

— Lo haré. — dije abriéndole la puerta.

— Adiós. — se despidió tomando mi cara entre sus manos y dándome un beso en la frente, sentí la fiebre volver a mi cuerpo pero con más fuerza, éste hombre me provocaba demasiadas sensaciones.